Se Tenía Que Decir.A dos años del rechazo del Senado: ¿qué dejó la fuerza de la marea verde en Argentina?
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Hace dos años, el 8 de agosto de 2018, las cúpulas de las Iglesias católica y evangélicas se ponían en acción contra el derecho a decidir y lograban su cometido. Informe especial en #SeTeníaQueDecir.
Viernes 7 de agosto de 2020 | Edición del día
Informe audiovisual: Luciana Fernández
Detrás del puñado de senadores que decidió darle la espalda al reclamo de millones, como refleja nuestro informe operó una alianza enorme: desde el Papa Bergoglio, lanzando (y operando) desde Roma con su “guerra santa” contra las mujeres, a las cúpulas evangélicas organizando el “lobby” y las movilizaciones antiderechos, en muchos casos incluso bajo amenaza de sanción para les pibes en los colegios.
El rol protagónico de los gobernadores como Capitanich, Uñac, Morales, y ni hablar Juan Manzur, que organizó marchas, declaró a Tucumán como provincia “pro-vida” e hizo todo para que el recinto se convierta en un búnker de los antiderechos, en audiencias por donde pasaron personajes como Abel Albino, Agustín Laje y otros tantos dinosaurios, también fue fundamental.
Toda una maquinaria de influencias antiderechos, a las que se llamó “los celestes”, para contar finalmente con el apoyo de las bancas de casi todas las coaliciones: desde Juntos por el Cambio al Frente de Todos y las bancas provinciales.
Paloma García, fotógrafa
El único bloque que mantuvo su coherencia fue el Frente de Izquierda, no sólo en 2018, sino también luego, en la campaña electoral de 2019, como había sido antes, y cómo es ahora, que a pesar de las promesas, el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto sigue cajoneado por decisión de Alberto Fernández y el kirchnerismo.
Pero todo esto tuvo su contracara: en las calles hubo miles de personas bancando el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto (CNDA). La fuerza de la marea verde, que se hizo sentir y se extendió por todo el país, traspasando incluso las fronteras.
Walter Piedras, fotógrafo
Varias oyentes nos mandaron audios contándonos cómo vivieron ese 8A. Muchas de ellas fueron jóvenes, pibas y sus docentes que se organizaron desde las escuelas y terciarios.
¿Cómo estamos hoy?
La derrota del Senado tuvo consecuencias, y una de ellas fue la mayor integración de las Iglesias al Estado.
En la Provincia de Buenos Aires se abrieron más de 20 Secretarías de culto, la mayoría a cargo de pastores o autoridades vinculadas a las cúpulas clericales. ellas emblemático quizá es el de la actual vicegobernadora Verónica Magario en La Matanza, que un día antes del rechazo del Senado creó una secretaria de culto y la puso a cargo de un pastor evangélico.
Lorena Paeta, fotógrafa
En Chaco, Capitanich integró a las iglesias al Estado a través del programa “Cristianos a Ayudar”, que lanzó en medio de la pandemia, con las jerarquías evangélicas, para asistir hogares de barrios pobres.
En Formosa, esa injerencia se expresa en clases religiosas en colegios públicos, sin autorización de las familias, con el aval de Gildo Insfrán (FDT).
Y a nivel nacional, la negativa a modificar la ley de Educación Sexual Integral, a debatir y aprobar el proyecto de legalización del aborto en el recinto, abrió la puerta a la avanzada que ahora vemos a través de la reciente reglamentación del Protocolo de abortos no punibles en CABA, donde Horacio Rodríguez Larreta hizo un gran gesto a estos sectores: objeción de consciencia institucional, menos semanas para acceder a la interrupción legal del embarazo y otras limitaciones impuestas a este derecho que existe desde hace cien años para los casos de violación, peligro de vida o de salud de las personas gestantes. Prácticamente nadie, salvo el Frente de Izquierda Unidad, en la voz de Myriam Bregman, lo denunció en el recinto de la legislatura porteña.
Las consecuencias están a la vista, y siguen motivando reflexiones, como las que aportan distintas referentes y periodistas feministas en el informe que acompaña esta nota.
Un balance necesario
El lobby de las Iglesias y los sectores antiderechos no se detuvo: avanzó, ganó influencias, permitió a los sectores más reaccionarios reorganizar sus fuerzas.
Y, a pesar de las promesas de campaña, Alberto Fernández, hace ya 5 meses que dijo que “en 10 días” mandaría al Congreso un proyecto que nunca llegó. Nos dicen que no es urgente, pero quienes luchamos por este derecho sabemos que lo es: en Argentina, en medio de la pandemia, la situación se agrava y hasta la propia Organización Mundial de la Salud advierte que no garantizar este derecho, en el marco de esta crisis, puede traer aún más graves consecuencias.
Muchas de las referentes de ese movimiento, que confiaron en esas declaraciones del presidente de la Nación hoy forman parte de la gestión del Estado, con la creación de una Secretaría de mujeres, género y diversidad. Una política que, más allá de las expectativas genuinas, está evidentemente orientada a pasivizar a un movimiento que mostró una potencialidad enorme, mientras la oposición derechista busca avanzar sobre nuestros derechos.
A dos años del rechazo del Senado, no podemos supeditar nuestra demanda al apoyo a ningún gobierno o institución estatal o jerarquía eclesial. Nuestra fuerza está en las calles y en la confianza en nuestra propia organización donde tenemos que pelear por unirnos a otros sectores ante esta crisis que se profundiza, para que el aborto sea ley, para que se separe definitivamente a las iglesias del Estado, para que no haya mas presas ni muertas por abortar.
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