A propósito de la política que propone el gobierno de Javier Milei, de privatizar los clubs de fútbol, Martín Timo, desde la provincia de Corrientes, escribe una reflexión sobre las consecuencias que tendrá de que se concrete esta decisión de los libertarios que ven un negocio, incluso en el derecho al deporte. El autor sostiene que "Los clubes nacieron en los barrios, clubes populares que se hicieron por el esfuerzo de la gente de abajo". Hace, además, un repaso por los clubes de barrios.
Viernes 19 de julio 19:38
Si miramos a nivel local, como también en el plano internacional, la cuestión a tener en cuenta son los riesgos que implica entregarle la propiedad de una institución a un individuo. Porque en palabras cotidianas eso es lo que significa la privatización: que los colores, la cancha y hasta el escudo, pase a tener un dueño.
PREGUNTA TÉCNICA
Si AFA se opone a las Sociedades Anónimas Deportivas ¿por qué motivo permite que el plantel titular provenga de estas sociedades? ¿Acaso será que los resultados son importantes y las SADs tienen a los mejores? No más socialismo pobrista en el fútbol.
VLLC pic.twitter.com/hlIMsqJha1— Javier Milei (@JMilei) July 12, 2024
Para este punto es importante destacar que, a diferencia de las asociaciones civiles sin fines de lucro, las Sociedad Anónimas Deportivas (SAD) operan con fines de lucro, es decir, beneficios individuales y ganancias. En Argentina se podría decir que las SAD tienen nombre y se apellida Macri, ya que el primer intento de transformar los clubes en sociedades anónimas fue en su en el Club Boca Juniors (1995-2007). El ingeniero llevó la propuesta por primera vez a la Asociación de Fútbol Argentina (AFA). Sin embargo, este perdió por votación con un rotundo 34 votos en contra y 1 solo a favor (el suyo).
Los clubes nacieron en los barrios, clubes populares que se hicieron por el esfuerzo de la gente de abajo. Está el ejemplo de los equipos de ascenso que no tienen un plantel profesional y, de igual forma luchan en un campeonato para lograr poner el barrio en el mapa de los grandes. Clubes como Almagro (Almagro), Morón (Morón), Midlan (Partido de Merlo), Los Andes (Lomas de Zamora); lo mismo ocurrió con los equipos que compiten en la primera categoría como Boca Juniors (La Boca), Racing e Independiente (Avellaneda), Estudiantes (La plata), etc.
Sin embargo, en Argentina hay un grupo de hinchas que puede contar en primera persona lo que significan las SAD. El Club Sportivo Barracas, que en 2003 pasó a ser gerenciado por el grupo económico Inversor S.A. liderado por el periodista Enrique Sacco. Quién decidió mudar la localía del Club ubicado en el Barrio de Barracas a la ciudad de Bolívar, de donde es oriundo Sacco.
Por esto, Sportivo Barracas pasó a llamarse “Sportivo Bolívar” y abandonó su histórica camiseta de líneas blancas y azules para pasar a utilizar una roja. Como era de esperar, el proyecto se estancó y en 2007, Sacco y el grupo inversor decidieron fundar un club paralelo, con el mismo nombre, para que compitiera en el Argentino “C”. Dos años más tarde, la CD de Barracas decidió rescindir el contrato de gerenciamiento. Ya abandonado a su suerte, el club tuvo que pedir prestada la cancha del club Acassuso para poder hacer de local, sin embargo, descendió rápidamente a la última categoría y en 2012 fue desafiliado de AFA.
Pero esto no termina acá, a fines de 2015, Sacco estuvo cerca de convertirse en el director periodístico de Fútbol para Todos, el programa de televisación libre y gratuita del campeonato argentino que el gobierno de Macri se encargó de desmantelar a través de Fernando Marín (no casualmente otro nombre ligado a la privatización).
Entre 2001 y 2006, Marín fue la cara visible de blanquiceleste S.A. la gerenciadora del fútbol de un Racing quebrado y a la deriva, que tenía el objetivo de administrar las finanzas del club hasta poder levantar el concurso de acreedores.
Fueron los años más grises de la historia de la academia, por más que durante ese tiempo –en el Apertura 2001- el club pudo cortar la racha de 35 años sin títulos. Esto no quita que hubo jugadores malvendidos como Sergio Romero (transferido con apenas un partido en primera), instalaciones abandonadas, nuevas deudas, empleados impagos y un largo etcétera, el legado que dejó la empresa cuando quebró a mediados de 2008.
Por otro lado, España es el país en el que está basado el proyecto de Sociedades Anónimas Deportivas de Macri tomado por Milei. Sin embargo, se sabe que todos los clubes, salvo gigantes como Real Madrid y Barcelona, fueron obligados a venderse a capitales privados. Hay largos ejemplos de malas administraciones empresarias, que terminaron hasta en la desaparición de las instituciones. El caso más recordado es el de Badajoz, el club del ascenso que Marcelo Tinelli compró en 1998, no por lo futbolístico, sino para adornar un poco más su programa en televisión.
Llevó un plantel completo de futbolistas argentinos, puso al Toti Iglesias como Director Técnico, cambió los Sponsors de la institución y soñó con llegar a primera. No lo logró y tras apenas dos temporadas, vendió sus acciones. Desde entonces, el humilde club comenzó a caer en picada hasta que, en 2012, la justicia ordenó la liquidación de los bienes, el club desapareció y debió ser refundado bajo el nombre de Club Deportivo Badajoz 1905.
No solamente son clubes del ascenso los que han sufrido malas administraciones empresariales. Rangers, uno de los dos clubes más importante de Escocia, fue declarado en quiebra a mediados de 2012 tras años de malos manejos, debió ser refundado, comenzó a competir en las categorías más bajas del ascenso y recién logró volver a primera a mediados del 2016.
Algo parecido le sucedió a Fiorentina en Italia. El club fue disuelto en 2002 e inmediatamente se creó Fiorentina 1926 Florentia, que comenzó a competir en la serie C2 con el nombre de Florentia Viola y un año después logró recuperar el nombre y el escudo del club.
El Napoli, en 2004, sufrió una cuestión similar, lo mismo le pasó al Parma en 2015 y en 2018 tres instituciones históricas cayeron en bancarrota: Bari, Cesena y Avellino. Los tres fueron refundados y actualmente dos participan en la segunda y uno en la tercera categoría. Asimismo, casos como el de los ingleses Porthsmouth y Leeds, adquiridos por dueños que quisieron llevarlos a la elite a través de inversiones multimillonarias y terminaron por fundirlos, esto se repite a través del mundo. Está también Grenoble Foot 38, de Francia, que fue comprado por empresarios japoneses en 2004 y terminó por quebrar en 2011, luego en algunos años de malos resultados y de ver pasar por sus filas futbolistas nipones.
Pero estas no son las historias que se cuentan. Es más fácil rescatar a Manchester City, Paris Saint- Germain o Chelsea, equipos menores de ciudades que coronaron por la plata de los empresarios de turno.
Primero Macri y ahora Milei quieren tomar estos modelos como si fueran la solución de la pobreza y la indigencia en el país, cuando los clubes fueron fundados por la gente de barrio que levantó sus cimientos entre el barro y el sudor de su frente. Además, sin un club de barrio que diera la posibilidad de jugar a la pelota con amigos, no hubiera habido un Maradona, ni un Messi.