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Red Internacional
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Cuarentena Obligatoria. Adultos mayores en pandemia: de la restricción discriminatoria al ninguneo estatal

Un enorme repudio suscito la restricción impuesta sobre los adultos mayores por parte del Gobierno de la Ciudad y acompañada por el Gobierno nacional. Este accionar esconde, que las mayores violaciones a la cuarentena fueron por culpa o desidia estatal.

Sábado 18 de abril de 2020 14:32

Se calcula en 500.000, los adultos mayores que viven en la ciudad de Buenos Aires. La actitud del Gobierno de la ciudad de multar a los adultos mayores que “rompan la cuarentena” fue repudiado este viernes en las redes sociales. Este repudio generalizado hizo que se retrotraigan las sanciones sobre los adultos mayores, pero se mantiene un aislamiento social mas restrictivo que el resto de la población, medida acompañada por el Gobierno nacional.

La única medida de protección que el Estado encuentra para este sector de población de riesgo es restringir aún más la cuarentena obligatoria. Los adultos mayores deberán a partir de este lunes, pedir permiso por teléfono, cada vez que deban salir a la calle para conseguir una autorización. Un tramite que cualquiera que lo intente le puede llevar todo el día.

El Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad, Eugenio Semino, fue categórico en rechazar esta medida: “La norma restrictiva sobre los adultos mayores viola todos los conceptos gerontológicos…” y aclaró por si alguien no se había dado cuenta “todas las violaciones de cuarentena de los adultos mayores fueron generadas por conductas del Estado”.

No podemos olvidar, que el escándalo de las largas filas en los bancos a principio de mes, fue una de las desidias estatales que mayor que sufrieron los adultos mayores. Al día de hoy ninguno de los responsables del ANSESS fue siquiera sancionado.

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Los rechazos a esta medida se hicieron escuchar en la calle también, porque a pesar de lo que diga el Gobierno, miles deben salir por su alimentación, remedios, e incluso en los sectores de bajo recursos, tienen que realizar colas en las escuelas para conseguir un bolsón de alimentos de pésima calidad nutricional y poca cantidad.

La única medida de parte del Estado para la protección de los adultos mayores -sea nacional de la ciudad o provincial- es profundizar la cuarentena obliga, mientras no se toman ninguna medida seria para su protección como población de riesgo.

La vida de los adultos mayores, en un sistema que los toma como descarte, en medio de la pandemia se hace aún más complicada. No solo por ser la población de riesgo, sino también por la desidia estatal y esto debe generar bronca.

La rebaja jubilatoria, con el cambio en la movilidad, que conlleva a la pobreza luego de haber trabajado toda la vida. Los “remedios gratuitos” que conllevan un sinnúmero de tramites desgastantes y donde gran parte de los remedios que necesitan están por fuera del listado del ANSESS. Los hogares de adultos mayores son casi depositarios y una trampa mortal, ante la falta de insumos de protección sanitaria para ellos y los trabajadores de estos.

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Los adultos mayores son población de riesgo en medio de la pandemia y son población de descarte para el sistema capitalista. En la pandemia se necesitan medidas de emergencia sanitarias y alimentarias para proteger a los adultos mayores, no confinamiento y discriminación. Y este repudio en pandemia, debe ser el puntapié para discutir seriamente, que un sistema social que descarta a un sector importante de la población, luego de trabajar toda su vida, por dejar de producir mercancías, debe perecer.

La campaña que desde la izquierda impulsamos en las elecciones nacionales, “Nuestras vidas, valen más que sus ganancias”, toma toda su dimensión en medio de la pandemia. Y más pensando en nuestros adultos mayores.