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Red Internacional
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Paritarias. Un primer balance necesario del paro docente en Salta para retomar la lucha

Tras la reunión el martes pasado entre representantes del gobierno de Sáenz, del sindicato Sitepsa y delegados autoconvocados de la Plaza, y luego de 5 semanas de paro, se cerró una primera etapa del conflicto docente. Acá, algunas conclusiones.

Lunes 6 de septiembre de 2021 10:34

Foto: Juan Barthe

El martes por la noche, y luego de una jornada intensa de lucha, el gobierno provincial finalmente recibió a representantes de Sitepsa y del sector con dirección peronista de autoconvocados, que se autodefinen como de la Plaza. Ambos espacios impulsaron luego, por separado, asambleas para evaluar la propuesta y en ambas se decidió rechazarla, al mismo tiempo suspender la medida de fuerza.

Tras 5 semanas de paro, atravesadas por la paritaria nacional y las elecciones provinciales y nacionales, la docencia no alcanzó lo que quería pero logró romper el techo de la paritaria nacional de un 45,5% anual de aumento en cuotas y un salario para docentes que recién se inician de $40 mil a fin de año, que el ministro Nicolás Trotta firmó en agosto pasado con sindicatos nacionales, ligados al gobierno del Frente de Todos como CTERA, a espaldas de la docencia. Un acuerdo que intentaron replicar los sindicatos de la intergremial como ADP (CTERA), ATE, AMET, UPCN, SADOP y UDA, dirigidos por fuertes burocracias (como a nivel nacional) y que no llamaron a una sola medida de fuerza, ni impulsaron asambleas. Finalmente y producto de la lucha, superaron su oferta y firmaron un 15 % en cuotas que se suma al 36% ya acordado en febrero, y que alcanza un 51% anual.

La autoconvocatoria en las calles no solo rompió el techo de la paritaria nacional y provincial, si no que arrancó un 5% más al código 449 (solo para docentes) y conquistó que el sueldo de alguien que recién se inicia sea de 50 mil pesos en diciembre, $8 mil arriba de lo negociado por la intergremial. Frente a eso, en distintas asambleas, resonaron algunas preguntas: ¿es bueno o malo el arreglo? ¿es suficiente? ¿se podía ir por más?

Cruzado por la política

Un sector importante de la docencia salteña, mayoritario, estuvo en la lucha. Algunas semanas los porcentaje alcanzaron el 90%, pero frente a los ataques del gobierno de Sáenz y el temor a los descuentos, los números fueron disminuyendo las últimas semanas. Ataques que, además, fueron impulsados por la familia Romero, dueña de El Tribuno, que se convirtió en el pasquín oficial de desprestigio de la lucha.

En una huelga que estuvo totalmente cruzada por la política, todo el arco del Frente de Todos, Cambiemos y Unidos por Salta, estuvo muy “preocupado” para que llegara a su fin el conflicto antes de las elecciones de este domingo 12. No querían que se repitiera el escenario de voto en blanco y abstención de las pasadas elecciones provinciales, que tuvo la bronca y el desencanto con la política como protagonistas. Mucho menos, que esta pelea para que ningún docente sea pobre tuviera ese apoyo cada vez más extendido en otros sectores, que se identificaban con este reclamo básico, como se vio en la solidaridad de familias en cada movilización.

Todos acordaban en que no había más plata para la docencia; necesitan que en las elecciones de septiembre y noviembre se elijan diputados que voten el acuerdo con el FMI que solo puede traer más ataques al pueblo trabajador. En las antípodas, desde la izquierda las expresiones de apoyo y solidaridad, las denuncias a la represión se escucharon como una sola voz.

Las asambleas

Sitepsa, sindicato con alrededor de 1000 afiliados, sorprendió a la docencia llevando aquel martes el pliego a la baja, que nos dividió y que finalmente aceptaron los ministros de Economía Roberto Dib Ashur, de Educación Matías Cánepa y de Trabajo Alfredo Batule. Ante el planteo de la necesidad de una asamblea unitaria para decidir si se aceptaba la propuesta o no, y cómo llevar adelante el plan de lucha, siempre se negaron. En nombre de un acuerdo que tenían con autoconvocados de la Plaza que ninguna base votó. Y dejaron correr el ataque al derecho a huelga para docentes autoconvocados a través del decreto 428/21 que hoy permanece.

Por su parte, el sector de autoconvocados de la Plaza intervino durante todo el conflicto en forma conjunta con Sitepsa. Esto, que al comienzo un sector de las bases no veía mal, empezó a ser cuestionado. Además, porque no llamaban a asambleas y cuando lo hicieron (hacia el final) no abrieron la lista de oradores, negando la voz de las y los presentes. Decidieron, a espaldas de la docencia, quiénes entraban a la mesa de negociación con el gobierno y qué medidas de acción se llevarían adelante, cambiaron el pliego de demandas sobre la marcha, aceptaron la presión del gobierno para no trasmitir en vivo la reunión hacia afuera. ¿Y eso dónde se discutió?

