La empresaria PyMES y dirigente de la Unión Industrial acompaña a Florencio Randazzo como candidata. Propone "romper el techo de cristal" al tiempo que su empresa paga salarios por debajo de la canasta familiar. Como el ex ministro de Cristina Kirchner, también habla de "cambiar las normas laborales".
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Sábado 14 de agosto de 2021 18:25
Carolina Castro se hizo conocida por ser la primera mujer en ingresar a la UIA para ocupar un cargo directivo. En el organismo empresario ocupa el cargo de Presidenta de Diálogo UIA Joven. En 2019 fue elegida por la cámara Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) para representar al sector autopartista en el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina.
Es la primera vez en 133 años que la UIA incorporó una mujer en su consejo directivo.
Fue funcionaria del gobierno de Mauricio Macri, entre 2016 y 2017, ocupó el cargo de subsecretaria de Política y Gestión de la Pequeña y Mediana Empresa en el Ministerio de Producción. En 2008, fue executive sherpa del Business 20, Foro Empresarial Global cuyo objetivo es elevar recomendaciones de política a los países del G20.
Carolina Castro es empresaria industrial, tercera generación en la conducción de la empresa familiar autopartista Industrias Guidi, que emplea a 500 personas en sus plantas en Zárate y Almirante Brown, provincia de Buenos Aires y provee a las multinacionales Toyota Argentina, General Motors Argentina e Isringhausen.
Recientemente lanzó su candidatura en el espacio de Vamos con vos, liderado por Florencio Randazzo -exministro de Transporte durante el gobierno de Cristina Kirchner-. “Vengo a aportar a este espacio nuevo, con una visión de una PyME familiar industrial que da empleo”, dijo a Infobae. Mientras que en Diario.Ar expresó cuál sería su “aporte” y afirmó que busca llevar al Congreso la agenda que suele sostener la UIA: reducción de la presión impositiva y leyes laborales más amigables para los empleadores. “Hoy nadie quiere tomar gente; no hay interés en contratar si sentís que después la desvinculación es un problema”, dice.
Conciliación de clases y romper el techo de cristal, son parte de su discurso de campaña.
Castro se define como feminista. El año pasado publicó el libro Rompimos el cristal. Se trata de conversaciones con 18 mujeres argentinas del mundo de negocios, el arte, la política y la ciencia.
Habla de perforar el techo de cristal para pedir subsidios para las patronales
El techo de cristal es una metáfora que señala las dificultades de las mujeres para conquistar objetivos que le son vedados.
En la revista Forbes señala que “En el mundo metalúrgico donde solamente el 3 % son mujeres, yo tengo un 27 % de operarias mujeres en nuestra planta”.
“Nosotros dimos ese paso desde mi empresa hace cinco años y yo puedo decir que dentro de lo que es el mundo metalúrgico donde solamente el 3% son mujeres, yo tengo un 27 % de operarias mujeres en nuestra planta. Iniciamos ese proceso de darle trabajo y oportunidades a mujeres en un ámbito absolutamente masculino, como es el mundo automotor, el mundo metalúrgico”, dijo la empresaria a Infobae.
“Lo que tenemos que hacer es que sean miles de PyMES las que contraten mujeres y tenemos que pensar la política pública que las pueda ayudar a contratar a esas mujeres” y agrega “lo que tenemos que hacer es incentivar el cambio. Por ejemplo: sería bueno tener algún tipo de incentivo en términos impositivos para la contratación de mujeres. ¿Por qué no debatimos si no corresponde reducir contribuciones patronales cuando se toma una mujer?”.
La candidata de Vamos con Vos, habla de igualdad de género e inclusión, para reclamar bajar los costos de la fuerza de trabajo y aumentar la productividad, al igual que sus pares varones.
Los haberes que perciben las operarias de Industrias Guidi, están lejos de romper el techo de cristal. Según se informa en la página oficial de la UOM, un operario calificado percibe un salario mensual básico de $45.636 -el equivalente al 60 % de la canasta familiar de pobreza, según datos del Indec-. Desde junio de 2021 un operario de la UOM, gana por hora, $ 228,18, mientras que unos de los sectores más precarizados, como las trabajadoras de casas particulares, gana por hora, $ 209,50.
En 2020 Industrias Guidi recortó los salarios a todos los trabajadores suspendidos durante la cuarentena. Abonó el 86 % del sueldo, incluyendo a quienes se encontraban entre el grupo de riesgo. A pesar de esto, como ella misma reconoce ante Diario.Ar “nosotros pedimos el ATP, estuvimos cerrados dos meses... Después la industria se recuperó. Hoy está en niveles superiores a los de 2019, lo que es una muy buena noticia para la industria y para todos los trabajadores del sector”.
En la misma entrevista, la candidata de Juntos por vos, sostiene que las PyMES no quieren tomar nuevos empleados “porque eso supone riesgos en materia de juicios laborales, porque hay un costo muy alto a la hora de contratar y formalizar ese trabajo” y propone “terminar con la industria del juicio. También cambiar el destino de las multas laborales”.
Con su libro, Rompimos el cristal, la empresaria promueve la idea de que las mujeres pueden romper el techo de cristal. La feminista estadunidense Nancy Fraser, afirma que solo una fracción muy reducida logra romper el techo de cristal, y que se trata de un sector de “mujeres más bien privilegiadas, con buena formación, y que ya poseen grandes cantidades de capital cultural y de otro tipo”.
Como informó Celeste Murillo en La Izquierda Diario, el mismo año que la multinacional aeronáutica Latam dejaba a muchas mujeres en la calle, la mayoría sostén de hogar, la CEO de la compañía, Rosario Altgelt, aportaba su testimonio para el libro de Castro.
