¿Qué pasará con los contratos eventuales en medio de la pandemia? Reproducimos el testimonio de un trabajador al que no le renovarán el contrato.
Miércoles 25 de marzo de 2020 13:27
En medio de una pandemia mundial declarada por la OMS, nuestro país atraviesa un aislamiento social casi total. El mismo establece que aquellos trabajadores que no son considerados esenciales tienen la obligación de permanecer en sus casas mientras las patronales deberán seguir abonando sus sueldos. Sin embargo esta resolución solo impacta en aquellos que tienen trabajo registrado, sindicalizado y estable, mientras que hay un sector de millones de trabajadores informales con una enorme incertidumbre: muchas empresas sacaron rédito de la situación de diversas maneras. Se trata de un gris que dejó el gobierno nacional al no decretar la prohibición de los despidos y suspensiones dejando a miles de trabajadores a merced de sus contratos “basura”.
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Mientras la propagación del coronavirus continúa, se produce un hundimiento de gran impacto en la economía mundial que ya presentaba un débil crecimiento con tendencias recesivas. Ante esta crisis económica no vista desde la Segunda Guerra Mundial, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) estima que podría haber un aumento del desempleo global hasta perderse 25 millones de empleos en el mundo en el peor escenario.
Las grandes industrias que facturan millones subcontratan tareas que realizan otras empresas. A su vez, estas últimas realizan contratos eventuales a sus trabajadores. En muchos casos de nuestro país estas grandes industrias cortaron reparaciones previstas y esto resultó en que cientos de empresas contratistas, amparados en la precarización de la contratación y la informalidad, despidieran o suspendieran a sus trabajadores.
Un claro ejemplo en Villa Constitución de este tipo de industrias que subcontratan tareas, es la siderúrgica Acindar. El despliegue de distintas contratistas que realizan trabajos desde mantenimiento, limpieza, entre otras, es enorme. Las mismas representan en toda la planta más de la mitad de los puestos de trabajo. Estos trabajadores en tiempos “normales” son un blanco fácil para la patronal ya que nadie les asegura su continuidad, los contratos eventuales terminan siendo es una metodología perversa para ahorrarse la mano de obra, derechos laborales y condiciones de trabajo seguras. Aún más en medio de la pandemia estas patronales tienen vía libre para descartarlos.
A la redacción de La Izquierda Diario nos llegó una denuncia ese sentido. Compartimos las palabras de un trabajador de la UOCRA: “estoy en una empresa de Villa junto a laburantes de diferentes ciudades, trabajamos en varias fábricas y empresas grandes, cuando vino todo esto nos sacaron a todos porque no tenía plata para pagar sueldos sin que trabajemos”. Además comentó que “como somos de UOCRA te dan la baja y cobramos el fondo de desempleo, pero son monedas”. También aclara que llamó al sindicato y que el abogado les dice que no puede hacer nada ya que la empresa los indemnizó y les pagó en tiempo y forma como corresponde. De este sector es el que estamos hablando ya que el DNU presidencial no dice nada al respecto. ¿Qué pasará después del 31 de marzo para estos trabajadores? El trabajador finalizó explicando que “la empresa en la que estoy no es tan grande, pero en el último tiempo hizo fortuna, no somos tontos, sabemos que las obras que agarran son millonarias. Varias veces quisimos elegir delegados pero los de la UOCRA prefieren que no tengamos así no tienen problemas y se hacen los desentendidos”.
Ante esta situación, consideramos necesario que todas las manos que hoy están disponibles para trabajar, sean usadas al servicio de las necesidades de la población. No podemos permitir que empresas como General Motors que tiene una alta tecnología, hoy este parada y no equipando ambulancias o fabricando respiradores. O como Dreyfus que dio de baja a contratistas pero sigue abasteciendo de soja y biodiesel a buques extranjeros. Además de la prohibición de despidos y suspensiones en todo el país y el reparto de las horas de trabajo, es necesario que se ponga la producción al servicio de combatir la pandemia y no de la especulación o la ganancia empresaria. Ante esta crisis se puede permitir ningún despido porque el resultado son familias en la calle.
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Sigamos el ejemplo de los trabajadores del Astillero Río Santiago, de la empresa recuperada MadyGraf, y la de cientos de estudiantes que en los laboratorios de las universidades están produciendo barbijos y alcohol en gel. La solidaridad del pueblo trabajador es enorme y se multiplican los casos. A través de la reconversión industrial de las principales plantas del país se podrían fabricar camas de hospitales o respiradores. Los trabajadores podemos reorganizar la economía para enfrentar la pandemia.
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