Se autodefinen feministas, pero su feminismo nada tiene que ver con quienes luchamos todos los días contra la violencia de género y por acabar con este sistema de explotación y opresión.
Viernes 28 de febrero de 2020
El Colectivo Mujeres de Negro accedió a que Beatriz Argimón y otras mujeres políticas, como María Julia Muñoz, se sacaran la foto con su bandera en el desfile inaugural de las Llamadas 2020.
La electa vicepresidenta Beatriz Argimón se ha presentado en varios espacios como una mujer que defiende los derechos de las mujeres. Pero lo hace desde un feminismo “de las acomodadas”, un feminismo de clase alta, blanco, heterosexual y conservador. ¿Es este el feminismo por el que luchamos?
¿Qué es el feminismo liberal?
Este feminismo se concentra en la pelea por romper el “techo de cristal”, en equiparar los derechos formales de las mujeres con los de los varones ante la ley, ante el mercado laboral, y promueve una legislación que favorece el ingreso de las mujeres a la política, la “cuota femenina”.
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Estas peleas por supuesto que son básicas y elementales, pero no engloban todo el arco de las luchas que tenemos planteadas desde el movimiento de mujeres, y más si pensamos en que hay mujeres que están más invisibilizadas que otras, y que tal como decimos en nuestro Manifiesto Internacional, mujeres que son “las más explotadas dentro de los explotados, y las más oprimidas dentro de las oprimidas”. Nos referimos a las mujeres trabajadoras, a las amas de casa que no llegan a fin de mes, a las mujeres desocupadas que tienen que hacer changas porque no consiguen trabajo, a las mujeres de los sectores populares que viven en asentamientos, mujeres que no están afiliadas a los sindicatos porque están precarizadas o directamente sin registrar.
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Este feminismo liberal pretende obtener algunas conquistas para las mujeres dentro del sistema capitalista, pero sin cuestionar las bases estructurales de la opresión de género o de la explotación de clase y, por ende, tampoco proponerse destruir al sistema capitalista y patriarcal que las genera. Una lucha por la “inclusión” de determinadas mujeres en determinados ámbitos de poder.
En una entrevista realizada a Mónica Bottero del Partido Independiente, esto se ve claramente:
“La segunda línea de acción central que quedó definida en este compromiso con las mujeres que hizo la Coalición apunta a generar condiciones y fomentar la igualdad en el ingreso económico. En este sentido, nos parecen buenísimos los programas ya existentes que estimulan y premian a las empresas que tienen políticas igualitarias en materia de salario. Vamos a investigar un poco más lo hecho hasta ahora, y la idea es avanzar en dar incentivos e incorporar beneficios fiscales para empresas que tengan directorios paritarios o con porcentajes altos de mujeres …”.
En el mismo sentido, la candidata a intendenta en Montevideo por la Coalición Multicolor, Laura Raffo – que es presentada en ciertos medios como “empresaria, conferencista y activista feminista – ha manifestado en los medios:
“Por supuesto que soy feminista, hay diversos movimientos dentro del feminismo, con el más radical quizás no coincido, pero para mí el feminismo es tan sencillo como decir: tenemos que tener igualdad de oportunidades y derechos, creo que nadie puede no estar de acuerdo con eso, ningún hombre ni ninguna mujer, y creo que con lo que se polemiza es con la forma de pelear por esos derechos”.
El feminismo liberal es el resultado del divorcio ocurrido en el movimiento de mujeres en la década de los ’80 y ’90, entre la conquista de mayores derechos en las sociedades capitalistas, y el cuestionamiento profundo a las estructuras que garantizan y reproducen la dominación y la opresión.
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Estas expresiones de feminismo liberal no caen del cielo, y son la consecuencia de años y décadas de avance ideológico del triunfalismo burgués luego de la derrota de procesos revolucionarios en los años ’70. También es producto del retroceso en las conquistas históricas de la clase trabajadora y de procesos de cooptación de los movimientos sociales.
