Este día se conmemora el Sufragio Femenino en México. Una conquista que se logró a partir de la lucha de las mujeres.
Domingo 17 de octubre de 2021
La presencia y participación de las mujeres en la historia de nuestro país es incuestionable. Tuvieron un rol clave en los procesos revolucionarios, sin embargo, al finalizar esos movimientos armados, retornaron a sus actividades fuera de la esfera pública, haciendo a un lado su participación en la vida política.
Inicios por el sufragismo femenino en México
Se puede decir que el movimiento sufragista femenino tiene sus inicios desde el primer congreso feminista en Yucatán en 1916, donde se hizo la discusión públicamente. Ahí se colocó el tema de la importancia de luchar por tener derechos políticos, en el marco de un debate donde las posiciones socialistas se hicieron presentes, lo que representó un esfuerzo de largo aliento, que tuvo como objetivo romper el cerco de exclusión de la vida político-institucional y ejercer con plenitud su derecho al voto libre y secreto.
El 12 de febrero de 1947, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto de adición al artículo 115 para permitir la participación femenina como votantes y como candidatas, quedando establecido que: “En las elecciones municipales participarán las mujeres, en igualdad de condición que los varones, con el derecho de votar y ser votadas”.
Sin embargo, fue hasta el 17 de octubre de 1953 cuando se materializó este logro tan importante de la lucha de las mujeres. No obstante, su promulgación permite ver la larga ruta que generó esta lucha, así como sus contradicciones de la misma.
Aquí vale la pena mencionar que la revolución bolchevique de 1917 consagró, entre otros derechos para las mujeres, el derecho a votar y ser votadas, lo que nos habla del enorme avance que significó esta revolución socialista en un país atrasado como lo era Rusia.
Las mujeres y la Revolución que cambió la historia del mundo
Las mujeres y la Revolución que cambió la historia del mundo
Más recientemente, el movimiento de mujeres ha presionado para que hoy tengamos una Ley de Paridad de Género que obliga a los partidos políticos a reservar 50 por ciento de los espacios para algunas mujeres. Por eso en las pasadas elecciones, las mujeres tuvieron una participación histórica: se postuló el 51.5 por ciento del total de las candidaturas. Sin embargo, solamente el 3.51 por ciento de mujeres han ocupado el cargo de gubernaturas en nuestro país, lo que muestra que la brecha de género aún en los términos de la democracia burguesa, no ha terminado, los partidos políticos empresariales siguen postulando mayoritariamente a los varones para los puestos de mayor responsabilidad.
Es importante señalar que el que las mujeres estén en puestos de poder en este régimen capitalista no implica necesariamente mejoras en las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras o de sectores populares. Actualmente, estamos viendo un gobierno con “mayor paridad” formal, pero también un retroceso en iniciativas o en instituciones, programas de derechos y de protección para las mujeres.
Condiciones de las mujeres en la vida política
En la actualidad siguen habiendo leyes y prácticas discriminatorias, del mismo modo que se mantienen diferentes restricciones en materia de educación, ingresos o el tiempo que se destina a las tareas del hogar, todo lo cual genera que las mujeres tengamos una participación política más limitada.
Y es que ser mujer y tener una participación política no es fácil, aún vivimos en una sociedad donde persiste la división sexual del trabajo, como lo hemos vivido recientemente con la contingencia por COVID-19, somos nosotras, a lado de las médicas y las enfermeras quienes nos pusimos al frente, convertimos nuestros hogares en centros educativos y de cuidados al tiempo que cumplimos con la carga laboral, lo que en muchas ocasiones hace más complejo continuar la lucha para que sigamos teniendo una participación política plena.
Organización para conquistar nuestros derechos
En ese sentido, es preciso cambiar las condiciones estructurales, organizarnos y luchar para arrebatar nuestros derechos, modificar nuestras prácticas culturales y cotidianas para no seguir reproduciendo los roles de género, social y culturalmente establecidos. Organizarnos de forma permanente para ganar nuestros derechos en las calles teniendo claro que nunca nadie nos ha regalado nada es fundamental.
En el día del sufragio femenino, hay que recordar lo mucho que nos costó luchar por ser nombradas, escuchadas, reconocidas, incluso para algo tan elemental como el derecho a votar y ser votadas. No daremos ni un paso atrás con la claridad de que las mujeres trabajadoras unidas y organizadas podremos transformar esta sociedad.