Convocada para votar la memoria y el balance del 2018, la asamblea anual no escapó de la liturgia de las ediciones previas. Una formalidad para sostener la legalidad del sindicato. La presencia de sectores de “la verde” como dato de color, en un año que será electoral en el país, y también en ATE nacional.
Miércoles 24 de abril de 2019 09:55
A las 12 del mediodía del lunes 22 de abril se dio inicio a la asamblea anunciando la acreditación y presencia de alrededor de 1300 afiliados y afiliadas, bastante lejos de los/as 10.000 afiliados/as que la conducción anuncia. En lo que fue un acto más que asamblea, se mostró una buena síntesis de aquello que viene expresándose en ATE cómo sindicato: disputas de aparato totalmente ajenas a la realidad que viven miles de estatales, división a la hora de pelear contra los despidos y el ajuste, y llamados a la unidad en el terreno electoral con “lo que venga”.
Presentación oficial
Daniel Catalano abrió la jornada con un discurso en el que abundaron datos sobre el uso del dinero del sindicato.
Luego fue el turno de reivindicar lo hecho en las calles y las medidas de lucha de ATE en los últimos tres años, así como la búsqueda de unidad con otros sectores. Son incontables las medidas, marchas y paros a los que fuimos convocados/as. Sin embargo la discusión es con qué fuerzas y perspectivas se hicieron. Acciones en su mayoría aisladas, testimoniales y divididas con el ala verde de ATE Nacional, decididas por arriba sin participación real de las y los estatales y sin una continuidad clara para sumar cada vez más fuerzas. A su vez, la tan mentada unidad se hizo también con acuerdos por arriba, sin poner en las calles toda la fuerza de trabajadores y trabajadoras de otros gremios para enfrentar los ataques y el ajuste del gobierno, sino para responder a acuerdos electorales.
Como novedad, fue la participación de un sector dirigido por la Verde (ATE Nacional) y agrupaciones afines (La 24 de Febrero) que no venían participando de estas asambleas anuales por sus diferencias con la conducción de la Verde y Blanca. En un año de elecciones tanto a nivel nacional y en el sindicato, volvieron en modo campaña electoral y aunque se presentan como oposición en ATE, se terminan dando la mano en el proyecto político del gran frente "anti-Macri" del PJ y el kirchnerismo.
La caja los divide, el peronismo los une
Las diferencias y chicanas duraron poco y nada a la hora de hablar de las elecciones de octubre, revelando una vez más la superficialidad de las mismas. En cada intervención primó la necesidad de unirse para sacar a Macri y "votar bien". Las internas que sostienen desde hace años se diluyen cuando la Verde y , y la Verde y Blanca se alinean con el PJ y el kirchnerismo a la hora de las elecciones nacionales. Y ya no importa si en esa unidad también entran personajes como Andrés Rodríguez de UPCN, responsable de las paritarias de hambre de las y los estatales; gobernadores y gobernadoras que aplican el mismo ajuste que Macri en sus provincias como Alicia Kirchner; o las burocracias sindicales de la CGT traidora como Pignanelli que persigue a la oposición en las fábricas y no mueve un pelo contra los despidos en el Smata. Tampoco parece haber contradicción alguna para el kirchenrismo en cerrar filas con Sergio Berni que derribó todas las dudas plantándose desde “la derecha” y llamó a meter preso incluso a Daniel Catalano; o con la iglesia y sus defensores de pañuelo celeste como Manzur que condenan a cientos de mujeres a morir por abortos clandestinos u obligan a parir a niñas violadas.
Un gran ausente
En los discursos de unidad, tanto de la Verde y Blanca como de los sectores identificados con ATE Nacional, el gran ausente fue el verdadero responsable de la crisis que hoy padecemos millones de trabajadoras y trabajadores que no llegamos a fin de mes: el FMI.
Fue en el planteo de la Agrupación Marrón Clasista donde quedó desarrollado que el Fondo Monetario Internacional es quien hoy define las políticas de ajuste que nos arrastran a situaciones cada vez más críticas a toda la clase trabajadora, con el peso de una deuda que se ha vuelto impagable, y que solo piensan pagar a costa de la vida de las y los trabajadores. Nos hablan de futuras renegociaciones con un organismo que ni siquiera a sus amigos les propone una alternativa distinta que no sea endeudarse para seguir pagando. Renegociar sin mayores ajustes y con más hambre para las y los trabajadores es una utopía cuando se trata de pagar 60 mil millones de dólares por año en promedio durante los próximos años, gobierne quien gobierne. Millones que se llevan grandes empresarios, especuladores y banqueros, mientras destruyen nuestra salud, nuestra educación y nuestros salarios.
Al terminar la “asamblea” con forma de acto, desde la Agrupación Marrón Clasista plantearon: “Si los y las estatales sin distinciones de afiliación gremial no somos parte de construir una gran fuerza social y política, organizada en cada lugar de trabajo y en las calles, junto al enorme movimiento de mujeres, la juventud y los trabajadores, que se proponga seriamente terminar con el plan de ajuste del FMI y echarlo a patadas, toda pelea que podamos dar por salario o por los puestos de trabajo será una lucha impotente. Porque nuestro país quedó atado de pies y manos a la voluntad imperialista, porque como garantía de esa deuda, exigen destrozar nuestras condiciones de vida y porque ningún partido que se dice opositor se propone terminar con el pacto de coloniaje que impone el FMI si gana en octubre. Sólo el Frente de Izquierda nos llama a construir esa fuerza capaz de darlo vuelta todo. O rompemos con el Fondo o el Fondo rompe todo. Nuestros sindicatos no pueden seguir evadiendo esta responsabilidad. Esta tarea urgente vinimos a plantear desde Marrón Clasista y es por todo esto que los y las convocamos este 30 de abril, al acto que vamos a realizar desde el Frente de Izquierda en Plaza de Mayo".
Leo Améndola
Trabaja en el MTEySS y es delegado de ATE-Trabajo. Miembro de Izquierda Diario y militante del PTS
