×
×
Red Internacional
lid bot

CHARLIE HEBDO. “Yo soy Charlie” del periodismo crítico a la crítica al periodismo

El asesinato de periodistas y caricaturistas de la revista satírica Charlie Hebdo remeció nuevamente al mundo. Esta vez las víctimas fueron periodistas que desde las páginas de la revista, con una mirada crítica, cuestionaban con sarcasmo e ironía al poder político, religioso y económico.

Viernes 16 de enero de 2015

Entre las muchas lecturas que de este hecho pueden hacerse, hay dos que me interesa relevar. Uno, señalar que en momentos en que los medios de comunicación habían perdido credibilidad, convirtiéndose en verdaderos propagandistas del poder, el asesinato de parte importante del equipo de Charlie Hebdo pone nuevamente al periodismo crítico, incisivo, desafiante, en el centro de la escena, reapareciendo la figura heroica del periodista crítico que termina siendo víctima de las verdades que deja en evidencia.

La historia está plagada de periodistas que cayeron ejerciendo la crítica social, la crítica al poder. América Latina cuenta por cientos las víctimas: periodistas militantes como Rodolfo Walsh, emboscado y asesinado por Grupo de Tareas 3.3 de la Escuela de Mecánica de la Armada, tras denunciar la dictadura militar argentina en su famosa “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”, que denunciaba sus crímenes.

En Chile, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet un grupo de periodistas entre los que se cuentan a Juan Pablo Cárdenas, director de Análisis, Mónica González, Felipe Pozo, Fernando Paulsen e Iván Badilla denunciaron los montajes, crímenes y desapariciones de la dictadura militar, desde las revistas Análisis, Cause, Fortín Mapocho o Apsi. En 1986 José “Pepe” Carrasco editor internacional de Análisis fue secuestrado y asesinado por la CNI.

Incluso hoy en países como México ser periodista es una profesión de riesgo: decenas han sido amenazados, secuestrados y asesinados ya sea por grupos ligados al narcotráfico o por el estado en un país donde la violencia se ha vuelto cotidiana.

Pero hay una segunda lectura del hecho: sus consecuencias políticas e ideológicas. Así como tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York los medios de comunicación fueron el baluarte que permitió la legitimación de la política reaccionaria y guerrerista norteamericana, hoy vuelven a posicionar la cuestión del “terrorismo” como legitimador de la “unidad nacional” patriótica, antiislamista, racista y reaccionaria. Señalando a “los malos”, siempre “los otros”, “los extranjeros”, “los fanáticos religiosos”. Un periodismo acrítico, simplista, binario.

El reposicionamiento de la “lucha contra el terrorismo” basado en la “unidad nacional” no puede ser más peligroso. En Chile los medios vienen instalando la idea de la existencia de grupos “terroristas” que estarían tras los “bombazos” en Santiago y Temuco, así como han estigmatizado a organizaciones y comunidades mapuche como “terroristas”. Sobre esta base pretenden legitimar la modificación de la Ley Antiterrorista, permitiendo la infiltración de movimientos políticos y sociales en un momento en que el poder y sus representantes están siendo fuertemente cuestionados.

Después de años en que el periodismo crítico, cuestionador, militante había quedado reducido al mínimo, si espacio, sin sustento asfixiado por la falta de financiamiento y bajas ventas, como le sucedía a la misma revista Charlie Hebdo, tal vez sea el momento en que reemerga ese periodismo cuya esencia es develar al poder y criticar el orden de cosas existente, tal como lo hizo Rodolfo Walsh en los 70 en su Carta a la Junta Militar con absoluta claridad de su destino “Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.”