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ROSARIO - TEATRO. Carla Saccani: “Quise poner en perspectiva el cinismo de los ‘90”

Este jueves se presenta la publicación de la obra teatral “Amarás a tu padre por sobre todas las cosas”. Dialogamos con la autora, Carla Saccani, y una de las directoras de la Editorial Espiral Calipso, Rocío Muñóz.

Cecilia Rodríguez

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r

Miércoles 7 de septiembre de 2016

Este jueves, en el Petit Salón de Plataforma Lavardén, se presenta la publicación “Amarás a tu padre por sobre todas las cosas”. Se trata de una obra teatral escrita por la dramaturga y directora rosarina Carla Saccani.

La acción se sitúa en el año nuevo de 1997, en la localidad de Oliveros. Los tres personajes: Cecilia y Romina, que son hermanas, y Celeste, amiga de ambas y actual novia del padre de ellas. Las tres tienen alrededor de 30 años.

“Amaras…” parte así de éstas tres mujeres, que preparan accidentadamente los festejos de fin de año, para divertir, conmover e incomodar con una historia que va transitando diferentes géneros literarios: desde la comedia al drama.
En el fondo, se lee una crítica social a la década de los 90 y puntualmente al discurso hegemónico que fundó el gobierno de Alfonsín y sostuvo en menemismo: la famosa teoría de los dos demonios, que ponía un signo igual entre terrorismo de estado y organizaciones guerrilleras, condenando así a la militancia política y revolucionaria de los años 70.

Develar ese cinismo con el cual se trataba de asesinos a los militantes que peleaban por otro tipo de sociedad, disolviendo por consiguiente las responsabilidades del Estado y las clases enriquecidas en el genocidio, tiene una enorme actualidad. No solamente porque tenemos un gobierno que está reflotando la teoría de los dos demonios, sino también porque, aún en la última década, los juicios estuvieron lejos de completar las condenas a los genocidas y sus límites se manifestaron de forma brutal con la desaparición de Jorge Julio López. ¿Cómo entender sino el lamentable espectáculo de Etchecolatz cumpliendo prisión domiciliaria, sin antes entender la impunidad del caso López, garantizada, nuevamente, desde el Estado?

Por eso, es de celebrar que obras como “Amarás…” vuelvan a la escena, a poner sobre el tapete las continuidades de la dictadura en los posteriores gobiernos democráticos, que, más allá de las intenciones de la autora, pueden generalizarse ininterrumpidamente desde el 84 en adelante.

Dialogamos con la autora, Carla Saccani, y con Rocío Muñoz, una de las directoras de la Editorial Espiral Calipso, responsable de la publicación.

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De herejías, dictaduras y mandamientos

LID: El título de la obra es muy sugerente. Se trata del primer mandamiento que Dios le indica a Moisés en el Antiguo Testamento, pero está modificado. El mandamiento original es “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, y vos cambias a Dios por el padre ¿Qué significa este cambio? Porque podrías haber elegido el otro mandamiento que habla de los padres, que dice que hay que “honrar al padre”, pero elegiste el primero y lo cambiaste. ¿Por qué?

Carla Saccani (CS): Elegí tres mandamientos para producir una herejía porque jugar con las palabras de los mandamientos puede considerarse eso desde el catolicismo. Primero el que vos mencionabas, después hay otro que ordena "amarás a tu prójimo como a ti mismo" y la palabra "padre" la saqué, adrede, del mandamiento en el que se pide a los fieles esto de honrar al padre y a la madre. Es todo a propósito. La herejía de mezclarlos, antes que nada, y luego, la sugerencia del incesto, ya que, si uno ama a SU padre por sobre todas las cosas, ningún otro objeto de amor será suficiente para reemplazarlo con lo cual ese padre se asegura una fidelidad casi que para siempre. Luego el asunto de que sea a TU padre al que tengas que amar, justamente para personalizarlo. Ya no es "dios" ni EL padre al que hay que amar, esa entidad general que sería de todos, no. Al que tenés que amar vos es al tuyo propio. Cada uno que ame a su propio dios, a su propio padre, con lo cual, si todos tenemos un gran padre personalizado, medio que entonces ningún padre es suficiente para hacernos de padre a todos, eso también está puesto intencionalmente, cuestionar este modo cristiano de generalizar y de hacernos a todos hijos de la misma cosa. Y luego esto de en vez de "padre y madre" como manda honrar el cuarto de los mandamientos, en esta frase, en este título, se sustrae a la madre, para dejar en claro que se elige privilegiar sólo al padre en un pleno gesto de crítica hacia el patriarcado. A todos esos discursos pretende molestar el título "amarás a tu padre por sobre todas las cosas".

