Campaña militante en las fábricas de la alimentación y jaboneras de La Matanza, junto a las obreras de Stani y Pepsico de la Zona Norte del Gran Buenos Aires.

Virginia Gómez @mavirginiagomez
Miércoles 1ro de junio de 2016
Es lunes y garúa, salimos corriendo de la escuela, en medio del cierre de notas, empieza la semana, pero estamos de fiesta. Hoy vienen las obreras de La Bordo, de Stani y PepsiCo de la Zona Norte del Gran Buenos Aires, a recorrer con docentes y estudiantes de La Matanza, fábricas alimenticias del distrito, donde trabajan mayoría mujeres. Habíamos amanecido con mensajes de compañeros que habían ido a las velerías a militar la campaña de La Bordo jaboneros, a charlar con los trabajadores que están en peores condiciones de todo el gremio. Y las obreras se encuentran con las docentes de Laferrere que antes de ir a trabajar, habían estado acompañando a la familia de Paola Brito, estudiante desaparecida, en su reclamo a la fiscalía de Laferrere.
Se produce ese primer encuentro entre “las de Norte y las de Oeste”, en lo profundo de Rafael Castillo, frente a un edificio que parece abandonado, donde decenas de mujeres dejan su vida a diario. Ellas nos cuentan que los delegados verdes “no hacen ni dicen nada”, que tienen categorías menores a las de los hombres; en otra, donde no hay delegados, nos decían que hay cámaras de seguridad que las controlan todo el tiempo. E indignadas comentaban: “nosotras, todas las mujeres, nos propusimos y votamos a La Bordó y no entendemos como ganó La Verde”. La indignación crece porque a otras trabajadoras, al menos 5 del turno noche, no las dejaron votar a La Bordó porque cuando terminaron la jornada laboral no estaba la urna. El fraude es evidente.
La última fábrica tiene un negocio de venta al público, y ellas, otra vez las de La Bordo entran, se presentan, y empiezan a charlar, mientras relojean los precios, porque todo está cada día más caro. Y la chica que atiende le dice a uno de los obreros que pasa: “Vení, vení, son las trabajadoras de La Bordó”.
Somos cinco en el auto, pero sobra espacio. Estamos volviendo y suena el teléfono. Nos avisan que a otros jóvenes y trabajadores que estaban en fábricas jaboneras a pocas cuadras, los agredió una patota de unos veinte de la lista de la burocracia que siempre se llama... “verde”. A ella, Melina que es estudiante, la empujaron. A él, Diego, lo agarraron del cuello. Uno de la patota le dice que no quería que vayan más a esa fábrica a llevar las propuestas de La Bordó, y ella le responde: “eso no lo vas a decidir vos”. Ellos eran muchos más pero no los amedrentan. Aprovechan y se van a dos cuadras a otra velería a seguir militando por La Bordo, y se encuentran con otros dos compañeros que estaban también militando la campaña. Arde el whatsapp de los jaboneros antiburocráticos, empiezan a organizar cuándo vuelven a esa fábrica. ¡Hasta los de Córdoba anhelan venir!
“Nos vemos todos en el local”, es el mensaje que recorre los grupos de whatsapp y facebook que compartimos docentes, estatales, bancarios, terciarios, universitarios y secundarios que militamos en Ramos Mejía. Nos acompañan docentes y estudiantes de Laferrere.
Llegamos, compramos una merienda, ponemos la pava, selfie va, selfie viene. Y como si fuese un domingo en casa de familia, se agranda la mesa, que se hace ancha y larga, y se van sumando los que vienen de laburar, de las fábricas, los que salen de la escuela, los que pasan a buscar el suplemento de Pan y Rosas para llevar a los terciarios y la UNLaM, que están siempre despiertos de noche.
Y hace falta otro termo, y otro mate, porque la ronda nunca llega. Liz de PepsiCo abre los paquetes de todas las galletitas, y ofrece a cada uno y una según nuestros gustos. Y empieza la charla, como si todos fuésemos amigos de toda a vida. Es que en parte, por estas experiencias, lo somos. Nos sentimos como en casa.
Hablamos de nuestras primeras experiencias militantes, de los primeros miedos y empujones de audacias, de la discusión con el novio el primer día que nos subimos a la Panamericana, la anécdota con un burócrata de la Verde acá y allá, de qué pasó en esa fiesta, en aquella Peña, en esa otra marcha, en esa otra charla o debate, la primera vez que nos equivocamos. De ese primer día en el que abrimos los ojos, que como decía Tere no te permite volver atrás.
Y todas comentamos cómo estamos preparando la movilización del #NiUnaMenos y cómo somos parte de la lucha por la aparición de Paola Brito en la dura Matanza. Silvi, delegada del terciario 56 de Laferrere, que logró que su centro de estudiantes saque un micro por primera vez para la movilización, se va rápido, corre en busca de su colectivo que en una hora de viaje le va a permitir trasladar todas estas experiencias.
Intercambiamos teléfonos, que “te agrego en el facebook”, que “mandame la foto”, que “cómo se llamaba” este y aquel, que “nos vemos en 15 días”, que “vuelvan pronto”, que “los esperamos en la Peña de la Bordó”. Y sale otra foto.
Terminamos todas la jornada, pero las estudiantes siguen en sus aulas, militando el 3J. Meli le manda a los jaboneros: “Nos temen porque La Bordó la construimos obrerxs y estudiantes. ¡Y esa militancia conjunta es invencible!”. Tere de Stani copia y pega, y lo comenta en el facebook. Diego publica: “Lejos de intimidarnos o paralizarnos vamos a seguir con todo dialogando, conquistando sectores en cada fábrica y construyendo verdaderas trincheras hasta lograr poner en pie una verdadera corriente combativa y antiburocrática y lograr desarrollar cada espacio democrático donde mediante asambleas, debatiendo y participando cada trabajador y trabajadora pueda tomar decisiones y exigir que se cumplan sus derechos”. Y un jabonero a través de otro jabonero escribe y se viraliza: “Muchas gracias a los chicos que siempre nos dieron una mano, son de fierro. La situación en la que estamos hoy en día es gran parte gracias a ellos que se brindan siempre con con los estandartes de los trabajadores, y estudiantes también. Muchas gracias a ellos dos, y a todos los Diegos y Melis que nos ayudan tanto”.
Ya empieza la madrugada, el emoticón del puñito cerrado y en alto ha sido muy usado hoy, está cansado pero entusiasmado con la jornada, como nosotras. Nos vamos a acostar. Y a todo esto, vos que estás en algún lugar leyendo La Izquierda Diario: ¿venís mañana? Somos las que estamos con las de La Bordó.

Virginia Gómez
Nació en Buenos Aires en 1982. Es Licenciada y Profesora en Enseñanza Media y Superior en Ciencia Política (UBA). Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en la zona Oeste del Gran Buenos Aires.