El gobierno, el kirchnerismo, las cúpulas sindicales y la izquierda se pronunciaron sobre el acto de los sindicatos frente al Monumento al Trabajo. Balance y perspectivas en debate.

Fernando Scolnik @FernandoScolnik
Domingo 1ro de mayo de 2016
Foto: Mario Frias Casado
La gran demostración de fuerzas que hicieron las centrales sindicales frente al Monumento al Trabajo fue objeto de polémicas durante el día de ayer, y promete seguir dando tela para cortar durante los días que vienen.
Desde el gobierno nacional, el Frente para la Victoria, las cúpulas sindicales y la izquierda, entre otros actores, salieron a pronunciarse por lo sucedido.
La pelea política por el balance y las perspectivas de la primera movilización masiva de los sindicatos contra la política del gobierno nacional tiene lugar en un contexto en el cual, superados sus primeros cien días de gobierno, el macrismo enfrenta un creciente malhumor social debido al impacto de los despidos y la inflación, y al golpe recibido con el escándalo de los Panama Papers, que afectó la imagen presidencial.
Sumado a esto, la semana pasada el gobierno se vio enfrentado a una derrota política en el Senado por la media sanción de la llamada “Ley Antidespidos”, que abre interrogantes para el futuro: si en sus primeras semanas el macrismo gobernó por decreto, y luego el acuerdo con los fondos buitre fue aprobado gracias a los votos del Frente para la Victoria, ahora la falta de mayoría propia en Congreso Nacional comenzó a actuar como un factor de preocupación para Cambiemos. Un capítulo importante tendrá lugar en lo inmediato en la Cámara de Diputados, cuando se debata la sanción definitiva de la ley para prohibir los despidos. En otra muestra de su vocación “republicana”, el presidente Macri amenazó con vetar la norma si la misma finalmente es sancionada.
El escenario económico incierto, sin recuperación a la vista para el corto plazo, no ayuda a despejar los nubarrones del horizonte. Las promesas de que en los próximos meses mejorará la situación, repetida hasta el cansancio por los funcionarios del gobierno, es por ahora una expresión de deseos.
En este marco, desde el gobierno nacional trataron de minimizar el impacto de las críticas esgrimidas por los dirigentes sindicales durante el acto del viernes. Altos funcionarios del Poder Ejecutivo insistieron ayer con la línea discursiva que busca instalar que las centrales sindicales tienen la misma agenda que la presidencia. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, sostuvo en este sentido que “la línea de reclamos que plantean los dirigentes gremiales son las líneas de trabajo que venimos trabajando en las mesas de discusión”.
Por su parte, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, afirmó que “escuché los discursos y comentarios de muchos sindicalistas y plantearon con claridad que no era una marcha contra el Gobierno, y suena lógico: a poco más de cuatro meses de asumir, es razonable ese argumento”, al tiempo que invitó a “los dirigentes de todos los espacios políticos, y también a la dirigencia gremial y empresarial a trabajar en que no haya inflación y se creen millones de puestos de trabajo”.
Otro eje discursivo del gobierno nacional, buscando dirigir hacia otro lado el descontento popular, es insistir en la “herencia recibida” por parte del gobierno anterior. En ese sentido, Frigerio afirmó que recibieron “un Estado desarmado, con una situación económica calamitosa, uno de los déficits más grandes de la historia y las arcas del Banco Central vacías. Estuvimos cuatro meses trabajando para enderezar el barco y estamos apuntando el timón hacia la generación de empleo y la baja de la inflación, que se va a ver en los próximos meses”.
Desde las cúpulas sindicales, quien salió a respaldar al macrismo fue, cuándo no, Luis Barrionuevo, quien ya el viernes había desistido a último momento de participar del acto convocado por las centrales sindicales (al igual que el presidente de la empresa offshore “Gerardo Venegas Corporation”). El gastronómico, haciendo caso omiso del gran malestar que hay por la creciente inflación y los despidos, sostuvo que “no hay ninguna posibilidad de realizar un paro general a un gobierno que recién comienza”.
Foto: Mario Frias Casado
Por su parte, Hugo Moyano, el principal protagonista del acto del viernes, volvió a mostrar ayer su pronunciada moderación, al punto que justificó el acuerdo con los fondos buitre diciendo que “era el mal menor”, y también defendió su pasividad ante las primeras medidas que tomó el gobierno nacional, diciendo que "creíamos que se iba a actuar con celeridad dando respuestas a los trabajadores". A su vez, Moyano remarcó que el acto no fue contra nadie, sino “contra las políticas o los poderes que obligan al Gobierno a llevar adelante estas políticas”, minimizando la responsabilidad del gobierno nacional por los ajustes que está llevando adelante. Solamente hizo un contrapunto con el macrismo al decir que “por más que digan que tienen la misma agenda, no vemos la voluntad de "dar respuesta a las necesidades más extremas que tienen los trabajadores". De conjunto, dejó en claro que para él, el acto fue apenas una primera advertencia.
En cambio, desde la izquierda y el sindicalismo combativo, ayer Claudio Dellecarbonara, en el acto realizado por el PTS frente a la Embajada de Brasil en ocasión del Día Internacional de los Trabajadores, señaló que “la bronca popular es muy grande. Los burócratas sindicales que hablaron mencionaron algunos reclamos justos de los trabajadores, pero siguen sin convocar a un paro nacional. En estos meses han dejado pasar todos los ataques sin convocar a una sola medida de fuerza del conjunto del movimiento obrero. Por eso nosotros, desde la izquierda y el sindicalismo combativo, ayer fuimos al acto con una columna independiente a exigirles que convoquen ya mismo a un paro nacional que sea el comienzo de un plan de lucha con continuidad hasta derrotar el plan de ajuste: contra los despidos, por el salario, contra la precarización laboral”.
Demagogia de Cristina Fernández y Daniel Scioli
Durante una charla telefónica pública con artistas que acababan de representar una obra teatral, la ex presidenta señaló ayer respecto de la movilización de las centrales sindicales que "la patria salió a la calle porque no tiene miedo y quiere futuro, sobre todo, y como quiere futuro, brota como el agua cada vez que la maltratan".
Por su parte, el ex candidato a presidente por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, sostuvo que “fuimos pacientes, los trabajadores quieren resultados; los resultados hasta ahora son pobres", y pidió que el macrismo “reflexione y escuche los pedidos gremiales a favor del empleo, el consumo y en defensa de la industria nacional”.
Por supuesto, ni Cristina Fernández ni Daniel Scioli hicieron referencia a que el principal triunfo de la política económica del macrismo, el acuerdo con los fondos buitre que hipoteca el futuro del país, fue facilitado por los votos de los senadores del Frente para la Victoria. Tampoco mencionaron ni los ajustes de las gobernadoras del FpV en Tierra del Fuego y Santa Cruz, ni el rol pasivo de los dirigentes sindicales kirchneristas frente a los ataques. Fue solo demagogia electoral pensando en el 2017.
Al cruce de estas declaraciones salió la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, quien dijo que "la preocupación de Scioli con los trabajadores no se expresó en la provincia que dejó, que no solo estaba quebrada, sino que el 10 de diciembre no estaban los fondos para pagarles ni aguinaldos ni sueldos a más de 600 mil trabajadores".
Entre las acusaciones cruzadas de unos y otros, la izquierda pelea por impulsar la resistencia a los ataques de todos los partidos políticos tradicionales, y por construir una alternativa política de los trabajadores, para que la crisis la paguen los capitalistas. Esa fue una de las grandes banderas de este 1º de Mayo.

Fernando Scolnik
Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.