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Red Internacional
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¿Cómo enfrentarlo? “Veranito” patronal: vuelven a golpear con despidos y precarización

Día a día se conocen empresas que intentan avanzar con despidos, cambios en las condiciones de trabajo, como jornadas de 12 o 36 horas, y persecuciones. En cambio la CGT ya se tomó las vacaciones por anticipado. ¿Qué propone la izquierda?

Lucho Aguilar

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2

Lunes 25 de noviembre de 2024 12:00

“Los choferes informales trabajan hasta 36 horas seguidas sin descanso y reciben pagos insuficientes” dicen desde Camioneros de Río Negro. Se refieren a las jornadas que imponen algunas transportistas de Vaca Muerta, como NRG. Ya despidieron a 180 trabajadores.

En la planta de Baggio de Gualeguaychú aprietan para que acepten un nuevo régimen de trabajo, de 6x2 donde los fines de semana se pagan como cualquier día, o jornadas de 12 horas. “La mayoría de los trabajadores no está de acuerdo con esta propuesta” dijeron los delegados.

“En noviembre del 2023 despidió a 70 trabajadores. Hoy, un año después de haber pasado por 2 meses de suspensiones, despide 25 trabajadores”, denuncian trabajadores de Laboratorios Catalent (EE.UU) a Infogremiales.

El grupo Beltrán amenaza con cierres y despidos en la histórica planta de Dánica, y puso en alerta al gremio de aceiteros y los trabajadores de la fábrica a Lavallol. Hace rato que vienen presionando para cambiar las condiciones laborales y ahora el chantaje llega más lejos.

Lo mismo viene pasando en las fábricas del neumático, desde hace meses. Ahora Bridgestone volvió a despedir, lo que motivó un paro del SUTNA el pasado viernes. En FATE una nueva asamblea rechazó un preacuerdo de la empresa y el sindicato sobre el régimen laboral. Madanes sigue apretando.

El “club del acero” sigue pisando la paritaria siderúrgica y las metalúrgicas despiden con la excusa de la caída de la actividad.

En Río Tercero sigue la pelea contra los despidos y cierre. En Arcor echaron a decenas de repositores, a pesar de las ganancias siderales del grupo Pagani.

Los ataques en el Estado continúan. En el Hospital Garrahan siguen marchando por el salario y contra los avances privatizadores. En el Posadas y el Bonaparte contra despidos y cierres de sectores.

Podríamos seguir, pero queda claro: el “veranito” de la gestión Milei es sobre todo un mejor clima de negocios para los empresarios, sea en la timba financiera o en el trabajo que nos roban en las fábricas y servicios. De este lado, la desaceleración de la inflación está atada a un consumo aplastado.

Pero además el clima es aprovechado por las patronales para atacar puestos y condiciones de trabajo, salarios. Muchas de las empresas que atacan (Petroleras, Alimenticias, Telecomunicaciones, Aluminio, Laboratorios) tuvieron ganancias exorbitantes gracias a las desregulaciones y la devaluación. Estamos hablando de ganancias que se multiplicaron 600 o 700%. Una transferencia de ingresos desde el bolsillo popular y les trabajadores, hacía la clase empresaria.

Las conducciones gremiales se tomaron en serio lo del veranito: ya arrancaron las vacaciones 2024-2025. “No habrá medidas de fuerza este año”, “no es el momento” y otros clásicos del repertorio cegetista se escucharon estos días.

Es tan traidora la actitud de la conducción de la CGT que obligó a Pablo Moyano a renunciar a la conducción, para mantener un mínimo de credibilidad en su discurso confrontativo.

¿Y cómo sigue, entonces?

Desde abajo, e incluso con medidas convocadas por algunos gremios o cuerpos de delegados, hay respuestas a esos ataques. Son un aire fresco ante tanto "veranito" mileísta. En Baggio el gremio de Alimentación tuvo que rechazar el cambio de turnos, en Vaca Muerta Camioneros tuvo que amenazar con paralizar el transporte de combustibles y se suspendieron los despidos. Donde hay sectores combativos se está peleando, como en el Garrahan y el Posadas. En FATE la asamblea terminó con un llamado a la unidad para enfrentar nuevos ataques. En el Subte hubo un paro escalonado ante la muerte de Jorge Navarro a causa del asbesto.

Es por ahí. No dejar pasar ningún ataque porque cada avance patronal los envalentona. Para eso es clave la solidaridad con cada lucha, pelear duro exigiendo asambleas en cada gremio.

Pero no alcanza. Hay que unir y coordinar todas las peleas posibles. Es la mejor manera de fortalecerlas, de darle confianza a quienes son atacados, de romper cualquier corporativismo. Hace más posible ganar.

Estamos hablando de una unidad para el combate, desde abajo, que convoque asambleas donde se vote un plan de lucha, por ejemplo. Esa no es la unidad en la que están pensando quienes convocan al acto en Plaza de Mayo el 5 de diciembre. Moyano, Yasky, Godoy, Manrique, Grabois y algunos intendentes peronistas. ¿Para qué sirve un acto sin paro ni movilizaciones? ¿Para decir qué? ¿Las enfermeras municipales que cobran 250 mil pesos tienen que marchar detrás de las banderas de sus patrones, Secco, Espinoza, Ferraresi? ¿Ya arrancamos con el “Hay 2025”?

La izquierda y el sindicalismo combativo se van a volver a juntar a discutir cómo intervenir en este "veranito” que nos está deshidratando mientras los amigos de Milei brindan sus buenos negocios. Vamos a seguir en la primera fila de cada pelea, y desde ahí planteando que hay que organizarse desde abajo, unir a las y los luchadores, exigirle a los sindicatos que dicen oponerse al ajuste que salgan de sus sillones y roscas para convocar a acciones de lucha.


Lucho Aguilar

Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.

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