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Red Internacional
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Actualidad. Violencia de género: en la Ciudad hay un solo refugio para cientos de víctimas

En la Ciudad de Buenos Aires existe solamente un hogar de tránsito para mujeres víctimas de violencia de género. Llegan a este lugar después de haber permanecido aproximadamente seis meses en un refugio en el cual estuvieron aisladas por seguridad. En los casos de mujeres con hijos, la escolaridad se interrumpe durante este período.

Miércoles 23 de diciembre de 2015

El gobierno porteño , con este único Hogar, intenta cubrir las necesidades de toda la ciudad, algo absolutamente irrisorio si se considera la cantidad de mujeres que denuncian y buscan ayuda.

La masiva movilización del 3J con la consigna #NiUnaMenos, sin dudas fue el hecho que puso en la agenda de todo el arco político la violencia de género.

Todos y cada uno de los políticos, desde Macri hasta Scioli pasando por la misma Cristina, quisieron mostrar su “sensibilidad” ante este flagelo y no dudaron en sacarse la foto. Ahora bien, ¿qué sucedió entre la actitud demagógica de sostener un cartel y las soluciones concretas?

La respuesta es que no se avanzó, aunque el Estado nacional, provincial o municipal disfrace un esfuerzo inexistente en mostrar la importancia que tiene para su gobierno las políticas públicas en materia de género.

Entonces, ¿cuál es la realidad a la que se enfrenta una mujer cuando solicita ayuda? ¿Qué respuesta le brinda el Estado?

Un hogar precario y desbordado

Es importante imaginar la situación emocional en la que se encuentra una mujer que ha sufrido violencia y que llega al “hogar”. En primer término, seguramente tendrá que compartir con sus hijos una habitación con otras mujeres (el hogar tiene una capacidad de cincuenta plazas). A diferencia del edificio “inteligente” inaugurado por Mauricio Macri en el barrio de Parque Patricios como sede del Gobierno de la Ciudad, este Hogar de Tránsito es una casa antigua, con muy poco mantenimiento; por ejemplo la calefacción por losa radiante está fuera de servicio y el deterioro en el techo hace que cuando llueve se filtre agua en todas las habitaciones. Los baños tienen duchas que no funcionan, y para ir a la cocina deben atravesar un patio.
En este marco bastante precario, es donde desde el momento de su ingreso se intentará trabajar para comenzar un “proceso de empoderamiento”, es decir, conseguir que puedan ser mujeres autónomas.

Para emprender esta tarea existe un equipo de conducción que coordina a trabajadoras sociales, psicólogas y terapeutas, que trabajarán con las mujeres mediante terapias individuales y diferentes talleres.

En el hogar deben cumplirse ciertas pautas de convivencia, como mantener su ropa y la de sus hijos limpia. En el mismo no existe un servicio médico, por lo que todas las consultas se canalizan con turnos en hospitales públicos. Dada la situación de desborde en la que se encuentran los mismos, tener la responsabilidad de atender este tema, es un motivo más de preocupación.

Pero sin dudas, una de las tareas importantes diarias, y que no pueden eludir, es la preparación de la comida. Para ello, se forma un equipo de dos mujeres, que serán las encargadas durante una semana completa, de preparar la comida para todos los integrantes del hogar. Esto que a priori parecería ser una tarea para relajarse y ocupar el tiempo, termina siendo una actividad complicada, cocinar para cincuenta personas no es algo sencillo, sobre todo cuando la responsabilidad recae en mujeres que, de acuerdo a su problemática personal, lo más probable es que no tengan el ánimo suficiente como para encarar tamaña función.

Conseguir trabajo: el primer paso hacia la autonomía

Si bien la contención psicológica es fundamental en estos casos, un paso importante para lograr la autonomía, es conseguir un trabajo. Y en este sentido se enfrentan a una realidad difícil. La mayoría son mujeres que no han completado sus estudios, por lo que la oferta laboral a la que pueden acceder se reduce considerablemente.

Otro punto a tener en cuenta, es que si salen a trabajar nadie puede cuidar a sus hijos. Es por eso que la búsqueda muchas veces se ciñe a tareas de medio tiempo. Finalmente las opciones son trabajos como empleadas domésticas o cuidando niños. De modo que no existe una posibilidad real que haga que puedan insertarse en el mercado laboral.

La falta de autonomía económica tiene como consecuencia directa la imposibilidad de conseguir una vivienda para vivir con sus hijos, razón por la cual muchas de las mujeres que se encuentran en el Hogar se resisten a la idea de abandonarlo, y no precisamente por las bondades que les ofrece, sino porque es el único lugar que tienen. Sin embargo existe una peor opción, y es la de volver con el violento, y aunque pueda parecer ilógico, la realidad de verse desprotegidas las empuja a regresar al lugar del que escaparon.

Ahora bien, esta situación en donde el Estado es el responsable de volver a victimizarlas por no darles la solución necesaria, no es desidia, ni un presupuesto deficiente. Se trata de la firme decisión política de invisibilizar a una gran mayoría de mujeres que sufren a diario la violencia machista.

La consecuencia inmediata indica que entre el 2008 y 2014 se produjeron 1808 femicidios, dejando a 2196 niños y niñas (de los cuales 1800 son menores de edad) sin su madre.

Pero a diferencia de otra situaciones, en este caso sí existe un funcionario responsable: Carolina Stanley, fue durante cuatro años Ministro de Desarrollo Social y actualmente lo es pero en la cartera nacional. Su gestión, lejos de ser calamitosamente ineficiente, responde directamente a los intereses que representa. La ideología neoliberal a la que adhiere es la que sostiene este sistema basado en la explotación no solo de la clase trabajadora sino de uno de los sectores más vulnerables como lo son las mujeres.

En momentos donde el ajuste caerá sobre los sectores más vulnerables, las mujeres debemos organizarnos hacia la construcción de un movimiento de miles que no duden en salir a la calle a luchar por los derechos que nos corresponden.

Continuando con la sintonía que tuvo durante toda la campaña electoral de "paz, alegría y consenso", Mauricio Macri decidió nombrar a una referente en esta lucha como lo es la titular de la Casa del Encuentro Fabiana Tuñez. Habrá que ver si no es más que un mascarón de proa, vistoso para las fotos pero cuyo costo seguiremos pagando las mujeres.