Se encuentra en Capitán Cáceres, fundado por Antonio Bussi en terrenos apropiados tras secuestros y torturas. Fue un pedido del gobernador Juan Manzur a la ministra Patricia Bullrich.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Jueves 15 de febrero de 2018

Capitán Cáceres es una localidad tucumana ubicada sobre la ruta provincial 324, en el departamento de Monteros. Fue fundada en 1976 por iniciativa de Antonio Domingo Bussi, como parte de su política de crear pequeños poblados con nombres de militares muertos para extender en las poblaciones del interior el terror iniciado con el Operativo Independencia. Con la fundación de estos pueblos, Bussi buscó crear un ideario que justifique los días y las noches de secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones; además implicaba una mejor posición geográfica de las fuerzas represivas.
Allí, en el día de ayer, el gobernador Juan Manzur realizó la entrega formal del predio donde funcionará desde abril un centro operativo —"Unidad Educativa y Operativa"— de Gendarmería Nacional. La ubicación, como sostenía el plan del represor Bussi, es estratégica: Capitán Cáceres está ubicada en el centro de la provincia, cerca de los valles calchaquíes y además guarda conexión con las ciudades del sur.
El comandante mayor Luis Adolfo Guiñez recibió las llaves de manos de Manzur, quien estuvo acompañado del vicegobernador, Osvaldo Jaldo y el ministro de Seguridad provincial, Claudio Maley, entre otros. Con el corte de cinta quedó atrás, acaso, el orígen ilícito de los predios donde se fundó Capitán Cáceres. Jorge Ricardo Ygel y Julia Rita Ariza fueron secuestrados y bajo tortura obligados a "donar" las hectáreas donde se fundó la localidad. Por el secuestro de ambos fue condenado Luciano Benjamín Menéndez, aunque sobre el robo de tierras no hubo condena. Por este apropiación ilegal de las tierras, Bussi fue procesado en 2009 aunque su muerte impune llegó mucho más rápido que el juicio.
Por esas ironías de la historia, a pocas horas del acto por el nuevo centro operativo de Gendarmería se realizaba otro más modesto. Era un conclave para homenajear al capitán Héctor Cáceres, con la presencia de su hijo Diego y militares retirados, parte de los homenajes a represores que reivindican el terrorismo de Estado y claman por la impunidad para los participantes del genocidio.
Alumnos de Bullrich
"Estos es un sueño cumplido. Queríamos que una fuerza de seguridad nacional se instale en Tucumán, por eso el agradecimiento al comandante reigonal de Gendarmería", se regodeó Manzur. El gobernador y sus funcionarios señalaron que la instalación de un escuadrón de Gendarmería es un pedido realizado desde hace dos años a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Efectivamente, el 22 de febrero de 2016, Bullrich visitó Tucumán y mantuvo una reunión con los gobernadores del NOA para trazar un plan de extensión de fuerzas federales.
Según las autoridades, la razón de esta extensión de Gendarmería es la repetida "lucha contra el narcotráfico" aunque se va a ajustar a los requerimientos provinciales. Se espera que en una primera etapa unos 150 agentes vivan y se entrenen en la base de Capitán Cáceres, en conjunto con el Escuadrón N° 55 de Tucumán.
El crimen de Santiago Maldonado puso en el centro del cuestionamiento y el repudio a la Gendarmería, que tuvo una defensa vehemente por parte de Bullrich. Se trata, en última instancia, de una fuerza que fue incrementando en los últimos años su poder de fuego y su injerencia en la represión de la protesta social. Basta nombrar que durante el kirchnerismo Gendarmería avanzó en el espionaje con el Proyecto X y participó de duras represiones a luchas obreras como las de Kraft y Lear.
Con Bullrich, la defensa cerrada de Gendarmería y de las fuerzas de seguridad fue acompañada de intentos de crear un "enemigo interno" para habilitar una mayor represión de las fuerzas federales. Con esta "doctrina Bullrich", Manzur vuelve a sobresalir como un buen alumno.