LID: La obra está ubicada en el tiempo y el espacio. Estamos en Oliveros, algo muy característico para cualquier rosarino como la ciudad del “loquero”. El tiempo es el año nuevo de 1997, comenzando la decadencia del ciclo menemista, algo a lo que se hace una referencia clara pero muy sutil cuando vemos que la casa de Oliveros en la que transcurre la acción era originalmente una casa de fin de semana, pero terminó siendo la vivienda permanente del padre. ¿Por qué elegiste este espacio-tiempo para la obra?

CS: En primer lugar, para poner a los personajes en un estado de precariedad de base. Por eso se anuncia eso al principio de la obra, antes de que los personajes empiecen a contarnos la historia. En la primer didascalia ya se sitúa al lector en ese lugar. Si uno terminó viviendo todos los días en la casa que había soñado sólo para los fines de semana es porque algo salió mal. Un plan, por lo menos, salió mal. Y está buenísimo que los planes salgan mal, no sólo para la vida sino para la ficción. Esta precariedad me interesa porque quiero mostrar al hombre, al sujeto me refiero, desde la fragilidad de refugiado que todos tenemos. En definitiva, tanto Armando que es el padre que no llega, como sus dos hijas y su novia están ahí, por motivos diferentes, como refugiados. Cecilia se refugia ahí de ese marido al que parece no querer demasiado, Celeste se refugia ahí con este novio - padre porque se la ve muy desprotegida y sola, una mujer a la que nunca nadie amó, según ella misma cuenta y Romina vuelve a la casa de su padre a refugiarse cuando sus ansias de reconocimiento se derrumban para tomar coraje y volver a Buenos Aires a seguir dándose la cabeza contra la pared. Por otro lado, no sé si notaste que esa casa, a su vez, es la casa donde se criaron las hermanas, que ya tienen más de treinta años, cuestión que hace demasiado tiempo ya que esa no es una segunda vivienda sino la primera, pero que eso no se pudo terminar de metabolizar. Los personajes no pudieron decir "listo, vivimos acá, esta es nuestra residencia". No. Siguen creyendo que están ahí medio de paso, en tránsito hacia un hogar definitivo, que nunca termina de llegar y que tampoco hacen nada para que eso ocurra.

Y en función del tiempo, es una época de la que me interesaba hablar y poner a hablar a los personajes como yo recordaba que hablábamos en ese momento. Las conversaciones cambian con los años. La obra se estrenó en 2013. Quise poner en perspectiva, sobre todo, el cinismo con el que muchos hablaban acerca de los juicios de lesa humanidad durante los 90, como que era algo que nunca iba a pasar, que nunca iba a ir nadie preso, como ha ocurrido con los crímenes de las dictaduras en la mayoría de los países. Argentina en eso fue ejemplo durante el kirchnerismo, con más de 500 represores presos. De eso quise hablar, para ser claros. Una conquista que hoy, tristemente, flaquea.

LID: Detrás de este tiempo del relato, los 90, hay un pasado que va apareciendo en el transcurso de la obra. La referencia a la dictadura aparece primero como telón de fondo hasta que va ganando el protagonismo y convirtiéndose en una clave de la historia. Sin embargo, no aparecen mencionados los militares como tales, o por lo menos no son los únicos agentes del terrorismo de Estado ¿Qué querés decirnos sobre esto?

CS: Quiero decir que la gente común que no hizo nada para frenar la tortura y la desaparición tiene responsabilidad sobre la tortura y la desaparición. Esas tres minas de la obra en los 90 reproducen de forma residual el discurso de esa gente anodina pero responsable de los 70 (son jóvenes de los 90 hijas de jóvenes de los 70). Ofrecerle al lector y al espectador una perspectiva desde la que pueda ver que por más que se haga el pelotudo con su existencia y trate de pasar desapercibido, es responsable de lo que pasa y de lo que le pasa. Somos responsables de lo que votamos, de lo que no votamos, de lo que decimos y de desperdiciar nuestra vida en existencias egoístas que no le aportan nada al resto. Sí, a ese sujeto pretendo poner en crisis con este libro.

LID: ¿Existe para vos una especie de generación “Verano del 98”, como dice en el prólogo Miguel Passarini? Pienso por ejemplo en el personaje de Cecilia, que es totalmente contradictorio, porque es hija de una madre desaparecida y, si bien no se especifica que milite en algún organismo, “militante” de la memoria de su madre, a quién reivindica. Pero por otro lado Cecilia tiene una faceta conservadora. Dice “negra de mierda”, habla de que no quiere recibir “colectivos marginales” en su casa, se burla de las sexualidades disidentes. Y Romina, que es como la teoría de los dos demonios y el “algo habrán hecho” en forma de persona, a su vez condena a Cecilia por usar un lenguaje discriminador. ¿Te parece que hay una generación hija de estas contradicciones?

