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Red Internacional
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TRIBUNA ABIERTA-POLONIA. Cambios en la situación política de Polonia ante la lucha contra la ley antiaborto

Las protestas masivas en Polonia forzaron al Gobierno a retirar el proyecto de ley anti-aborto. El debate mostró la presencia de nuevos fenómenos políticos como Razem, el “Podemos” polaco. Sin embargo, aún no se puede confiar en el Gobierno.

Martes 11 de octubre de 2016

FOTO: Facebook Organización Razem (Juntos)

Desde hace más de dos semanas, Polonia experimenta unos momentos muy intensos en el marco del debate sobre los derechos reproductivos. El pasado 23 de septiembre el Parlamento admitió a trámite el proyecto de ley anti-aborto, propuesto por una organización ultracatólica Ordo Iuris (Orden Judicial), que propone la prohibición total del aborto excepto en el caso (poco claro) de que la salud de la mujer corra riesgo. Al mismo tiempo rechazó otro proyecto de la iniciativa “Ratujmy Kobiety” (“Salvemos a las Mujeres”) que proponía liberalizar el status quo.

La ley que está en vigor ahora, el llamado “compromiso” abortivo, solo acepta el aborto en los siguientes casos: violación, incesto, riesgo de vida para la mujer o graves daños del feto. Y aun así está lejos de funcionar bien, porque gracias a la “cláusula de conciencia”, muchos médicos se niegan a realizar ese tipo de operaciones. De esta manera, las mujeres muchas veces se ven obligadas a continuar con el embarazo aunque hayan sido violadas, su vida esté en riesgo o el niño vaya a morir tras el parto.

El nuevo proyecto de ley anti-aborto todavía es más restrictivo. Habla de penalizar y criminalizar a todos los involucrados en el aborto: desde la misma mujer hasta su familia, su novio, la amiga que le trajo una píldora o el mismo médico que provoque el aborto. Incluso en caso de aborto natural se podrán iniciar investigaciones para comprobar que no ha sido provocado.

La ley contra el aborto desata la emergencia de nuevos fenómenos políticos

Polonia ya tiene una de las leyes más restrictivas en Europa, pero gracias al nuevo gobierno vinculado a las élites religiosas, que ejercen una gran influencia en sus políticas, este proyecto inhumano podrá pasar la votación teniendo una mayoría de diputados a su favor. Es esta nueva ley la que ha hecho estallar el descontento social.

El país empezó a vestirse de negro por la iniciativa de Gosia Adamczyk del Partido Razem (Junt@s), que ha convocado las protestas negras (#czarnyprostest) por todo el país. Otras organizaciones (p.ej. “Dziewuchy Dziewuchom”, “Chicas para Chicas”) o “Ratujmy Kobiety” (Salvemos a las mujeres) habían iniciado luchas para parar a estos fanáticos religiosos y su proyecto que daba un paso atrás y situaba Polonia en la Edad Media.

El partido “Razem” (Junt@s) fue fundado en mayo de 2015, poco antes de las elecciones parlamentarias del 25 de octubre del mismo año, en un contexto de polarización social y política y de crisis de las corrientes llamadas de izquierdistas tradicionales del país: el SLD como una fuerza socialdemócrata o el partido Tu Movimiento (Twój Ruch, TR), impulsado por el millonario Janusz Palikot y otros partidos más pequeños. Razem se negó a formar una coalición con ellos, dentro de la alianza “Izquierda Unida”.

En los comicios legislativos de octubre de 2015, ni el partido Razem, ni la coalición superaron el 5% y 8% -por primera vez desde 1989- que necesitaban para tener representación parlamentaria en el país. El fracaso del frente “Izquierda Unida” llevó a una profunda crisis en el partido socialdemócrata, el SLD (Sojusz Lewicy Demokratycznej). Sin embargo para Razem el 3,6% alcanzado fue un gran avance.

Todo el debate sobre el proyecto de ley anti-aborto llevó a que gran parte de la sociedad se identificara con el nuevo partido Razem compartiendo sus valores, lo que se manifestó en las calles con la “Protesta Negra”. Sin embargo, desgraciadamente el debate fue desatado del llamado “contexto político” y todo el movimiento contra el proyecto no se ha reflejado en el crecimiento del apoyo por las nuevas izquierdas. La #protestanegra empezó a vivir su vida, con cada vez más iniciativas ciudadanas y “antipartidarias”.

