El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, publicó el informe anual del 2020. El 36% de las denuncias corresponden a situaciones de "alto riesgo" y La Plata fue el municipio con más casos.
Sabrina Ramírez @sabry.ram
Jueves 8 de abril de 2021 14:40
Foto: Joaquín Díaz Reck | @diazreck
El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires publicó un informe anual que abarca desde el 1 de enero al 31 de diciembre del 2020 y se centra en los datos brindados por el equipo de la Dirección Provincial de Situaciones de Alto Riesgo y Casos Críticos de las Violencias por Razones de Género. Un informe alarmante pero exiguo que denota medidas ineficientes.
Según el relevamiento, desde la cartera se abordaron 2.755 casos críticos, de los cuales el 36% corresponde a situaciones de alto riesgo. De los 80 municipios desde donde se recibieron denuncias, la mitad de estas situaciones de violencia se concentran territorialmente en 10 municipios, entre ellos, La Plata, La Matanza, Florencio Varela y General Pueyrredón.
La capital provincial se destaca del resto por más del doble de casos con un total anual de 523 casos (en la Matanza, la segunda en la tabla, hubo 216 casos), que fueron aumentando conforme transcurrían los cuatro trimestres del 2020: pasó de 71 casos en el primero, a 115 y 150 en el segundo y tercero, para terminar en 187.
Este aumento de casos se da a nivel general en los distritos relevados a medida que fue avanzando el 2020, “la mayor cantidad de las situaciones de violencia analizadas en este informe se registraron durante el último trimestre de 2020: en el primer trimestre 604 casos, en el segundo 687, en el tercer trimestre 719 y en el cuarto 765, en total suman 2.775”, afirman desde el Ministerio, aunque no hay conclusiones con respecto a por qué esto sucede de esta manera.
Asimismo, el informe destaca que la vía por donde llegan la mayoría de las denuncias (46%) es por la línea 144, que a partir del segundo trimestre de 2020 incorporó también la posibilidad de atención a través de WhatsApp. El resto fueron derivaciones realizadas por áreas de Género municipales (20 casos); la Línea 144 Nación (17), medios de comunicación (11), la Línea 137 de la Ciudad de Buenos Aires (10) y otros ministerios de la Provincia (6).
Como medidas que se tomaron desde el Ministerio, se anuncian 500 presentaciones judiciales, y 191 dispositivos duales (tobilleras electrónicas), al 31 de diciembre se contabilizaron 211 equipos activos en toda la Provincia. Estas tobilleras tienen el fin de monitorear que el agresor no se acerque a las denunciantes, si hay una orden judicial de restricción. En el informe no hay datos sobre la entrega de botones antipánico, y en el caso de las tobilleras es un número bajo en relación a la cantidad de casos y denuncias.
Con respecto a los femicidios, aseguran que desde el Ministerio se abordaron 110 en todo el año, aunque dos ocurrieron en el 2019, y aclaran que este número no se corresponde con los femicidios que realmente ocurrieron. Además brindan una lista por trimestre de las ciudades dónde ocurrieron esos femicidios y trans travesticidios.
Nada más.
Los datos brindados no hablan de quiénes son los agresores, un análisis que si relevan observatorios impulsados por organizaciones de mujeres y que permiten ver por ejemplo, que son por lo general las parejas o ex parejas los principales responsables.
Tampoco hacen referencia a un dato que resonó mucho el último tiempo a partir del asesinato de Ursula Bahillo: uno de cada cinco femicidas pertenece a algunas de las fuerzas represivas. En la policía bonaerense, por ejemplo, hay 6.000 agresores denunciados por violencia, de los cuales el 80% siguen en funciones.
Por otro lado, en el documento hacen referencia a que las denuncias llegan a través de la línea 144 o derivaciones de otras instituciones, pero ¿Qué pasa con las mujeres o LGBTIQ+ que no hacen denuncias, no se acercan a organismos públicos para asesorarse, o simplemente no los conocen?. Sin ir más lejos, la sede central del Ministerio se encuentra en la ciudad de La Plata, sin embargo no hay ni un cartel que indique su ubicación. Tampoco hay un acercamiento del Ministerio hacia los lugares más vulnerables, y como también quedó evidenciado en el caso de Úrsula, muchas veces las denuncias son desoídas por la policía, las comisarías de la mujer, por la justicia y por el mismo Ministerio.
Tampoco el informe analiza las condiciones socio-conómicas de esas mujeres y diversidades, o de les niñes y adolescentes que se quedaron sin madres, víctimas de violencia machista. El año pasado, en Guernica muchas de las que estaban a la cabeza de la toma de terrenos eran mujeres que buscaban escapar junto a sus hijes de la violencia, y que plasmaron en carne propia el problema habitacional de la provincia, así como también la respuesta del gobierno de Axel Kicillof, del ministro de Seguridad Sergio Berni, del de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque y la justicia: represión.
Este es solo un ejemplo, pero ilustrativo de la respuesta a los problemas estructurales de las mujeres y diversidades, la falta de presupuesto para albergues para mujeres en situación de violencia, falta de oportunidades laborales para lograr independencia económica, falta de cupo laboral trans, falta de planes de viviendas, ayuda económica, garantizar el acceso a becas y capacitaciones, por ejemplo, no son ni siquiera ideas contempladas.
Ni el patriarcado se acabó, como dijo Alberto, ni la multiplicación de organismos, oficinas y ministerios es suficiente cuando se anuncia que hubo 2.755 casos críticos en el 2020 y la respuesta del Estado fue presentaciones judiciales y tobilleras electrónicas. Ni el anuncio de la construcción de 14 nuevos refugios repartidos entre las 27 provincias argentinas pueden tapar que en el 2020 hubo 329 muertes violentas de mujeres, travestis y trans a nivel nacional y en lo que va del 2021 hubo más femicidios que días.
Por eso la consigna “El Estado es responsable” adquiere densidad, porque es urgente declarar la Emergencia por violencia de género, es urgente destinar un presupuesto acorde a las necesidades de las mujeres y diversidades y no para el pago de la fraudulenta deuda externa. Se condensa en nuestros cuerpos que gritan: Ni Una Menos y se organizan una y otra vez para ganar las calles.