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Red Internacional
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NI OLVIDO, NI PERDÓN NI RECONCILIACIÓN. Victoria Moyano: "En esta situación quieren legitimar un aparato represivo"

En un nuevo aniversario del golpe genocida, compartimos las palabras de Victoria Moyano Artigas, nieta restituida nacida en el centro clandestino el Pozo de Banfield y miembro del CEPRODH, sobre el rol que están jugando las fuerzas de seguridad en esta pandemia .

Martes 24 de marzo de 2020 14:06

Hoy 24 de marzo despertamos con los recuerdos, las vivencias, las angustias, con toda la película de lo que fue pasando en la vida luego de 44 años del golpe genocida. En nuestra cabeza despertamos con los que ya no están, con los que no pudieron estar nunca, porque los desaparecieron o los asesinaron. Con todos esos dolores que se convirtieron en lucha.

De repente en la tele aparece una noticia de muchísimos minutos dentro Campo de Mayo, más específicamente en el Hospital Militar ¡si señora! En ese lugar que funcionó como maternidad clandestina, en ese que nacieron tantos bebés que luego fueron apropiados que aún seguimos buscando. En ese centro de exterminio pasaron 5000 personas,(no paro de pensar en mi hermosa Mirta Baravalle que fundo Madres de Plaza de Mayo Y Abuelas de Plaza de Mayo y no encontró a su nietE ni sabe el destino de su hija y yerno).

Volvamos a la noticia. Resulta que mostraban un campamento sanitario, cerquita nomas de ese lugar nefasto (creo que a todo Campo de Mayo le cabe esa categoría). Allí resulta que había mucho equipamiento, planta potabilizadora de agua, otra que purifica el oxígeno, respiradores…

¿Quién es la primera que me escribe? Erika Lederer, hija del obstetra del Hospital Militar de Campo de Mayo durante la dictadura que lucha por la condena a todos los genocidas como su padre, completamente indignada igual que yo diciéndome que “resulta que con la pandemia pretenden silenciar este 24 de marzo, nuestros reclamos por el juicio y castigo a los genocidas, porque no queremos que le den domiciliarias a esas lacras humanas”, que torturaron desaparecieron y asesinaron a nuestros padres y a nuestros hermanos.

Las dos muy preocupadas porque resulta que en esta situación donde se dirime entre el contagio de coronavirus (entre la enfermedad o muerte) quieren legitimar un aparato represivo, que por cierto está en las calles controlando a algún desubicado que no cumple la cuarentena. Pero eso es una excusa para poder implementar un control social que solo esta situación excepcional lo posibilitó.

La realidad es que en este país hemos luchado mucho para entender que nos pasó y el rol del aparato represivo.

Ahora vuelvo a la planta potabilizadora de agua de Campo de Mayo ¡ah! Y otra para limpiar el aire ¿Por qué no hay nada de eso en los barrios humildes con gran cantidad de niños? ¿O en las comunidades que ni siquiera tienen acceso al agua potable? ¿Por qué está tan equipada esta gente, para qué?

La cuestión viene tomando una dinámica nada agradable. En vez de tomar un conjunto de medidas efectivas para controlar la pandemia como realizar test masivos para detectar a los infectados y luego aislarlos para evitar la propagación, además de la cuarentena ¡no! Decidieron la salida más barata en lo que respecta a salud pública, nos encerraron a todos y para controlar su cumplimiento volcaron a las fuerzas de seguridad y el ejército en las calles. Poco serio desde el punto de vista sanitario, porque no se sabe ni cuantos infectados hay ni cómo frenarlo por el simple hecho de que no se sabe dónde están.

A días del 24 de marzo, se difundía a Sergio Berni- Ministro de seguridad de la Provincia de Buenos Aires- hablando a los efectivos de la Policía Bonaerense. Aunque su mensaje fue filmado y difundido para ellos, era también para nosotros, diciendo que no había posibilidad de “libres pensadores”, que era “una guerra”. Pero si estamos hablando de la pandemia del Coronavirus, ¿qué guerra pueden desplegar ellos contra esta sino reprimir? (ya arrancaron con los pibes). Una cuestión es decirle a la comunidad de científicos que hay una guerra, ¡otra es decirle al aparato represivo!

Cuando habló en su discurso de la imposibilidad de que existan de libres pensadores me acorde de mis padres hoy desaparecidos producto del accionar represivo del Plan Cóndor, quienes tuvieron una hija en cautiverio en el centro clandestino del Pozo de Banfield y que luego de restituir su identidad decidió ser una libre pensadora igual que ellos.