En un concurrido acto, con la presencia de funcionarios del gobierno nacional, se realizó el acto de homenaje al fiscal Alberto Nisman, a dos años de su deceso, bajo las consignas "Justicia por Nisman" y "Donde hay memoria, hay justicia".
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Jueves 19 de enero de 2017
Los representantes del Poder Ejecutivo la vicepresidenta, Gabriela Michetti; Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos; Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios Públicos; el ministro de Cultura, Pablo Avelluto; el de Medio Ambiente, Sergio Bergman; y la de Seguridad, Patricia Bullrich.
También estuvieron Julio Piumato, la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, sus hijas, los fiscales Germán Moldes, Carlos Rívolo y Ricardo Sáenz, además del escritor Federico Andahazi.
El cierre del acto estuvo a cargo del fiscal Germán Moldes quien afirmó que: "Nisman murió por denunciar a Cristina Elisabet Fernández viuda de Kirchner. Nisman murió por denunciar a Héctor Timerman y a los 5 grandes del buen humor que le hacen coro". El orador que fungiera en los ’90 como funcionario menemista, fue aplaudido por una concurrencia bastante paqueta.
El 29 de diciembre pasado la Cámara de Casación Penal ordenó investigar la denuncia contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, acusándola de encubrimiento de los autores del atentado a la AMIA a partir de la firma del Memorándum de entendimiento con Irán. También fueron acusados en aquella denuncia Héctor Timerman, Luis D’Elía, Fernando Esteche y el camporista Andrés "Cuervo" Larroque, entre otros. Es importante señalar, que el giro del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hacia un mayor acercamiento con Irán siguió el giro de la política norteamericana de Barack Obama hacia ese país.
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Recordemos sucintamente que la muerte de Nisman sucedió el 18 de enero del 2015, un día antes de que el fallecido fiscal tuviera que presentarse ante el Congreso a ratificar su denuncia impulsado por las entonces diputadas Patricia Bullrich y Laura Alonso. Las circunstancias de la muerte dejaron abiertas montones de especulaciones con respecto a lo sucedido (suicidio, suicidio inducido o asesinato) y sobre los responsables, que variaban entre agentes kirchneristas, venezolanos, agentes iraníes, la ex-SIDE o la CIA, de acuerdo a de qué lado de la disputa política y judicial burguesa se ubicaban.
Lo cierto es que el mismo Nisman era un hombre que reportaba a los servicios de inteligencia locales y a su jefe operativo Jaime Stiuso, a la CIA y al Mossad, quienes tejieron la acusación contra Irán que el kirchnerismo sostuvo a velas desplegadas hasta el acuerdo con Irán. Y que en el transcurso de la investigación se reveló la corrupción del fiscal, que financiaba su disipada y costosa vida privada con el manejo indiscriminado de fondos públicos y dudosos dineros de origen privado. Nisman fue el mismo hombre que en la causa por el copamiento al cuartel de La Tablada, en 1989, encubrió la desaparición de los militantes Ruíz y Díaz, apresados con vida por los militares y nunca más vueltos a ver.
El caso Nisman trajo a colación que "el secreto está en el núcleo más interno del poder", como decía el pensador italiano Norberto Bobbio en referencia a lo que denominaba el sottogoverno de los servicios de inteligencia. La crisis desatada por la misteriosa muerte de Nisman mostró que en la ex SIDE seguían actuando los hombres vinculados al terrorismo de estado de la dictadura genocida, con Jaime Stiuso como su jefe; y que el poder judicial estaba completamente colonizado y corrompido por los dineros provenientes de las arcas de la inteligencia criolla. Pero, además, en su momento salpicó groseramente al relato "nacional y popular" ya que las acusaciones originales contra Irán y el gobierno real de los agentes de inteligencia por Stiuso, fueron promovidas y amparadas desde el núcleo central del kirchnerismo.
Con el cambio de gobierno y el ascenso de la derecha empresarial al poder cambiaron la relación y permitieron a los miembros más recalcitrantes del partido judicial retomar las denuncias de Nisman con el doble objetivo de, volver a sentar a Irán en el banquillo de los acusados y a Cristina Fernández de Kirchner.
El partido judicial se nutre de las cloacas de los servicios de inteligencia. Basta mirar algunos de los personajes. La ex mujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado ha sido calificada en más de una oportunidad, y con justas razones, como la jueza favorita de Stiuso. Pero además, quien encabeza la denuncia es el fiscal German Moldes, quien comenzó su carrera en la función publica en el año 1991, cuando José Luis Manzano lo nombro subsecretario de Coordinación del Ministerio del Interior y más tarde como secretario de Población.
Durante su gestión fue denunciado por el ingreso irregular al país del traficante sirio Monzer Al Kassar. A mediados de los ’90, ya como fiscal, Moldes designo como una de sus fiscales adjuntas a Eugenia Anzorreguy, sobrina del ex jefe de la Secretaría de Inteligencia Hugo Anzorreguy.
Con el menemismo, el kirchnerismo y Cambiemos el encubrimiento sobre lo sucedido en la AMIA en los ’90 fue una política de Estado. Ahora, con Nisman en el bronce de mártir supuesto de la República, vuelve a ponerse en marcha bajo las líneas planteadas por la Mossad. Pero además el macrismo salio a defender a capa y espada a Gustavo Arribas, acusado de lavar dinero de las coimas del Lava Jato en Brasil, ratificando que su política es seguir alimentando la impunidad dentro de las cloacas de los servicios de inteligencia.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.