Este domingo un reconocido profesor de baile de la zona sur de la capital fue agredido por sus vecinos, quienes lo atacaron brutalmente. Familiares y amigos marcharon ayer exigiendo justicia.
Martes 14 de diciembre de 2021 00:03
Foto extraída del Facebook de Tito Costilla.
El domingo 12, integrantes de una familia del barrio Docente Sur atacó con palos a Roberto Costilla, un joven profesor de bachata y destacado bailarín. Tras la agresión, Tito debió ser hospitalizado con una fractura de tibia y peroné.
Según explicó el joven, hace 17 que viene sufriendo ataques homofóbicos por parte de esta familia vecina. Estas agresiones, que se volvieron más violentas desde hace dos años, son físicas y verbales, y no cesan a pesar de las denuncias policiales. Este domingo escalaron: la fractura de una de sus piernas, fundamentales para su trabajo y elección de vida.
Tito forma parte de una familia defensora de los derechos de la diversidad sexual. Desde su tía que es activista trans hasta su mamá son muy queridas. Por eso el repudio se hizo sentir con más fuerza. Se viralizó en las redes y se expresó también en una movilización exigiendo justicia que llevaron a cabo familiares, amigxs y vecinxs, en el barrio donde reside Tito. Y denunciando el tinte de odio y homofobia que tuvo el hecho.
El Estado es responsable
Las agresiones homofóbicas siguen estando presentes en Salta, a 11 años del Matrimonio Igualitario, a 9 de la Ley de Identidad de Género, a 4 años de la declaración de inconstitucionalidad de la enseñanza de educación religiosa obligatoria en las escuelas públicas de la provincia.
Si bien en este momento los atacantes de Tito se encuentran detenidos y siendo investigados por la Justicia, las responsabilidades de estos hechos trascienden a las responsabilidades individuales de tal o cual persona. Son el Estado y sus instituciones, como la Justicia y los Gobiernos, los que perpetúan la misoginia, el odio y la discriminación hacia las diversidades sexuales, teniendo plena injerencia las Iglesias Católica y Evangélica en cualquier política que estos decidan llevar adelante. Como en el caso de Salta, de la mano del gobernador Gustavo Sáenz, o de los ministros de Educación, Matías Cánepa, y el de Economía Roberto Dib Ashur.
Son los Gobiernos, nacional y provincial quienes no destinan el presupuesto necesario para que la ESI pueda ser puesta en práctica en todos los niveles, que niegan partidas que permitan combatir de forma seria la violencia machista y llevar adelante un plan integral que dé una respuesta, paliativa, a miles de mujeres que por ejemplo necesitan un hogar a donde ir con sus hijes para poder alejarse de sus agresores. Son estos Gobiernos quienes destinan millones de dólares a financiar una deuda ilegítima con el FMI, y otros acreedores extranjeros, evitando que ese dinero pueda ser puesto en función de un plan de viviendas o de garantizar de una vez por todas el cupo laboral trans.
Estos ataques homofóbicos también encuentran eco en sectores antiderechos que se envalentonan teniendo a Manzur como jefe de gabinete de Alberto Fernández. Por eso, tenemos que estar alertxs, nunca dejar las calles. Por todos nuestros derechos, por los que faltan y en defensa de los ya conquistados. Se hace indispensable y urgente, porque la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida.
Peleamos por justicia por Tito y por ESI con perspectiva de género en todos los niveles pero también por la separación de las Iglesias y el Estado, por un plan nacional integral de emergencia en violencia de género que cuente con el presupuesto necesario en base a impuestos a terratenientes, banqueros y grandes empresarios y al no pago de la deuda externa; por la real implementación de la IVE, y por la elección popular de los jueces. Que sean revocables y que cobren como una maestra.
Son las peleas que damos desde el Frente de Izquierda Unidad, desde cada banca que conquistamos, como recientemente hicimos con nuestra compañera Daniela Planes, referente del PTS y Pan y Rosas, en la Convención Constituyente. Pero fundamentalmente en cada lugar de estudio y trabajo, poniendo en pie comisiones de mujeres y disidencias, y en las calles. Porque la deuda sigue siendo con nosotres.