La violencia social que muestra la televisión y la violencia escolar que se oculta. El control militarizado del pueblo trabajador como caldo de cultivo para la batalla de pobres contra pobres.
Viernes 16 de septiembre de 2016
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El martes 13 ocurrió un hecho en la ciudad de Zárate que trascendió en pocas horas a los medios nacionales.
Titulares como “Justicia por mano propia deja a un delincuente muerto” o “Víctima de asalto, atropella y mata a un ’motochorro’” se hacían eco en los medios locales y nacionales, cuando un comerciante de la zona atropelló a su asaltante provocándole la muerte.
Este hecho, lejos de ser aislado, se suma a una seguidilla de hechos de este tipo, como lo fue el del médico de Loma Hermosa que asesinó a un ladrón de varios disparos, o el remisero de Villa Ballester que también asesinó a su asaltante de dos tiros.
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La pregunta, luego de varios episodios de este tipo, sería por qué se llega a esta situación. ¿Por qué entre personas de la misma clase se están matando? ¿Por qué de alguna manera se vuelve al siglo II antes de Cristo, a la “ley del talión”, al ojo por ojo, diente por diente?
La respuesta que se da desde el Estado es minar las calles de la ciudad con las fuerzas represivas que tiene, la Policía Federal, la Gendarmería, Prefectura; todas con las manos llenas de sangre, los mismos que están detrás de todos los delitos organizados como la trata de personas, los desarmaderos de autos, el narcotráfico; los mismo que mandan a robar a los pibes en los barrios para llevarse la tajada más grande y luego los que terminan muertos o desaparecidos son esos mismos pibes.
Muchos son los interrogantes y muchas son las respuestas que provocan estos enfrentamientos diarios que terminan con la muerte de jóvenes y trabajadores y merecen un análisis más profundo, como por ejemplo responder a qué se les ofrece a los jóvenes hoy en dia. ¿Qué educación se les brinda? ¿Qué seguridad y estabilidad laboral tiene la juventud?
El problema es netamente social y mucho más profundo y real de que “los pibes o los jóvenes nacen chorros”. Hace años que la famosa “estabilidad económica” y el spuesto “pleno empleo” del que se jactaba el kirchnerismo ya no convence ni en el relato. Dejaron una tasa de pobreza del 19,7 %, que significa 8,4 millones de personas.
Hoy el gobierno de Macri y sus gerentes y empresarios profundiza aún más esta situación, elevando lo índices de desempleo donde los trabajadores más afectados fueron los de menor calificación y los precarizados. De los 80.446 despidos en el sector privado, 71,88 % corresponde al sector Construcción, 23,40 % a Industria y 4,72 % al Servicios. A su vez en el sector público las cesantías se repartieron entre dos grandes áreas: el Estado nacional (38,28 %) y las provincias (48,56 %).
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Violencia social, violencia escolar
El problema es mucho mayor cuando la violencia social se traduce en violencia escolar, esa violencia que se ve reflejada a diario en las escuelas, donde los pibes no ven futuro alguno ya que todo a su alrededor, su familia, sus amigos y los jóvenes en general no son más que un número dentro del sistema, un número que cuando no sirve se descarta.
Esa violencia escolar la genera el mismo Estado, recortando presupuesto en los comedores escolares destinando $ 9,20 para almuerzo y desayuno mientras le deposita millones de pesos a los colegios privados (según el relevamiento oficial de 2010 la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires aportaron a 3.500 establecimientos educacionales católicos la suma de $ 4.200 millones. Actualizando esos montos las transferencias para la educación católica rondaría en 2013 entre $ 5.100 y $ 6.300 millones y casi $ 2.102 millones en 2015).
Todo en detrimento de una educación pública de calidad. es más, si existe un boleto estudiantil es porque hubo una lucha de miles de jóvenes estudiantes y docentes que hasta dejaron la vida para arrancarle ese derecho al Estado, que durante décadas se lo negó y se lo sigue negando a millones de niños que no pueden ir a estudiar.
Vale recordar el caso de un padre de un alumno de Catamarca que se dirigió a la directora de la escuela para "aclararle" que su hijo se había ausentado por razones económicas. "No tenía para darle para el boleto, no ando bien estos días con trabajo, le pido mil disculpas y espero sepa entender", le escribió.
"Por las dudas no pueda volver a ir usted ya sabe el porqué; yo vivo solo con mi hijo y no tengo otra entrada más que las changas que hago con albañilería", sostuvo el hombre en la misiva. Si esto no es “violencia”, si negarle el derecho a una educación de calidad a nuestros pibes no es violencia, ¿entonces qué es? ¿Por qué los medios no se indignan con esto pero sí cuando ese mismo pibe, al que se le negaron cientos de derechos, quizás sale a robar?
Es entonces en este marco de suma violencia donde los que más nos roban tienen traje y corbata y son los principales responsables de que hoy haya una “batalla campal” de pobres contra pobres, una batalla en la que pareciera que está destinado a sobrevivir el “más apto”, mientras ellos, los de traje y corbata, miran por la tele y se ríen y burlan.
Porque ellos no viven la vida del laburante, del trabajador y de los jóvenes precarios.