Para Hernán Mathieu, rector de la Universidad Católica de La Plata, el protocolo viola “derechos naturales de la persona humana”. Esa presión y la de funcionarios de la derecha católica surtieron efecto.
Jueves 27 de octubre de 2016
Hernán Mathieu junto a Héctor Aguer, los dos que tienen copas (foto El Día)
La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal se formó en la Universidad Católica Argentina como politóloga y desde entonces fue una acérrima opositora a discutir la legalización del aborto. Por eso sorprendió a propios y extraños cuando la semana pasada, un día antes de la movilización nacional por #NiUnaMenos, anunció que la Provincia de Buenos Aires adhería al protocolo hospitalario para la concreta atención de los abortos no punibles. Un protocolo que surgió en 2015 como imperativo tras el fallo F.A.L de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Pero bastó que se encendiesen las alarmas para que todo retorne a sus cauces. Ayer la Gobernadora volvió sobre sus pasos y decidió mantener en suspenso su decisión de la semana pasada.
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A pesar de ello, la Agencia Informativa Católica Argentina difundió la postura de la sede de la UCA de la capital provincial. Con la firma de su rector, Hernán Mathieu, señalaron que “esta decisión adoptada por el Ministerio de Salud Pública de la Provincia de Buenos Aires, expresa una línea de pensamiento con la cual, por razones de principios fundamentales, la Universidad Católica no puede dejar pasar sin manifestar su disidencia, máxime teniendo en cuenta que en sus claustros trata de formar futuros profesionales, tanto en el Derecho como en la Salud, que tengan como prioridad el respeto y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural en consonancia con lo establecido en la normativa constitucional y legislativa vigente en nuestro país. Un tema esencial que hace a la defensa de la libertad y el derecho de las personas, es afirmar una vez más y públicamente, la necesidad del respeto al principio de Objeción de Conciencia por parte de los profesionales de la salud”.
Asimismo, en el mencionado documento se estableció que el protocolo “supone la implantación de reglas de cumplimiento en todo el ámbito de la Nación, dispone la desprotección absoluta de la persona por nacer, lo que contradice normas nacionales (legales y constitucionales) y tratados internacionales. El protocolo avasalla, además, el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales de la salud”.
Mathieu entiende de presiones, tal como lo demostró en 2010 cuando no sólo puso micros a disposición para viajar a la Capital Federal sino que también liberó a los docentes y al personal administrativo de la UCALP para que asistiesen a la contramarcha organizada por Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, en oposición al Matrimonio Igualitario. A su vez, la medida añadió que las faltas de los alumnos que participasen de la movilización estarían justificadas.
El rector de la UCALP había sido una de las voces de la curia en las jornadas de debate que se desarrollaron en el Congreso de la Nación, donde repitió el clásico argumento católico de que “no se puede legislar en contra de la naturaleza”. En ese contexto, el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, sentó postura en términos bélicos: “Pareciera que en algunas esferas oficiales, con un fuerte aparato propagandístico e inagotables recursos económicos, se ha puesto en movimiento un nuevo kulturkampf, una guerra cultural contra el sustrato cristiano de nuestro pueblo”.
Tras su paso por el Decanato de la Facultad de Derecho, Mathieu fue designado al frente de la UCALP en diciembre de 2012 por el propio Aguer, a quien aquél considera “un experto en educación”. A principios de este año, el titular de la casa académica platense dio una voltereta para explicar por qué si bien él cursó en una universidad pública hoy conviene estudiar en una privada: “Está mal que lo diga, pero cuando yo estudiaba en la Universidad Nacional de La Plata creíamos que la UCALP era una escuelita. La UNLP tenía los mejores profesores, los mejores planes de estudio. Hoy día, pese a que se le ha dado muchísima plata, el nivel académico de las universidades públicas ha decaído enormemente y el de las privadas ha mejorado. Por lo cual la diferencia no es cómo antes”.
Y también el Opus
El lobby no se reduce a la UCALP, ya que hay dos notorios integrantes del Opus Dei en el Gabinete de Vidal. Uno de ellos es el salteño Federico Salvai, ministro de Gobierno bonaerense y líder de la organización “La 24”, que apoya a la mandataria provincial. Salvai cursó un posgrado en la IAE Business School de la Universidad Austral, que depende de la prelatura de la Obra, justamente una de las preferidas del ministro nacional Esteban Bullrich.
Pero sin duda el nombre fuerte es el de Julio Conte Grand, quien se desplazará de la Secretaría Legal y Técnica a la Procuración cuando María del Carmen Falbo abandone el puesto. Abogado y docente de la Universidad Austral, exprofesor de la Escuela Superior de Guerra y exfuncionario del menemismo, cuando en 2012 fue propuesto para convertirse en procurador porteño Conte Grand fue impugnado por la Comunidad Homosexual Argentina, debido a que su ideología “resulta incompatible con los artículos 11, 37 y 38 de la Constitución local. La sola lectura del texto es un grave desvío del orden público, a la conquista del matrimonio igualitario, es discriminatorio”.
La CHA se refería al escrito “La transformación del orden público”, por medio del cual el funcionario dio su opinión sobre el Matrimonio Igualitario: “Reflexionar acerca de los riesgos de la transformación, sin norte visible, de la institución del matrimonio y, por ende, de la familia, núcleo impostergable de la sociedad. Es evidente una desmesura atentatoria de los principios del orden público de la sociedad argentina”.
Arrinconada por la solida organización de género, por un lado, y por su círculo más íntimo, por el otro, Vidal deberá elegir si sale por arriba del laberinto o si retorna guareciéndose en su matriz conservadora.