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Red Internacional
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Solidaridad del MAC-PTS con vecinas y vecinos de Tío Rolo en Rosario

Luego del corte y concentración del Plenario del Sindicalismo Combativo frente a Gobernación, una delegación de trabajadores y jóvenes del Movimiento de Agrupaciones Clasistas y del PTS fue hasta el barrio Tío Rolo, en la populosa zona sur de Rosario. La visita fue para llevar la solidaridad con las compañeras y compañeros del FOL y con los vecinos que, desde hace dos meses, pelean por un pedazo de tierra.

Viernes 18 de septiembre de 2020 11:15

Solidaridad del MAC-PTS con vecinas y vecinos de Tío Rolo - YouTube

Si la acción de la mañana puso un fuerte hincapié, como parte de un programa de demandas, en la denuncia de cómo el gobierno de Perotti vacía el sistema de salud y en un apoyo militante y sensible a las trabajadoras y los trabajadores de la salud, la visita a Tío Rolo expresó la solidaridad activa frente a los vecinos y vecinas que, desde Guernica hasta Rosario, ocupan tierras frente a la negativa de los gobiernos a garantizar el derecho a la vivienda. Crónica de una pelea de trabajadores, trabajadores y mujeres.

Mujeres

Como en Guernica, son las mujeres las que están al frente. Y se nota. Hacen pozos, construyen, organizan las comidas, distribuyen las donaciones. Dirigen el conjunto de la actividad. Las hay jóvenes y más experimentadas y ellas imponen su impronta. Las mujeres, en su mayoría desocupadas, recibieron con calidez y sensibilidad a la delegación de docentes, trabajadores metalúrgicos, jóvenes maestras reemplazantes y estudiantes del PTS en el Frente de Izquierda-Unidad, que llevaron alimentos, ropa, elementos de limpieza y abrigos para bancar la dura parada de ocupar un terreno y construirlo desde cero.

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Ellas mismas, junto a compañeros y compañeras del FOL, distribuyeron los elementos entre vecinos a los que no les sobra, claramente, nada. En esos terrenos, contaban, soportaron fríos inaguantables, junto a sus chicos y señores y señoras mayores. Celina Tidoni, que es abogada de trabajadores y docente, conversaba con ellas y le contaban que el 80% son mujeres. Esas realidades no llegan a los “paquetes” ministerios de Género, más preocupados en que mujeres de la clase dominante ocupen cargos para empeorar la vida a las mayorías, mujeres incluidas, que en solucionarle los problemas a esas bravas mujeres de los barrios más golpeados.

Los barbijos bien colocados no impidieron los diálogos amenos y cómplices entre Myriam y Soledad, compañeras del FOL, y Clara, Arlene y Tamara, jóvenes docentes precarizadas.

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La toma no fue fácil. Para nada. Apenas se acercaron los vecinos y las vecinas a ocupar un pedazo de tierra vacía, su supuesto dueño los y las enfrentó con toda la brutalidad que ostentan los dueños de las cosas: usaron topadoras, montaron un dispositivo represivo con la narco Policía, y quisieron sacarlos. Cuentan las vecinas, con lágrimas en los ojos que, topadora al frente, un anciano fue despojado de todos sus bienes. No tenía nada pero le dejaron una nada más grande. Las vecinas, contando las pocas monedas, juntaron todo para devolverle lo que perdió y, sobre todo, devolverle la dignidad. Esas mujeres, esos vecinos, sacaron la fuerza de los que no tienen nada. Y resistieron con bravura. Por eso siguen ahí, bancando esa dura pelea, construyendo. No es fácil persuadir a los despojados de todo, de no pelear por lo que es justo. Y no los persuadieron, claro.

Muro

Con toda la insensibilidad y desprecio por la vida que tienen los patrones, los especuladores, los capitalistas, una vez que “el dueño” vio que no podía echar a esas valerosas mujeres y vecinos, tuvo la idea que tienen todos los reaccionarios e insensibles del mundo, desde Trump hasta los sionistas que sojuzgan al pueblo palestino: ponerles un muro. Sí. Una pared, una línea divisoria que separe a esos vecinos sin tierra ni hogar, del terreno libre para hacer especulación, barrios privados.

Con ironía, pero indignado, Franco Casasola, uno de los docentes del PTS que fue como parte de la delegación preguntó: “acá conectividad no hay, ¿no?”. Las vecinas, con bronca en la garganta y dolor en sus ojos, se pisaban para responder lo obvio, que las clases virtuales a los y las que dejan afuera, sobre todo, es a los hijos y las hijas de los pobres, que no tienen ni computadora, ni internet, ni el supuesto derecho básico a la educación. La Constitución no funciona en donde falta todo y no sobra nada.

Una amistad

La “buena onda” con que las compañeras del FOL recibieron a la delegación no fue gratuita. Estuvo abonada en peleas comunes. Tío Rolo está cerca, muy cerca, de la fábrica Electrolux y rodea al cordón industrial y metalúrgico de Ovidio Lagos, pasando Circunvalación. Durante el duro conflicto de los jóvenes metalúrgicos de Electrolux contra los despidos en el 2019, los compañeros y las compañeras del FOL expresaron una solidaridad activa y muy reivindicable. De hecho, aportaron una carpa que fue destruida por la patota de la burocracia sindical que desalojó el acampe. Esa dura pelea, muy dura, soldó un lazo de unidad de clase entre los despedidos de Electrolux y las compañeras y los compañeros del FOL, entre ellos Rubén Benitez, obrero despedido de la lucha del Lavadero Virasoro, y actualmente organizador del FOL. No por nada, entre los compañeros del MAC y del PTS estaba Lucas Tondo, dirigente de los metalúrgicos despedidos.

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Esos lazos solidarios, clasistas, se dan entre trabajadores. Los patrones no saben de estas cosas.

Un mundo injusto, que hay que cambiar de raíz

Son 100 familias las que, con esfuerzos indecibles, hacen sus casas con lo que tienen. Día y noche peleando por el derecho a la vivienda, con sus propias manos, frente a gobiernos nacional, provincial y municipal que las y los ignoran. Del otro lado del muro, decían las vecinas, hay lugar para construir más de 3000 viviendas, para muchísimas personas sin techo ni tierra. Pero el Estado no va ahí para garantizar ese derecho, sino para garantizar, con armas, como en Guernica, el derecho a la especulación inmobiliaria. En pequeño, en Tío Rolo, aflora toda la irracionalidad de un capitalismo que perpetúa la desigualdad y la miseria. Y la perversa racionalidad de partidos que defienden eso. Esa porquería.

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En pequeño, seguramente, la visita de los compañeros y las compañeras del MAC y del PTS a esas vecinas que pelean por lo justo, no es una mera acción solidaria. Es un símbolo, que hay que desarrollar, de unidad de los trabajadores, ocupados, desocupados, pobres, para pelear por vivienda, salario, salud, educación, contra la represión y el hostigamiento policial. En esta importante y linda actividad en Tío Rolo, se cocina el futuro para las peleas que vienen en el medio de una crisis social inédita. Que no se corte.