CS: Cecilia es auténtica porque no maquilla ni tapa sus contradicciones. Ese personaje está armado exactamente para eso, para poner en crisis nuestra idea de unicidad ideológica, nuestro purismo. Esa ansiedad por ocultar nuestros propios prejuicios a la que nos lleva la necesidad de pertenecer. Todos somos contradictorios y hablar de nuestras contradicciones, ponerlas en escena, puede colaborar a que tengamos una forma de vincularnos menos careta.

LID: ¿Volveremos a ver ésta obra en cartelera? ¿Cuáles son los planes?

Sí. En breve, "Amarás a tu padre por sobre todas las cosas" vuelve a la escena local.

Colección Babilonia: Un homenaje a Discépolo

LID: Rocío, “Amarás…” es la primera publicación de la Colección Babilonia, dedicada a obras de teatro, de la editorial Espiral Calipso. ¿Por qué eligieron comenzar por acá?

Rocío Muñóz (RM): ¡Qué linda pregunta! ¡La verdad que lo primero que me sale responder es que la obra es muy buena! Lo digo orgullosa. En la editorial estamos muy orgullosas de publicar este texto, porque “Amarás…” es pura literatura dramática del mejor calibre. Tiene trama o mejor dicho tiene un tramón, en el sentido de que cuenta una historia atrapante, con una apariencia de superficialidad en las primeras páginas que se va desmoronando en un crescendo vertiginoso, una historia que es trágica y es cómica y habla de tres mujeres de treinta años pero también habla de una generación entera, de una ciudad, de un país… Los diálogos son fáciles de seguir porque resultan muy cercanos tanto en los temas como en el léxico, los personajes son únicamente tres y eso ayuda al lector poco acostumbrado a leer teatro a no perderse, y lo mismo puede decirse del hecho de que no haya cambios de espacio ni de tiempo. Todo pasa en una noche y en una casa, aunque por supuesto todo empezó a pasar mucho antes de que se abrieran el libro y el telón. Carla ha hecho un trabajo muy bien urdido, maliciosamente bien urdido, donde ni sobra ni falta nada, donde cualquier lector, independientemente de sus experiencias previas de lectura, se ve involucrado, porque el texto obliga al lector a involucrarse, ¡no le deja otra opción, no le deja ser mero espectador de lo que pasa, entre otras cosas porque la propia obra sugiere que el que mira siempre interpreta, y que en esa mirada y en esa interpretación siempre uno se involucra y toma partido. ¡”Amarás…” es una obra política pero también poética pero también amable pero también terrible, y eso había que publicarlo cuanto antes! Es una manera de demostrar que en tres chicas en corpiño en una casa quinta de Oliveros en el fin de año de 1997 pueden palparse tanto las marcas profundas de la dictadura como la famosa grieta y el neoliberalismo que hoy desgraciadamente tenemos en el gobierno, una manera de demostrar que la tragicidad no está reñida con la comedia y más bien hasta la necesita siempre que hacer reír no se convierta en una treta más del conformismo más reaccionario, una manera de demostrar que hay obras de teatro, de teatro actual, de teatro rosarino actual, que pueden leerse de corrido y disfrutando, una manera de demostrar que la literatura dramática puede dar y de hecho da frutos tan jugosos como el que este jueves presentamos!

LID: ¿Por qué se llama Colección Babilonia?

RM: Babilonia es una obra de Discépolo bastante representativa del teatro nacional, del teatro nacional que apuesta por la solidez y la potencialidad del texto dramático, y nosotras apostamos por lo mismo. Babilonia es también un espacio ficcional mítico, donde se hablan muchas lenguas, multitud incontenible de lenguas que se superponen, se pelean, se acoplan, se dividen, se interrogan… ¿Y no es eso el teatro, esa polifonía que a la vez construye un tiempo y un espacio únicos?

LID: ¿Qué otras colecciones y publicaciones podemos esperar de Espiral Calipso?

RM: Estamos empezando a trabajar por colecciones, cosa que no habíamos probado antes. la idea es que todas respondan a nombres que remitan a espacios literarios representativos del género que cada colección reúne. Entonces la colección de narrativa, que se inició hace unos meses con La Pertenencia de Leandro Gabilondo, se llama Comala. Esta que está por abrirse este jueves se llama Babilonia, y después próximamente se van a inaugurar dos colecciones más, una de poesía: Ítaca, y otra de literatura infantil: Gulugú. ¡La verdad que venimos con muchos proyectos y con muchas ganas de seguir publicando!


Cecilia Rodríguez

Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)

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