El lunes negro

El punto culminante de las manifestaciones fue el lunes pasado, el 3 de octubre, cuando decenas de miles de personas salieron a las calles durante el llamado “lunes negro”, con el objetivo de organizar una huelga general en el país. Inspiradas por la huelga que organizaron las mujeres islandesas décadas atrás, las mujeres en Polonia pidieron un día libre en el trabajo y organizaron protestas en más de 100 ciudades para mostrar su desacuerdo con la ley anti-aborto y luchar por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

A pesar de las protestas, el gobierno permaneció inmóvil. Lo único que hicieron los políticos del partido gobernante “Ley y Justicia” junto con la Primera Ministra fue quejarse de que “la oposición estaba utilizando el aborto con unos claros intereses políticos”. El Ministro de Asuntos Exteriores, al comentar la situación, repitió dos veces “que siguieran jugando [a manifestarse]”, despreciando las manifestaciones y aludiendo a otros asuntos “más importantes” que preocupan el país.

La situación política empezó a cambiar justo un día después de la huelga general. Como siempre, de una manera muy precipitada, el partido gobernante decidió convocar una comisión parlamentaria que hablara otra vez sobre el proyecto. La gente se movilizó otra vez: el partido Razem organizó una protesta espontánea frente al Parlamento, vinieron las activistas feministas de varias ONGs aunque no les dejaron entrar al Parlamento pese a tener permiso. Los debates y las lecturas del proyecto terminaron solo por la noche. Decidieron retroceder y someterlo otra vez a la votación.

No podemos confiar en el Gobierno

De esta manera, el 6 de octubre, el gobierno de Polonia sorprendió a todo el mundo otra vez. Durante un debate parlamentario convocado con una rapidez extrema, los diputados votaron en contra, rechazando el polémico proyecto de ley.

En redes sociales y medios, en Polonia pero sobre todo los de fuera, la gente comenzó a hablar “del éxito de las protestas". Me gustaría decir lo mismo, pero desde finales del año pasado hemos pudimos observar que ésta es la estrategia del gobierno polaco.

Empezando por la misma organización del proceso de la votación repetida, pasando por un giro de 180° en la actitud de los diputados de “Ley y Justicia” que antes ni siquiera querían oír los argumentos de la oposición, y terminando por las nuevas declaraciones del sector anti-aborto que presentarán nuevos proyectos.

Así que estoy muy lejos de hablar sobre un “éxito”. Primero, todo ese rechazo del proyecto antiaborto se ha votado durante una debate en el Parlamento que se ha organizado de manera ilegal (es decir, sin cumplir los requisitos legales que normalmente hay que respetar para que las decisiones sean válidas).

Por ello, puede ser que dentro de poco, cuando la gente se calme, el gobierno diga que la decisión en realidad no era legal o válida. Segundo, el hecho que los diputados votaron en contra no significa que hayan cambiado de opinión: todo lo contrario. La votación nos ha mostrado únicamente que el gobierno se asustó por la escala de las protestas y quería repensar los próximos pasos.

Obviamente, está muy bien que se haya rechazado ese proyecto radical. Pero no era para satisfacernos. Aunque todavía no lo sepamos, es una decisión que les ha servido para algo. Por ahora, tal vez les ha servido para descafeinar el debate del miércoles pasado sobre la situación en Polonia, que tuvo lugar en la Comisión Europea; o tal vez para poder decir “que escuchan a su electorado”, cosa que “nunca ha hecho la oposición”, convirtiendo la situación en un éxito; o tal vez para embaucarnos y votar la ley dentro en un futuro.

Como siempre, de una manera precipitada, sin consultas, a escondidas, y durante debates parlamentarios nocturnos. Mientras la sociedad sigue creyendo que el cambio es posible sin votar a un partido que por fin representara sus intereses en el Parlamento y iniciara una verdadera debate sobre la situación de géneros en Polonia.