Cercenaron la democracia de las pocas asambleas que impulsaron para cerrar el conflicto e impedir que en espacios abiertos se expresara la emergencia de la docencia que participaba en las masivas marchas y que pedía la unidad para decidir, que quería se discutiera democráticamente. Una estrategia consciente para que no se problematizara cómo masificar aún más la participación de docentes y cómo fortalecer la lucha, sumando a nuestras pibes y pibas y sus familias. Tampoco, cómo ganar a la opinión pública o cómo conquistar más aliados en otros sectores que salieron a las calles también, como lo empezaban a demostrar desde salud y municipales en el interior.

Este sector de autoconvocados, ligado a un viejo dirigente de ADP y Sitepsa como es Victor Gamboa y al peronismo local, además actuó en parte garantizando la paz social del gobierno nacional, provincializando la lucha. Se cuidaron muy bien de nombrar a Trotta o denunciar el rol de la ADP-CTERA y la CGT que nunca convocaron al paro ni a nivel nacional ni en el plano local, ni siquiera después de la represión. Porque son los garantes del ajuste en curso.

Alternativismo

La autodenominada asamblea provincial autoconvocada, con base en Orán e impulsada por la Tendencia de Tribuna Docente junto a activistas de distintos puntos de la provincia, emergió como una respuesta democrática frente al accionar de la conducción de la Plaza, tomando más impulso este año con algunas iniciativas de paros en el marco del crecimiento de los contagios por covid, agravado por la presencialidad sin condiciones en las escuelas.

Durante el conflicto (empezaron con la medida de fuerza el 2 de agosto, la finalizaron el viernes 3 de septiembre e impulsan un paro para este viernes 10) hablaron en nombre de la unidad pero tampoco la llevaron adelante. Este jueves 2 de septiembre, cuando se llevaba adelante una asamblea del sector de la Plaza en la capilla de San Silvestre, eligieron no asistir e impulsar su propia asamblea en el horario de la noche. Era el momento para pelear el rumbo del conflicto y el balance, de cara a su base, con la misma fuerza que se expresa en cada asamblea bimodal que impulsan. Algo que podría haber fortaleciendo incluso la pelea para que se sumen al cuerpo de la conducción nuevas delegadas y delegados de Orán, Tartagal o Capital, con los mandatos de las bases de esas localidades y departamentos. Esta práctica no solo estuvo ausente en el final si no durante todo el proceso. Lo consideramos un error, que le hace un favor a la dirección mayoritaria peronista de autoconvocados de la Plaza.

La pelea para que se concretara una asamblea unitaria hubiera permitido masificar la participación, y que muchos docentes que dudaban ante las amenazas de Sáenz, Villada o Cánepa, y no entendían a fondo por qué era la división, hubiesen sido parte de las decisiones y pasos a seguir. También, le hubiera dado más fuerza a la necesidad de unificar con otros sectores de trabajadores y con las familias.

¿Cómo seguir?

Desde la agrupación docente 9 de abril, que impulsamos docentes del PTS en el Frente de Izquierda Unidad y no organizadas, dimos la pelea en cada momento y en cada asamblea donde participamos para unir la lucha. Fuimos quienes difundimos un petitorio junto a autoconvocados de capital con un llamado especial a las y los delegados de la Plaza y a Sitepsa, para que convoquen a una asamblea unitaria donde todos y todas tengamos voz y voto. Y que esa asamblea debía ser la que decida en cada momento, ante cada propuesta, los pasos a seguir. También, fuimos quienes buscamos hacer de esta lucha una causa popular, ligándola al conjunto de la comunidad educativa (familias y estudiantes) y a los movimientos sociales. Como sostuvimos una y otra vez, el ajuste de los gobiernos nacional y provincial van de la mano con el fortalecimiento de los sindicatos como únicos interlocutores, a espaldas de la autoconvocatoria y, por eso era imperioso fortalecer la lucha y masificarla.

Creemos que haber pateado el techo paritario es un paso de un camino más largo, para conquistar un sueldo por cargo que cubra la canasta famiiar, y que es momento de reorganizarnos en cada escuela, de manera democrática, y juntar fuerzas. En lo inmediato, para enfrentar los descuentos que el gobierno de Sáenz sigue aplicando de manera selectiva a quienes paramos en los meses de mayo y junio.

Desde la 9 de abril vamos a seguir peleando por esta perspectiva. Pero también, desarrollando una alternativa por izquierda. Porque ya vimos que el Frente de Todos en el gobierno y en la conducción de nuestras organizaciones no tiene nada que ofrecer a la docencia ni al pueblo trabajador, que nada bueno puede venir de la mano del FMI. Si realmente queremos que esta vez el ajuste no recaiga sobre nuestras vidas y la crisis no la paguemos las y los trabajadores, tenemos que organizarnos para fortalecer las peleas que se vienen. Para que la decepción y la bronca que se expresaron con fuerza en las elecciones provinciales como voto en blanco y abstención, se transformen en un apoyo al Frente de Izquierda. Para que dos grandes luchadoras docentes de la lista 1 A “Unidad de la Izquierda”, como lo son Cristina Foffani (PO) y Daniela Planes (PTS), que recientemente salió electa convencional constituyente, sean diputadas de las y los trabajadores. Y estas bancas sean verdaderos puestos de lucha para fortalecer todas las batallas que damos y en defensa de la educación pública.

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Florencia Gasparini

Nació en 1979. Es maestra en escuelas públicas de Salta y militante del Partido de los Trabajadores Socialistas y de la agrupación de mujeres Pan y Rosas. Integra la redacción de La Izquierda Diario Salta.