A propósito del proyecto sobre jubilaciones impulsado por el gobierno nacional, la economista critica aspectos importantes de la misma.
Mercedes D’Alessandro @dalesmm
Sábado 11 de junio de 2016
El 86 por ciento de quienes accedieron a la última moratoria previsional fueron mujeres, muchas de ellas se dedicaron a ser amas de casa o fueron trabajadoras precarizadas gran parte de sus vidas. Nuestra sociedad tiende a ver al ama de casa como alguien que “no trabaja”, no considera trabajo a las tareas domésticas: cuidar a los niños, limpiar, hacer las compras, cocinar, son tareas que llevan muchísimo tiempo. Es como si las mujeres hicieran todas estas tareas “por amor”, de este modo el trabajo de estas mujeres es invisibilizado.
Según el INDEC, en promedio las mujeres dedicamos casi el doble de tiempo a las tareas domésticas que los varones (¿tenemos el doble de amor por limpiar el inodoro y hacer las compras?). Incluso una mujer que trabaja full time dedica más tiempo a las labores domésticas (4,9 horas) que un hombre desempleado (4 horas). El trabajo doméstico se visibiliza cuando hablamos de lo que sale pagar niñera, geriátrico, empleada doméstica, pedir comida, etc. No sólo todas las mujeres hacemos más tareas domésticas sino que además entre quienes se dedican full time (las amas de casa propiamente dichas) el 93% son mujeres.
A esto se le suma que en la actualidad más de un tercio de las trabajadoras tienen trabajos precarios que no le generan aportes previsionales, de salud ni le ofrecen cobertura gremial.
La política de igualar las edades jubilatorias en un marco de abstracción no es “mala”, pero anular la moratoria para las jubilaciones y subir la edad mínima jubilatoria para las mujeres en un contexto de tanta desigualdad en lo laboral y con un Estado que no colabora a una mejor distribución de los cuidados no implica un paso hacia la igualdad sino más bien le genera mayores inconvenientes a un conjunto de mujeres que hoy no podrá acceder a una jubilación y se verá empobrecida.
Las jubiladas mujeres cobran en promedio un 24,5 por ciento menos que sus pares varones. “Las razones son que las pensiones son menores que la jubilación (y el 87 por ciento de las beneficiarias son mujeres); que las trabajadoras pueden retirarse cinco años antes (y los aportes acumulados son menores) y que, mientras generan un sueldo, cobran menos que los trabajadores” explica Luciana Peker en esta entrevista a Bosio.
El kirchnerismo, si bien otorgó moratorias para que se extienda la cobertura previsional no fue capaz de implementar la jubilación para amas de casa y se opuso una y otra vez al 82% móvil. Es decir, dejó la puerta abierta -como con la precarización del empleo público- para que el gobierno entrante se lleve puestos estos derechos.