Altgelt habla sobre la igualdad y las oportunidades de las mujeres, pero cuando el 8 de marzo de 2020 las trabajadoras de la aerolínea hicieron una asamblea, fue muy agresiva con ellas. “¿Me pueden explicar si creen que es gratis para la compañía atrasar vuelos de todo el día por una asamblea de mujeres?”, y agregaba: “Encima yo que soy mujer, más bronca me da porque no me banco el Día de la Mujer”.
Para las trabajadoras de Latam, las asambleas son parte de una organización para enfrentar los abusos patronales. Una de ellas, que peleó en defensa de los puestos de trabajo, mientras las burocracias sindicales miraban para otro lado, en diálogo con Celeste Murillo sostuvo: “Muchas tuvieron que pasar por situaciones de acoso, que si no hubiera sido por la organización que existía entre las trabajadoras y los trabajadores hubieran pasado por alto”.
“Para nosotras y nosotros todos estos meses fueron de mucha angustia, muchas somos mujeres, madres, sostén de hogar con padres y madres a cargo, cobramos la mitad del sueldo y atravesamos embarazos con mucha incertidumbre, sobre cómo será el futuro para nuestras familias. Hasta los últimos días antes del cese de operaciones, pusimos el cuerpo para repatriar pasajeros, el maltrato es muy grande”, agregó la trabajadora.
Como señala en un reciente artículo publicado en La Izquierda Diario, el economista Pablo Anino: “la desocupación trepa al 17 % en los varones que tienen entre 14 y 29 años y casi al 25 % en las mujeres en ese mismo rango etario. A nivel general, la desocupación también afecta más a las mujeres, con una tasa que supera el 12 %”.
Discurso de campaña
En una entrevista ofrecida a Infobae, Castro explica con mayor claridad su discurso de campaña. Propone unir lo que ella llama las tres Argentinas. “Hay una Argentina que está conectada al mundo, que está en la vanguardia tecnológica y que ha logrado cosas espectaculares... Hay una Argentina que también está en la formalidad, que son las pymes de todos los sectores que emplean a cuatro millones de personas y que les cuesta pagar los sueldos, el aguinaldo, los impuestos en una situación de pandemia y le cuesta financiarse…y la Argentina que está en la informalidad, en la marginalidad, que no tiene trabajo, que básicamente la única ayuda que le hemos dado a ellos es una ayuda social”. La armonía entre las clases, para construir un modelo de país sujeto a los intereses de las PyMES -entre las que se encuentra Industrias Guidis con más de 500 trabajadores-, significa que la clase trabajadora siga perdiendo sus ingresos para incrementar las ganancias de las empresas.
Solo tomando el período de pandemia en Argentina, se puede establecer que ni siquiera en esta crisis humanitaria los capitalistas ceden en la búsqueda de aumentar sus ganancias, arrojando a las mayorías populares a las calles.
Veamos algunos datos. En el último año los empresarios pasaron a apropiarse de una mayor parte del ingreso total a costa de una caída en la parte que obtuvieron los trabajadores. Mientras la pobreza alcanza a 18,1 millones de personas en todo el país. Subió del 34,6 % en el primer trimestre del 2020 al 39,5 % en el mismo período de este año -estos valores son en base a los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec-. Mientras que la proporción de ingresos apropiados por los empresarios subió 5 puntos, de 35,2 % a 40,2 %.
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Es decir, mucho de lo que perdieron los trabajadores es directamente proporcional a lo que pasaron a embolsar los propietarios de los medios de producción.
Pero además, la candidata de Florencio Randazzo repite el discurso esgrimido por empresarios y muchos dirigentes políticos del peronismo y el kirchnerismo, que proponen una alianza en la que los trabajadores y sectores populares tomen al mundo PyME como aliados claves.
Como explica el economista Esteban Mercatante, “la noción de que hay una comunidad de intereses posible entre trabajadores y empresariado PyME, se apoya en la importancia que tiene el mercado interno para este conglomerado. Considerando que apenas 100 empresas concentran más del 75 % de las exportaciones del país 2, es evidente la importancia del mercado nacional para la mayor parte del entramado empresarial. Pero entre esta evidencia y la deducción de que los que producen para el mercado interno tomarán de forma entusiasta las políticas beneficiosas para los trabajadores y sectores populares (gasto público redistributivo, impulso a negociaciones colectivas del salario que recompongan el poder adquisitivo, combate a la informalidad laboral, etc.), hay un salto lógico, ante el cual es recomendable mantener la prudencia”.
Mercatante agrega: “Para poner la cosa en números, según la Fundación Observatorio PyME (2014), de alrededor de 600 mil firmas activas en el país (de todos los rubros), el 85,8 % son microempresas (menos de 9 trabajadores), 11,2 % son pequeñas (entre 10 y 50), 2,4 % son medianas (51 a 200)1, y sólo 0,6 % son grandes. A su vez, las PyME explican el 51 % del empleo y 44 % del valor agregado en el total de la economía. Detrás de este dato hay realidades de lo más diversas, desde empresas casi sin personal a cargo, pequeños talleres, hasta otras fuertemente conectadas con los grandes grupos económicos que buscan camuflarse como PyME para obtener ventajas de incentivos sectoriales”.
En definitiva, Carolina Castro busca vendernos el mismo verso de siempre. El verdadero programa de esta feminista empresaria es flexibilización laboral, que es lo que es lo que propone Randazzo abiertamente.
Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.