Sostuvo el presidente que según la medición que realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), las carencias se encuentran en su mínimo histórico. Fue antes de su participación en la 22 Conferencia Latinoamericana del Banco Santander.
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Miércoles 17 de enero de 2018
Aun así, se vio obligado a admitir “la pobreza sigue siendo uno de los mayores retos para México, pues es el origen de muchos de los problemas que enfrentamos como sociedad”.
Y a continuación desplegó su bandera de “gran reformador”, en realidad gran entregador y saqueador: “gracias a la implementación de los cambios estructurales, de 2012 a 2016, más de dos millones de mexicanos dejaron de vivir en condiciones pobreza extrema.”
Lo que oculta es que en realidad, según el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de 2016, si bien se redujo en dos millones el número de personas que viven en la pobreza extrema, aumentó la pobreza.
Así es que el número de personas en situación de pobreza en 2016 (53.4 millones) fue menor al reportado en 2014 (55.3 millones), aunque mayor que en 2012 (53.3 millones) y que en 2010 (52.8 millones).
Dijo que “la materialización de los cambios estructurales permiten ver un futuro promisorio, y que México tiene resultados económicos favorables, con creación de empleos, atracción de inversiones e incremento en el comercio internacional”.
Peña Nieto debió reconocer que el crecimiento “sigue siendo menor al deseado, aunque continúa constante y supera al de las dos administraciones anteriores”. No obstante, sostuvo que hoy el crecimiento de México es 120% mayor de hace dos administraciones y 85% mayor al del sexenio anterior. En la tierra de los ciegos, el tuerto es rey: el promedio de crecimiento durante su presidencia es de un escuálido 2.1%, mientras que en el de Felipe Calderón fue 1.9% y en el Vicente Fox, 1.2%.
Más allá de las cifras oficiales, es innegable que la mayoría de la población vive y trabajo en peores condiciones que al inicio de su sexenio. Hacinamiento en el transporte, desabasto de agua, alza del costo de la canasta básica, reducción del presupuesto para salud y educación, avance del trabajo precario y la subcontratación, salarios miserables –que se cuentan entre los más bajos de los países de la OCDE– son parte del legado de este sexenio que está por terminar.
Peña Nieto será recordado por ser uno de los responsables políticos de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa y por gestionar una nueva ola de saqueo y entrega del país a las trasnacionales.