Cuando en el mes de julio el nombre de la panista apareció con fuerza para ser la candidata presidencial de la oposición hubo voces que vaticinaron un verdadero fenómeno político capaz de disputar la presidencia de la república a la 4T. Unos meses después, la candidatura de Gálvez parece desinflarse.
Jueves 26 de octubre de 2023
Después de cinco años en los que el gobierno de López Obrador ocupó a la oposición de derecha como bolsa de boxeo, los partidos que hoy conforman el Frente Amplio por México (PAN, PRI y la rémora que es el PRD) tenían el reto de encontrar un candidato o candidata medianamente viable para las próximas elecciones federales enfrentando los altos índices de la aprobación presidencial y el descrédito de sus partidos producto de las políticas impulsadas por gobiernos panistas y priistas responsables en gran medida de las condiciones de precarización y pobreza en que viven los trabajadores y sus familias, así como el empobrecimiento cada vez más marcado de las clases medias.
El elenco del que saldría su candidato lo formaban figuras como Beatriz Paredes, Enrique De la Madrid o Claudia Ruiz Massieu, todos ellos del PRI; Miguel Ángel Mancera o Silvano Aureoles del PRD, así como Santiago Creel, Francisco Cabeza de Vaca, la ultraderechista Lily Téllez y Xóchitl Gálvez por parte del PAN, está última colándose con fuerza de último minuto.
Fueron días difíciles para la oposición que no hallaba rumbo e intentaba esconder sus divisiones internas y los escándalos de corrupción de Altio Moreno o los vínculos con el narcotráfico de Cabeza de Vaca, todo, mientras que la opinión pública parecía dar por hecho el triunfo de Morena para un segundo periodo. La pregunta no era qué partido ganaría las elecciones sino quién sería el candidato del oficialismo y por tanto muy probablemente el próximo presidente o presidenta.
Acompañando tras bambalinas a la dirigencia formal de los partidos de la oposición figuraba Claudio X. González que empujaba para mantener unido el frente opositor pese al descalabro en las elecciones de junio; de igual manera, ocupando sus espacios en mesas de opinión y análisis político, un pequeño pero bien acomodado grupo liderado por Héctor Aguilar Camín se empeñaba en convencer de que lo que necesitaban los partidos del frente era un outsider que arrebatará al oficialismo el discurso de cambio. La figura de Xóchitl Gálvez apareció en la escena como una posibilidad a la que incluso veían con simpatía intelectuales del régimen como Sabina Berman o Hernández Gómez, deslizando la idea de un supuesto toque progresista y ciudadano de la candidata opositora pero sin dejar de señalar la pestilencia de los partidos que la apoyaban.
Por su parte la empresaria panista llevaba tiempo trabajando una candidatura para contender por la Ciudad de México, animada por los resultados del panismo en la elección intermedia de 2021 creyó tener posibilidad de arrebatar el principal bastión de Morena pese a que el control del partido en la capital lo tiene Santiago Taboada, alcalde de Benito Juárez acusado de múltiples casos de corrupción ligados al llamado cartel inmobiliario y quién también busca la candidatura del Frente para la ciudad.
Así pues, ante la ausencia de otra figura viable para la candidatura presidencial y el descrédito de los partidos de oposición, así como el camino complicado para obtener la candidatura a Jefa de Gobierno, Xóchitl Gálvez apostó por la presidencia de la República. De inmediato hubo voces que se sumaron en coro anunciando la llegada de la némesis de la 4T. Sus promotores presumían como cualidades un supuesto origen popular que decían conectaría con la gente, tenía carisma y agilidad mental necesaria para responder la crítica constante desde Palacio Nacional; características que según los intelectuales y políticos de la derecha contrastaban con Claudia Sheinbaum, la candidata del presidente que se muestra como una figura más gris y menos cercana al electorado de los sectores populares.
Por otro lado, el propio López Obrador anunció en la conferencia mañanera que estaba enterado de que la mafia del poder había elegido a Gálvez como su candidata y que detrás de la decisión estaba el poder económico coordinado por Claudio X. González. Mientras tanto el Frente Amplio por México continuó durante el mes de agosto con una farsa de proceso interno en el que poco a poco el resto de aspirantes a la candidatura fueron declinando a favor de la panista para que a principios de septiembre, intentando ganarle a Morena los tiempos y la cobertura mediática se anunciara la candidatura de Xóchitl Gálvez en un escueto evento en el Ángel de la Independencia.
