Con una pandemia a cuestas que ha cobrado miles de vidas de obreras y obreros, demostrando que para los empresarios es más importante preservar sus ganancias que nuestras vidas, se hace necesario retomar las lecciones de lucha de aquellas mujeres obreras que junto a sus compañeros salieron a las calles parando sus centros de trabajo por mejores condiciones laborales y de vida.
Lunes 8 de marzo de 2021
Con una pandemia a cuestas que ha cobrado miles de vidas de obreras y obreros, demostrando que para los empresarios es más importante preservar sus ganancias que nuestras vidas, se hace necesario retomar las lecciones de lucha de aquellas mujeres obreras que junto a sus compañeros salieron a las calles parando sus centros de trabajo por mejores condiciones laborales y de vida.
En Ciudad Juárez la explotación en la industria maquiladora tiene rostro de mujer. Además de las extenuantes horas de trabajo y el acoso laboral dentro de las fábricas, el trabajo doméstico no remunerado incrementó durante la pandemia. En este contexto también se dio el incremento del feminicidio y la desaparición de mujeres.
Mientras tanto, el Gobierno Municipal se remite a lanzar campañas impotentes contra la violencia hacia las mujeres y contra el acoso callejero, corredores seguros, botones de pánico, patrullas pintadas de morado, además de la entrega de silbatos a mujeres de colonias periféricas. Como hemos denunciado con anterioridad, estas son medidas superficiales que lejos de detener la violencia machista de raíz, solo buscan lavarle la cara a este Estado feminicida.
¿A que 8M vamos?
El 8 de marzo del año pasado fue histórico. Miles de mujeres marchamos en más de 70 ciudades del país, con movilizaciones multitudinarias como la que pinto de violeta la CDMX, con una jornada que demostró que somos millones en todo México dispuestas a rebelarnos por nuestros derechos y en contra de la violencia que vivimos.
A sabiendas del poder de fuego que tenemos las mujeres cuando luchamos por nuestros derechos en las calles, durante este año, con la excusa de la crisis sanitaria se buscó encuarentenar al movimiento de mujeres. En Ciudad Juárez lo vivimos el pasado 5 de septiembre cuando más de 30 mujeres fueron detenidas luego de que una movilización contra de la violencia policial fuera reprimida.
Otro ejemplo fue la represión vivida el 28S en la CDMX, en donde a pesar de gobernar Claudia Sheinbaum, una mujer que representa a la 4T que se dice progresista, cientos de mujeres fueron encapsuladas durante más de 3 horas.
Pero a pesar de sus intentos por detenernos ¡no dejaremos de salir!
¿Qué estrategia para vencer?
Para este 8 marzo, en medio de la pandemia, en Ciudad Juárez surgieron diferentes convocatorias a movilizarse, lo que expresa las distintas posiciones sobre cómo debería de llevarse adelante la lucha por nuestros derechos.
El día de ayer se realizó una caravana, de la llamada Puerta del Milenio a Campo Algodonero convocada por organizaciones de la sociedad civil quienes se adjudican la representación del movimiento de mujeres en la ciudad. Estas OSC dicen pelear por los derechos de las mujeres por la vía institucional, es decir, depositando su confianza en instituciones que, en nuestra ciudad, hasta hace una semana tenían a Armando Cabada a la cabeza del municipio. Una confianza de que estas instituciones podridas puedan velar por nuestra seguridad y garantizar derechos como el derecho al aborto, a trabajos dignos, etc.
La estrategia que se propone desde este sector del feminismo pasa por alto que Ciudad Juárez ha sido durante décadas el ejemplo por excelencia de que las mujeres pueden ser asesinadas, ultrajadas y desaparecidas víctimas de las redes de trata, bajo el silencio cómplice de las autoridades, es decir, no son omisas ni negligentes, sino que estas desvían las investigaciones con chivos expiatorios, re victimizan e incluso esconden detrás de sus altos cotos de poder a los responsables de los asesinatos y desapariciones de mujeres. Máximo ejemplo de esto, el propio Armando Cabada.
