Mientras, mi madre pasó días tras días desde el dictado del DNU N° 297/2020 y el DNU N° 325/2020, sin poder dormir, preocupada por la situación laboral y sanitaria, ya que su edad está cercana a la jubilación y ya siente los efectos de los grandes sacrificios de trabajar desde los 17.
Martes 12 de mayo de 2020 14:02
Hoy me encuentro ayudándola a descargar la aplicación CUIDAR para poder volver a trabajar en la empresa que ya le descontó el 20 % del sueldo en negro y que ahora tiene que volver a trabajar sin saber si se van a garantizar las mínimas condiciones de seguridad e higiene.
Desde 1997 ella ha dejado todo para que la empresa siga produciendo y fueron las familias de los trabajadores las que pagaron cada una de las crisis que los gobiernos hicieron caer sobre nuestras espaldas.
La crisis sanitaria provocada por el coronavirus no es la excepción. Pero ¿qué implica esta aplicación que mi vieja que ni siquiera puede descargar sola? ¿qué beneficios le traerá a ella?
CUIDAR ¿a costa de qué?
En la última conferencia de prensa Alberto Fernández anunció la utilización de la aplicación "Cuidar” para la vuelta al trabajo y ya es obligatoria para todos los que ingresen al país.
Aunque todavía no está anunciada por boletín oficial la app ya tiene más de 1.000.000 de instalaciones activas y más de 2.600 reviews y según reportan algunos medios ya se hicieron más de 1.800.000 autotesteos. O sea, que las empresas y el gobierno ya utilizan nuevos medios para seguir sumando control a los trabajadores incluso fuera del horario laboral, avasallando nuestra privacidad en nombre de combatir al coronavirus. Como si todas las fuerzas de seguridad en las calles y la instigación a que cada vecino denuncie o sea denunciado si rompía el aislamiento en las primeras etapas del aislamiento obligatorio, no fueran suficientes.
La aplicación CUIDAR recoge datos específicos desde el teléfono celular del trabajador y para utilizarla se debe descargar al dispositivo, habilitar el permiso de geolocalización y completar un formulario con datos personales que tienen validez de declaración jurada.
En ese formulario se pregunta la temperatura y el historial de enfermedades o embarazo. Luego la aplicación recomienda al trabajador o trabajadora que puede o no hacer. Para aquellos auto diagnósticos en lo que no se presenten síntomas, la app recomienda realizar uno nuevo en 48 horas e insiste en la necesidad de continuar con el aislamiento como única medida de prevención. Además, la aplicación ofrece la posibilidad de vincular el certificado de circulación a Cuidar.
Desde el gobierno promueven el uso de la aplicación diciendo que permite realizar un autocontrol sanitario y que brinda información a las provincias y al Ministerio de Salud de la Nación, para la agilización de la gestión conjunta en el marco de la emergencia sanitaria. O sea, que realizaría control social tomando los datos del celular de cada trabajador y se los envía a la Jefatura de Gabinete de la Nación. ¿Peligra la privacidad de los trabajadores? Es una de las inquietudes que me surgen.
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¿A dónde van los datos?
Debido a que el código fuente de la aplicación no está liberado, los usuarios no podemos auditar su funcionamiento, nos preguntamos ¿a dónde van los datos? Según El Mirador de Entre Ríos brindaron servicios al equipo que hizo la app distintas empresas privadas. ¿Tendrán acceso a los datos para fines comerciales?
La Política de Privacidad de la aplicación te lleva a una página del gobierno en la que tienen una política de privacidad general, que incluso se contradice con el uso propio de esta app.
Por ejemplo, en el apartado de “Información al Usuario titular de los datos personales” dice “En ningún caso proporcionar los datos personales es condición para el uso del sitio web y sus servicios vinculados.” cuando en esta app eso claramente no es así.
Además, la app aclara que el Gobierno Nacional protege los Datos Personales de tal forma que no puedan queden copias residuales almacenadas en los sistemas de seguridad. En ninguna parte dice que no van a compartir los datos con terceros privados.
Esto me hace pensar que, a través de tecnologías y aplicaciones, algunas de ellas de uso voluntario y otras de uso compulsivo, se busca recolectar y procesar información con finalidades asociadas a la mitigación del virus. Ya son varios los países que implementan o planean implementar medidas de tracking o seguimiento de la ubicación geográfica de las personas con el fin de hacer cumplir regulaciones de aislamiento social y confinamiento, como así también asociar patrones de movilidad con posibles casos de contagios. Sin duda que todo ello llevaría a pensar que en un futuro no muy lejano podemos convertirnos en sujetos permanentemente controlados con la consiguiente pérdida de nuestro básico derecho a la privacidad; nuestro derecho a estar solos.
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Con el fin de hacer cumplir regulaciones de aislamiento social, se genera un gran control social colocando en cada individuo la responsabilidad tanto del contagio como del freno en la circulación del virus.
Nos quieren convencer de que la cuarentena es la única medida contra el Covid-19, pero después de más de 54 días de cuarentena siguen faltando medidas acordes para abordar los problemas sanitarios y sociales que atraviesa el pueblo trabajador. De ser así no se hubiera expandido el virus en los barrios populares y en los geriátricos atacando a los trabajadores de la salud que están en la primera línea de las clínicas y hospitales.
¿Por qué en lugar de gastar dinero en estas herramientas para el control social, no se invierte en test masivos para los trabajadores de la primera línea? o ¿Por qué no se garantiza la vivienda para los miles que se encuentran hacinados en las villas miserias? ¿Por qué no se utiliza ese dinero en un salario de cuarentena para cada uno de los trabajadores informales que quedaron del sistema?
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Todo lo contrario, el gobierno continúa con los acuerdos con el FMI, pagando 320 millones de dólares de intereses de deuda. No afecta a ninguno de los que se vienen enriqueciendo desde hace años, como los bancos, los empresarios y las grandes fortunas. Un impuesto progresivo a las grandes riquezas podría garantizar un salario de emergencia de 30 mil para todos los trabajadores que vieron afectados su salario con la pandemia. La nacionalización de la banca, el monopolio del comercio exterior, la expropiación de toda fábrica que cierre, suspenda o despida, la apertura de los libros de contabilidad todas medidas que permitirían paliar esta crisis.
Después de toda esta experiencia compartida con mi vieja, que lo único que hizo es laburar toda la vida me convenzo cada vez más de buscar una salida colectiva. No podemos naturalizar el control social que el gobierno quiere imponer, que atenta contra nuestra intimidad, y que en una sociedad capitalista donde la venta de datos privados es moneda corriente, nos expone a los trabajadores al no conocer los límites de la circulación de la información y que eso se vuelva contra nosotros.