El feminismo liberal no nos representa, por el contrario, nuestro feminismo incorpora la dimensión de clase y lucha por derribar aquellas estructuras que generan y reproducen nuestra opresión, un feminismo anticapitalista y antipatriarcal, un feminismo socialista y revolucionario.
El género nos une, la clase nos separa
Con Argimón, Raffo o Bottero y su “feminismo” tenemos muchas diferencias. Ellas son partidarias de políticas capitalistas y machistas que oprimen y explotan a las mujeres de la clase trabajadora. Encarnan y promueven un modelo de injusticia social, y banalizan la historia de la lucha de las mujeres, embanderándose con una causa que ni les interesa ni les pertenece. Representan a una clase social que vive a costa de lo que les saca a otros.
Nosotras, por el contrario, luchamos contra esa injusticia. Nuestro feminismo es el que pelea por un sueldo para llegar a fin de mes - y no solo para andar luciendo un traje bonito-. Rechazamos toda caridad y limosna de los sectores más acomodados, exigimos salarios y condiciones de trabajo dignas. Luchamos por justicia para los casos de feminicidios, y para las mujeres que están desaparecidas por las redes de trata y explotación sexual, y nos encontramos en las calles, en los trabajos, en las casas y en las instituciones dando la pelea para que no haya más violencia y levantando la bandera de #niunamenos.
Este horizonte estratégico no nos exime de luchar por arrancarle al Estado burgués la mayor cantidad de conquistas que podamos para que las mujeres vivamos mejor, como por ejemplo la instalación de jardines materno parentales gratuitos para quienes trabajamos y estudiamos, la mejora en la atención en salud y que no haya más violencia gineco-obstétrica, o la misma cuota femenina. Pero nuestro feminismo apunta a organizar fuertemente a las mujeres en los sindicatos, para que podamos utilizar las herramientas gremiales para la lucha por nuestros derechos, y combatir el machismo y los prejuicios patriarcales también en los ámbitos mixtos.
El movimiento de mujeres y el nuevo gobierno de la derecha
Lejos de generar algún tipo de expectativa en las gestiones que puedan hacer estas políticas de los partidos capitalistas, el movimiento de mujeres debe posicionarse frente al nuevo gobierno. Ya tenemos el caso de Argimón callando frente a la consagración de Carlos Moreira como candidato a intendente en las próximas departamentales en Colonia.
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También tenemos el anteproyecto de Ley de Urgente Consideración, que restringe nuestro derecho a la protesta y que nos criminaliza si queremos cortar una calle, como cuando hacemos las Alertas Feministas ante cada feminicidio, o que coarta el derecho a la ocupación de los lugares de trabajo, como extensión al derecho de huelga. Un borrador de ley totalmente clasista y represivo, que criminaliza a la pobreza y a la protesta social.
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Estas mujeres liberales son expresión de los partidos de la derecha tradicional que en el país pretende retroceder en los derechos conquistados, y avanzar en una ofensiva neoliberal respetando la ganancia de la clase capitalista, a la cual representan.
Por eso el movimiento de mujeres tiene que mantener una postura claramente independiente del Estado y de todos los partidos que lo sostienen. Siendo que nuestro movimiento ha venido expresándose masivamente en la calle y de forma independiente durante los años anteriores, es hora de que como movimiento nos posicionemos en contra del futuro gobierno y de sus políticas neoliberales.
El feminismo socialista y la lucha por la emancipación de las mujeres
Desde el feminismo socialista, no transamos con aquellas que piensan que es bueno olvidar, que mantienen la impunidad de los militares, que se alían con sectores de la ultra derecha misógina y antiderechos.
Este 8M tenemos que ser cientos de miles en las calles, luchando por todos nuestros derechos y por conquistar nuestra verdadera liberación, que solo podremos conseguir si cuestionamos profundamente a este sistema.