Un mensaje que empieza hablando del “futuro”, una alianza que llega hasta los Rodríguez Saá y una maniobra para no competir con Randazzo.

Eduardo Castilla X: @castillaeduardo
Jueves 15 de junio de 2017
En abril del año pasado, ante decenas de miles de personas que la esperaron por horas bajo la lluvia, Cristina Fernández dijo que la palabra “traidor” era “una palabra muy fuerte”. Un signo de la moderación que, a partir de ese momento, haría propia.
El escenario eran los tribunales federales de Comodoro Py. El evento había sido convocado por el juez Claudio Bonadio. En ese entonces, ya lanzaba la idea de conformar un “frente ciudadano”.
Este miércoles, en la Justicia electoral de La Plata, se inscribió Unidad Ciudadana, un frente destinado a servir de soporte a la –cada vez más segura- candidatura de Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires.
La nueva formulación toma como al “ciudadano” como el nuevo sujeto de la política. Son tiempos de completar el aggiornamento del discurso político kirchnerista. El “populismo” es ya un resabio del pasado. El “individuo”, que fue puesto en el centro del discurso político por Cambiemos, invade las consignas del peronismo.
Ese “cambio” es parte de la impronta de los nuevos tiempos. El sustrato sobre el cual decide actuar el kirchnerismo. Durán Barba y Alejandro Rozitchner son quienes escriben el libreto ideológico del nuevo espacio político.
Ese cambio, hasta cierto punto, es el resultado “natural” de la continuidad de un individualismo extendido en amplias capas de la población. Esas tendencias no fueron inauguradas por el macrismo. Por el contrario, durante el ciclo kirchnerista -como lo demuestra cada intervención de la expresidenta- se centró una extensión del consumo, donde no se transformaron estructuralmente las condiciones del país y, menos aún, las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Hace pocos días, en un diálogo con La Izquierda Diario, el politólogo Julio Burdman decía que al peronismo y al kirchnerismo le faltaban un discurso que hablara del futuro, no del pasado.
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Algo de eso parecen haber tomando en cuenta los autores de la “plataforma”. De allí que el documento presentado este martes haga un llamado a mirar “al futuro”. Sin embargo, en las 22 páginas que tiene esa plataforma en su formato PDF, hay poco y nada de novedoso. Difícil encontrar algo distinto de lo que la expresidenta ha venido diciendo en los últimos meses por medio de las redes sociales, así como en la entrevista que tuvo en C5N.
Además de las falsedades económicas allí vertidas, en todo el texto apenas se puede encontrar una sola “autocrítica” sobre 12 años de gestión. Una sola. La misma hace referencia a la “integración regional”. Un guiño a los progresistas que simpatizan con Cristina, pero no debe significar nada para el peronismo territorial de los intendentes bonaerenses.
Posmodernos
El alcance de la influencia del PRO, dentro de la nueva estrategia política del kirchnerismo, no se agota en el terreno de los nombres. Se extiende a la conformación de las alianzas.
En la edición de este jueves de La Izquierda Diario, en una entrevista más que interesante, el politólogo Luis Tonelli afirma que “los partidos argentinos no son ideológicos”. El kirchnerismo, con la conformación de Unidad Ciudadana, no hará más que confirmarlo. En su “nueva etapa”, no tendrá reparos en inscribir una alianza con la fuerza de los Rodríguez Saá, emblema del conservadurismo de caudillos provinciales.
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No es que el kirchnerismo, a lo largo de 12 años de gestión, no hubiera establecido acuerdos con barones provinciales como los Insfrán, Gioja o Capitanich. Pero los Rodríguez Saá siempre fueron parte de ese peronismo “externo” al FpV. Un peronismo conservador que criticó la enorme mayoría de las decisiones del llamado “proyecto nacional y popular”.
Maniobras macristas
La decisión de constituir Unidad Ciudadana constituye, por último, una maniobra destinada a no competir en eventuales PASO dentro del FpV. La medida tiene un solo destinatario. Se llama Florencio Randazzo y fue ministro de Transporte durante 8 años, en los Gobiernos de Cristina Fernández.
Aquí, una vez más, es el PRO el que impone su sello. El peronismo copia el método que el macrismo llevó a cabo en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, simplemente inventó otra fuerza política para impedir la participación de Martín Lousteau, el ex embajador argentino en EE.UU. Cambiemos se presentará con ese nombre en 23 distritos. Solo cambiará en la Ciudad donde la fuerza que lidera Macri gobierna hace ya casi una década.
Silencios y traiciones
El documento presentado por la Unidad Ciudadana hace mención al ajuste que lleva adelante el Gobierno de Macri. Lo único que "olvida" es la evidente colaboración del peronismo en las cámaras legislativas, tanto en el Congreso de la Nación como en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.
Volvamos al principio. Una vez más los "traidores" quedan en la oscuridad. No es necesario aclarar que eso tiene una funcionalidad política. Seguramente muchos de ellos serán parte de las listas hacia las PASO. En el peronismo "traición" y "lealtad" son términos muy relativos.

Eduardo Castilla
Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.