Y es que lo que hay que decir, es que a diferencia de lo que se cree comúnmente el Estado capitalista y patriarcal no falla, sino que sirve para garantizar el orden que los empresarios y las clases altas requieren perpetuar, para maximizar sus ganancias y sus intereses. Es por ello que no les interesa resolver o detener los casos de violencia en nuestra contra, por el contrario, con cada una de sus acciones dejan claro que para ellos la vida de las mujeres, así como nuestra fuerza de trabajo es únicamente una mercancía que pueden exprimir.
Por ello, un movimiento de mujeres que busque triunfar debe confiar en sus propias fuerzas, con independencia de las autoridades y de todos los partidos políticos del régimen, que, aunque a veces puedan retomar nuestras demandas, lo hacen únicamente de manera oportunista, como lo vemos en el contexto electoral que atravesamos, o como en el caso del pederasta Aristeo Baca, donde un problema tan grave como la violencia extrema contra la infancia, nos es presentado como un triunfo en un plano meramente individual y cuya salida punitiva no se proyecta a cuestionar de raíz el orden patriarcal, sino que termina legitimando las instituciones de impartición de justicia (“Los tiempos están cambiando” en referencia al fallo) con solo un caso resuelto en un mar de impunidad.
Si bien es cierto que enjuiciar al pederasta es algo progresivo, no es esta Lajusticia que hasta el final reclaman nuestros hijos e hijas; no podemos perder de vista que el problema no es un sacerdote sino toda una institución milenaria que en muchos puntos se conecta con el poder estatal.
La muestra más clara de esto, es que, a pesar de décadas de lucha institucional, no ha habido ninguna disminución de los feminicidios y de las redes de trata. Al contrario, ha habido casos de activistas mujeres que fueron asesinadas sin que hasta el momento se obtenga justicia. Es momento de cambiar de estrategia.
8M: combativo y con perspectiva de clase
En el contexto de politización que el movimiento de mujeres ha despertado en todo el país, existen también colectivas de feministas que se reivindican separatistas, es decir que ven la lucha por nuestros derechos como una lucha únicamente de mujeres. Estos sectores en Juárez han convocado a la “Jornada 8M: Juntas nos cuidamos”.
Es verdad que es necesario que haya espacios de mujeres donde podamos discutir y hacer política para intervenir en el movimiento; sin embargo, estos deben ser democráticos, aceptar todas las voces de estudiantes, jóvenes organizadas en colectivas y organizaciones, pero también de la comunidad sexo diversa, es decir hombres y mujeres trans quienes viven de igual manera la violencia machista y patriarcal, espacios en donde se pueda discutir de manera franca cual es la mejor estrategia para enfrentar la violencia.
Lo anterior en la perspectiva de acercarse a las mujeres que viven la violencia de manera aún más exacerbada, es decir, las mujeres trabajadoras, que en su mayoría enfrentar dobles o triples jornadas de trabajo.
En una ciudad como Juárez, con una enorme dependencia económica a la industria maquiladora, en donde la hiperexplotación de la mano de obra femenina es fundamental, es evidente que hay muchos intereses puestos en dejar claro que las vidas de las mujeres no importan y que aquellas que se atrevan a alzar la voz serán disciplinadas.
Por ello, si el movimiento de mujeres quiere triunfar, quienes nos organizamos y salimos a las calles, tenemos como tarea urgente que las mujeres dejemos de lado la idea falaz de que nosotras solo somos víctimas impotentes, sino que, por el contrario, podemos enfrentar al monstruo capitalista y patriarcal que nos oprime y explota.
Para lo anterior requerimos la potencia de las mujeres trabajadoras al frente, en alianza con sus compañeros de clase, ya que solo juntos somos quienes podemos paralizar la producción de ganancias de los capitalistas. Una lucha codo a codo con nuestros compañeros de clase para imponer nuestras demandas históricas, como lo hemos hecho en otras ocasiones.
No podemos olvidar, por ejemplo, como los obreros de Foxconn hicieron suya la demanda de sus compañeras contra el acoso sexual al que eran sometidas por sus supervisores y gerentes, esto durante los paros laborales de 2016. Esta es una muestra de cómo los explotadxs y oprimidxs debemos luchar.
Por ello, desde Pan y Rosas- Ciudad Juárez hemos propuesto una Jornada incluyente, con perspectiva de clase y combativa. Retomando las palabras de la socialista norteamericana, Louise Kneeland, en 1914: “quien es socialista y no es feminista, carece de amplitud; pero quien es feminista y no es socialista, carece de estrategia”.