Días atrás se anunció la fusión de Aerolíneas Argentinas y Austral. Los trabajadores aeronáuticos agrupados en El Despegue, llamamos a estar alertas y damos nuestra opinión.
Domingo 10 de mayo de 2020 20:42
El martes pasado fue anunciado que, Aerolíneas Argentinas y Austral se fusionarán en una sola compañía según anunció el presidente del Grupo Aerolíneas, Pablo Ceriani. El trámite de fusión podría estar terminado a fin de año. Los trabajadores se enteraron por los medios de tan importante noticia y comenzaron todas las especulaciones del caso. No podemos esperar de brazos cruzados y debemos estar en alerta.
Los anuncios del presidente de Aerolíneas, Pablo Ceriani, están a tono con las patronales privadas del sector. Detrás de la rimbombante definición de la fusión Aerolíneas/Austral se esconde un plan de ajuste contra los trabajadores. El texto de presentación de dicho proyecto no deja lugar a la duda: “eficiencia”, “bajar costos”, “convenios” y una larga lista conceptual sacada del arsenal que las patronales han desempolvado en todos los rubros aprovechando la crisis de la pandemia.
Desde la agrupación de trabajadores aeronáuticos El Despegue hemos sentado una postura clara y consecuente cuando se expulsó a los vaciadores de Marsans y ambas empresas quedaron en la órbita del estado: decíamos que aquella expropiación fuera sin pago ni indemnización para los vaciadores, al tiempo que insistíamos que era necesario una Línea Aérea de Bandera controlada por los trabajadores y usuarios populares.
La rentabilidad, en términos de mercado, es donde empieza y termina este nuevo proyecto que impulsa la patronal comandada por Pablo Ceriani. Las “unidades de negocios” para el sector Técnico y de Cargas es una vieja intentona que busca maximizar la productividad y tercerizar el personal en base a nuevos mercados y negocios.
Por el contrario, desde El Despegue opinamos que cualquier fusión debe partir de mejorar las condiciones de las y los trabajadores. Un primer paso elemental seria terminar con el curro de las tercerizaciones y los negociados que corren con empresas contratistas que terminan pagando mucho menos de lo que realmente pone el Estado por cada trabajador. Si de fusión se trata debemos empezar por los propios trabajadores. El pase a planta permanente de los miles de trabajadores que hoy prestan servicio para ambas empresas es una medida indispensable en el camino de terminar con los curros y desfalcos al Estado.
El propio presidente de Aerolíneas esgrime como argumentos la irracionalidad de los “convenios cruzados”. Su verdadera intención es ir a la baja en las condiciones laborales, eliminando conquistas convencionales. La única manera de resolver esta cuestión en favor de los trabajadores es partir de la defensa incondicional de todas las conquistas convencionales al tiempo que promovemos un Convenio Único Aeronáutico.
Algo de esto se había esbozado cuando corrían los primeros años de nuestra Línea Aérea de Bandera. El Convenio Único respetando y potenciando cada una de las funciones y sectores; al tiempo que se pregona las mejores conquistas y contemple reclamos históricos de todos los aeronáuticos. En el mismo deben estar enrolados el conjunto de las trabajadoras/es que trabajan en el aeropuerto. Esto sería un paso que potenciaría la fuerza obrera y pondría fin a las divisiones entre trabajadores y sectores, algo de lo que se han validó todas las patronales durante décadas para atacar las conquistas del colectivo obrero.
La industria aeronáutica y una salida de fondo
En momentos que la industria aeronáutica mundial está en la peor crisis de su historia, producto de la parálisis que produjo la pandemia, se torna urgente una verdadera refundación de nuestra línea de bandera. Las patronales y grandes compañías del mundo presionan para conseguir enormes salvatajes económicos por parte de los Estados. Recurren al dinero de los contribuyentes para hacer una apropiación privada del mismo. Las compañías aerocomerciales del mundo tienen inscripto en su plan: ajuste, flexibilización y despidos. Copiar este camino, aunque sea en clave “estatal”, es lo que intenta hacer la patronal de Aerolíneas y Austral.
Las trabajadoras/es tenemos que tomar el camino inverso al que sugiere esta “fusión” flexibilizadora.
A la “rentabilidad” empresaria debemos contraponer el rol social que debe primar en una Línea Aérea de Bandera solventada por el Estado y bancada por el pueblo argentino. El primer paso es declarar la emergencia aeronáutica, pero no para paralizar nuestros aviones como viene sucediendo sino para ponerlos a funcionar en clave sanitaria y al servicio de la conectividad bajo rigurosos estándares de seguridad.
Efectivamente debemos salir de la crisis con una nueva Línea Aérea de Bandera. El conjunto de los sindicatos aeronáuticos APLA, UALA, UPSA, APTA, APA, AAA, UPADEP deben convocar a una asamblea general conjunta de todos los aeronáuticos, tal cual lo hicimos cuando el gobierno macrista intento cargarse con nuestros derechos. Es imprescindible un verdadero estado de deliberación democrática de los trabajadores aeronáuticos. Los verdaderos interesados en que la empresa funcione al servicio del pueblo. Es necesario votar delegados paritarios revocables en base asambleas, uno cada cien. Esta es la manera de vigilar nuestros derechos y un final que favorezca los intereses de las mayorías. Bajo estas premisas democráticas se impone que en el Directorio de Aerolíneas haya una representación mayoritaria en favor de las y los trabajadores y sus organizaciones. Un paso en el camino del control obrero sobre las decisiones operativas y estratégicas de nuestra Línea Aérea de Bandera.
Desde El Despegue llamamos a luchar por estos objetivos. En nuestro país las grandes mayorías siguen sin poder acceder al servicio aéreo. La conectividad real y efectiva sigue siendo una cuenta pendiente. Apenas un 5 % de la población tiene acceso a los aviones. El transporte de carga está copado en gran parte por monopolios privados. Es imprescindible que el Estado retome la carga aérea en función de un plan que promueva el desarrollo nacional.
En épocas de pandemia y patronales que se valen de la misma para ajustar, los aeronáuticos tenemos mucho que defender y decir: para que todos puedan volar es necesario potenciar nuestra Línea Aérea de Bandera, fortalecer sus rutas y la defensa de los cielos. En este camino ya va quedando en evidencia el carácter parasitario de la iniciativa privada y sus Low Cost sobre nuestros cielos.
Quienes formamos El Despegue sabemos que no se trata de fusión. El verdadero giro consiste en revolucionar nuestra Línea Aérea de Bandera. Un proceso largo y sinuoso que debe apuntar a poner en pie una potente y única línea aérea de bandera que reagrupe al conjunto de los trabajadores aeronáuticos, sin importar la empresa de la de donde provengan, y la pongan al servicio del pueblo y sus necesidades.