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Red Internacional
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COVID-19. Vivir en hacinamiento la cuarentena

Siendo maestra de secundaria conozco las condiciones que viven mis alumnas y alumnos, la realidad de miles de personas que viven en hacinamiento.

Viernes 27 de marzo de 2020

Durante la última semana de clases, previa a la suspensión de labores en las escuelas los alumnos intercambiaban experiencias sobre cómo es vivir el confinamiento en una casa con más de diez habitantes y las terribles condiciones que padecen.

Mientras las medidas del gobierno para combatir el COVID-19 comienzan con el aislamiento de la población en sus casas, y en los medios de comunicación no hablan de otra cosa más que pasarla bien en el encierro, nadie menciona problema de más 34 millones de personas que residen en viviendas con hacinamiento.

"En mi casa ni se puede estar, viven todos mis primos y nunca se callan, no puedo estar ni siquiera en mi cama yo sola porque la comparto con mis hermanas"

  •  testimonio de una alumna de mi clase.
  • Mientras la recomendación de la ONU es que las personas contagiadas permanezcan en una habitación exclusiva y con un baño propio, eso en México donde más de una familia comparte una misma vivienda es casi imposible.

    En la CDMX, la densidad de la población es de casi 6 mil habitantes por km2, los espacios de vivienda de las familias mexicas son escasos, muchos conviven con 10 personas o más en espacios reducidos y siendo sostenidos económicamente por trabajadores en condiciones terribles, con jornadas de trabajo exorbitantes y con salarios que no alcanzan. No solo tienen una vida de carencias, sino que ahora están expuestos al virus y tiene pocas oportunidades para hacerle frente, pues generalmente el hacinamiento viene de la mano de condiciones precarias de vida y por lo tanto de carencias en la alimentación de las familias.

    Todo esto sin contar los asentamientos supuestamente temporales producidos por el sismo cuyas familias siguen sin tener garantizado un techo donde dormir.

    Las maestras conocemos de primera mano las condiciones en las que tienen nuestros alumnos y sabemos que no es saludable para ellos quedarse en casa cuando no hay espacio suficiente para todos los integrantes de las familias, sobre todos cuando sus padres tienen que seguir trabajando aun en esta contingencia y muchos ni siquiera cuentan con cobertura de salud pública.

    Nosotras exigimos no sólo que nuestros alumnos se queden en su casa, sino que también se les brinde a ellos y sus familias condiciones adecuadas y suficientes para vivir; que el gobierno garantice viviendas para las familias con suficiente espacio para todos, que a las y los trabajadores tengan garantizado su salario y este sea acorde a la canasta básica para que no tengan que salir a las calles a exponerse a un posible contagio y que se brinde un mecanismo efectivo que permita tener a nuestro alcance alimentos, medicina y en caso de ser necesario la atención médica inmediata e irrestricta para todos y todas.

    Garantizar que todas las familias tengan un lugar digno para vivir y resguardarse en esta cuarentena se puede lograr si por ejemplo se expropiara toda la vivienda desocupada y se repartiera entre quienes la necesitan. En lugares como Santa Fe, por ejemplo, la desocupación habitacional alcanza hasta un 40% de las viviendas disponibles por el alto costo de los inmuebles; también, los hoteles deben reconvertirse en albergues sanitarios para personas que vivan en condiciones precarias. Esto de la mano de un plan emergente de construcción de vivienda digna para las y los trabajadores y sus familias.

    Mientras no se garanticen estas medidas mínimas las vidas de los trabajadores y sus familias seguirán corriendo riesgos.

    *La maestra Monserrat Sánchez es integrante de la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase.