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Red Internacional
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EDUCACIÓN EN PANDEMIA. Deserción escolar en superior y media superior: UNAM e IEMS destacan en la pandemia

La deserción escolar se ha vuelto un fenómeno terrible cada vez más recurrente en la educación pública por la pandemia. A continuación, dos ejemplos localizados en la Ciudad de México que ilustran muy bien este proceso.

Arturo Rendón Académico de la agrupación Nuestra Clase

Miércoles 3 de febrero de 2021

La deserción escolar se está convirtiendo en un fenómeno de mayor envergadura conforme la crisis sanitaria y económica se profundiza. Uno de sus resultados vistos hasta ahora es que para los niños y jóvenes se vuelve cada vez más difícil poder realizar sus estudios, ya que no cuentan con los ingresos suficientes para su sustento (o en su defecto sus padres o tutores quedan desempleados), ni con internet o equipo de cómputo para tomar las clases a distancia.

Dicha situación se ha reflejado en los números de algunas instituciones de educación superior y media superior. Para las primeras podemos poner el ejemplo de lo que ocurre en la Universidad Nacional Autónomas de México (UNAM), ya que recientemente reportó que la deserción escolar se ha incrementado en 229%. Lo que significa que alrededor de 7 mil 700 estudiantes de licenciatura y bachillerato han suspendido sus estudios, en contraste con 2 mil 343 alumnos que lo hicieron en el 2019. Así, el número total de estudiantes de la máxima casa de estudios llega a 217 mil 808 alumnos de licenciatura y 111 mil 569 de bachillerato.

Las cifras dadas por la propia UNAM exponen que el 90.1% de las deserciones se presentaron a nivel licenciatura, lo que representa 6 mil 938 alumnos que cursaban en algún semestre de nivel superior, donde las principales afectadas son la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), con mil 135 estudiantes; las Facultades de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán con 791 alumnos y Acatlán con 555, mientras que el 9.9% restante corresponde a sus bachilleratos: del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), el plantel Sur registra 161 bajas y el Oriente 15, mientras que la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) no supera las 41 bajas.

Lo que ha hecho la pandemia es sacar a relucir la desigualdad social que existe dentro de la UNAM y el sistema de educación pública, que no es más que un reflejo de la desigualdad social que produce la propia sociedad burguesa. Si de por sí el ingreso a la universidad ya estaba limitado, ahora se ve más limitado con esta situación, pues en la última Encuesta de Movilidad de la máxima casa de estudios se reveló que el 62% de los estudiantes tienen acceso a internet en sus casas, mientras que el 25% no cuenta con un espacio adecuado para realizar sus actividades académicas.

El 34% de los alumnos no cuenta con una computadora y sólo el 18% cuentan con una tableta, es decir, que muchos no cuentan con las herramientas necesarias para desempeñar de la mejor manera sus estudios. Claro que esta situación no es ninguna sorpresa, ya se había advertido meses antes sin que el Estado tomara las medidas adecuadas. Además, dicha situación no sólo afecta a los estudiantes, también a los profesores, quienes son en su mayoría de asignatura, una figura profundamente precarizadora.

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Situación en el IEMS

La UNAM no es el único caso, también lo es el Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México (IEMS-CDMX), que dio a conocer que a partir de la emergencia sanitaria alrededor de 10% de sus alumnos han abandonado la escuela, cifra que fue dada a conocer por su directora, Silvia Estela Jurado Cuéllar. En videoconferencia, explicó que es en los dos primeros semestres es donde se presenta la mayor deserción de estudiantes.

La directora detalló que el Instituto implementó un mecanismo para detectar cuando los estudiantes dejan de ir a clase y entregar tareas, sin embargo, frente a tal situación de desigualdad social esto no alcanza para evitar que estos jóvenes tengan que abandonar sus estudios. Incluso la funcionaria trató de justificar esto diciendo que: “Ellos tienen su teléfono y cuando en un tiempo determinado en su casa no han podido tener contacto [con internet], salen [a la calle] a los postes [del C5] y es el momento en el que envían tareas, en el que bajan información, cuestionarios, etcétera, y se lo llevan a su casa para continuar trabajando”.

Al parecer Jurado Cuéllar no ha caído en cuenta que tomar clases, bajar lecturas y enviar tareas en un celular no es lo más indicado, tampoco ha notado que salir a la calle en medio de la pandemia para buscar internet gratuito en un poste C5 del gobierno de la Ciudad es lo más conveniente para cuidar la salud y menos se le pasó por la cabeza pensar que la red de esos postes puede llegar a ser bastante inestable. Es decir, las condiciones son todo menos óptimas para el estudio, más bien son bastante precarias, incluso muy peligrosas, porque si varias personas se aglomeran en torno al poste pueden enfermarse en situación de pandemia.

Una salida necesaria

Esta situación de precariedad en el mundo de la educación, que también existe para los propios trabajadores de la educación, no es exclusiva de la educación superior y media superior, también se presenta a nivel básico con otros matices, aunque sin duda es una variante de la misma problemática social. La cual no puede resolverse sin exigir, con la fuerza organizada de estudiantes, trabajadoras y trabajadores de la educación de todos los niveles, medidas como internet gratuito y equipos de cómputo en todas las casas, para que jóvenes y niños puedan ejercer su derecho a acceder a la educación pública y gratuita, y que las y los docentes no tengamos que solventarla con nuestros precarios salarios.

Los cual tendría que venir de la mano de luchar por un aumento al presupuesto educativo, sobre la base del no pago de la deuda externa e impuestos progresivos a las grandes fortunas, como la de Salinas Pliego o Slim.

Estas propuestas han sido retomadas por una joven aspirante a candidata independiente, Flora Aco González, quien desde la plataforma del Frente de Izquierda Anticapitalista (FIA) ha decidido emprender una campaña llamando a organizarnos por este tipo de exigencias y otras más que son necesarias para defender los derechos de los trabajadores, las mujeres y la juventud.