Una bicicleta que se poncha antes de iniciar la carrera
Desde entonces la candidatura de Gálvez parece errática y está permanentemente a la defensiva. Primero tras la publicación de contratos millonarios con el gobierno en los que sus empresas se vieron beneficiadas durante las administraciones panistas, después al descubrirse el plagio del informe con el que obtuvo su título profesional en la Facultad de Ingeniería de UNAM, además de la publicación de investigaciones periodísticas que presumen nuevos actos de corrupción durante su gestión como alcaldesa en Miguel Hidalgo.
Por si fuera poco durante todo septiembre la conversación pública cubrió con mayor interés las divisiones dentro de Morena por la designación de Sheinbaum y el peligro de una ruptura definitiva con Marcelo Ebrard y el grupo de legisladores que lo apoyan. Iniciada la nueva legislatura llegó la presentación del 5to Informe de Gobierno y el envío al congreso del presupuesto para el año que viene sin que Xóchitl Gálvez haya conquistado mayor cobertura en el plano nacional. Quizá por ello, la candidata del frente retomó su curul en el Senado y desde ahí intenta hacerse parte de la conversación política y la cobertura de los medios de comunicación. Presentó un presupuesto alterno y se sumó justo a la oposición en su apoyo a la SCJN por la desaparición de fideicomisos impulsada por el oficialismo pero su figura continúa desangelada.
Su peor momento hasta ahora sucedió con la publicación de la encuesta presidencial a cargo de la firma Buendía & Márquez que el periódico El Universal presentó los primeros días de octubre. En la la encuesta, Claudia Sheinbaum aventaja con 30 puntos en las preferencias electorales, pero no solo eso, los negativos de los partidos del Frente Amplio por México presentan un saldo negativo difícil de remontar: el PRI con -42, el PAN -26 y PRD -25 por ciento de aprobación.
En este escenario, la panista asegura que ella tiene otros datos. Frente a los 30 puntos que le lleva de ventaja el oficialismo presenta como fortaleza su bajo reconocimiento de nombre a nivel nacional, asegura que cuando incremente el número de personas que la conocen también incrementará el número de personas que votarán por ella ¿Qué más puede decir?
Tras la publicación de la encuesta de El Universal y con las dificultades de Xóchitl Gálvez para articular un sólido equipo de campaña, los medios oficialistas se han dado un festín destrozando la candidatura del frente, espacios como Los Periodistas en Sin Embargo llevan semanas documentando los traspiés de la campaña; el canal de Julio Astillero, quizá más equilibrado, duda de qué la oposición tenga posibilidades reales de contender por la presidencia; pero las dudas no solo viene del periodismo que se asume de izquierda, Carmen Morán articulista del diario El país asegura que "La bicicleta de Xóchitl Gálvez lleva un tiempo pedaleando con lentitud o lo que es lo mismo, la oposición va a empezar la carrera electoral con poco fuelle" dicho así, los contornos de la elección del año próximo parecen delinearse .
No son pocas la voces que opinan que para el Frente la apuesta será posicionar una candidata lo más viable posible de manera que los votos obtenidos le permitan tener una mejor posición en el congreso para de esa manera frenar a Morena y sus aspiraciones de mantener la mayoría calificada (cosa que tuvo durante todo el sexenio) además de impedir a toda costa que el próximo sexenio cuente con la mayoría necesaria para cambios constitucionales. De ser cierto, Gálvez será sacrificada en espera de mejores tiempos para la oposición de derecha.
Siendo lo más probable que Morena mantenga la presidencia de la república en 2024, de mantener su control sobre ambas cámaras y la mayoría de gobiernos estatales Morena avanzará en su consolidación como partido oficial, no obstante, tendrá el reto de responder nueva y permanentemente a las aspiraciones de grandes capas de la población que siguen confiando en la 4T, aspiraciones que quedan cortas con lo que realmente ha hecho el gobierno. A su vez, la consolidación de los aspectos más reaccionarios y cuestionados del gobierno de López Obrador: la militarización del país y la violencia, sumando la crisis migratoria y la subordinación al imperialismo, no serán revertidos ni solucionados por un futuro gobierno de Claudia Sheinbaum anclado a su carácter de progresismo tardío, si bien se vive un momento de estabilidad económica y financiera con el boom del nearshoring, las perspectivas internacionales impondrán marcos limitados para mantener abierto el grifo de recursos hacia los programas sociales. En el escenario actual, será el resultado de la lucha de clases enfrentando la violencia desmedida así como la creciente precarización y la explotación laboral la que que podrá cimbrar la estabilidad del régimen bajo la 4T, y no los tímidos avances de la oposición de derecha, esto pese al apaciguamiento y control que existe sobre el movimiento obrero y la incorporación de sectores de la izquierda otrora independiente en las filas del oficialismo.