Comisiones de Mujeres, trabajadoras, estudiantes y disidencias se reunieron en un almuerzo impulsado por Pan y Rosas para organizarse y enfrentar el ajuste en curso e intercambiaron mensajes de solidaridad de clase.
Jueves 16 de enero de 2020 19:09
El sábado comenzó temprano para muchas que nos preparábamos para un gran almuerzo que nos tenía inquietas y entusiastas. En los últimos años el movimiento de mujeres tuvo participación en el mundo entero en grandes hechos luchando contra la desigualdad, la violencia hacia las mujeres, por el derecho al aborto legal. Por eso, quisimos juntarnos a pensar el rol que podemos jugar en nuestro país bajo el nuevo gobierno que despertó muchas expectativas en sectores importantes de la población pero que también se comprometió a destinar millones a pagar una deuda que no generamos, mientras el ajuste sigue golpeando los bolsillos obreros.
Invitamos a amigues, familiares, compañeres. El corte de luz de la Línea Roca amenazaba con interrumpir la llegada de las compañeras pero finalmente nada pudo frenar a las mujeres. Vernos, intercambiar y empezar a organizarnos juntas era una intensa idea. Así pasó el tiempo y fueron llegando en grupos trabajadoras y jóvenes con sus familias y amigues: trabajadoras del Hospital Alende de Ingeniero Budge, la Comisión de Mujeres de Coca Cola, trabajadoras de la educación y aeronáuticas, estudiantes de terciarios y universitarias de la zona sur del conurbano llegaban poco a poco al club con un día a pleno sol.
El almuerzo nos regaló el tiempo para conocernos un poco más y por la tarde se dio un encuentro que expresó intercambios, experiencias de organización, visiones de la actualidad en nuestro país y en el mundo. Todas nuestras experiencias sirvieron para vernos de un mismo lado, aunando fortalezas, compartiendo la cotidianeidad de nuestras vidas y pensando lo que se viene con un nuevo gobierno de Fernández que prometió que no iba a haber más ajuste pero que está siguiendo los lineamientos del FMI. Las mujeres somos siempre las primeras en pagar las crisis, cuando nos despiden y discriminan en los trabajos, cuando nos echan, cuando tenemos que hacer malabares con la economía de nuestros hogares. Entonces nos preguntamos, ¿qué pasaría si fueramos las primeras entonces en levantarnos contra todo ese odio acumulado de años de ajuste, miseria y hambre que tenemos miles y miles en todo el país, laburantes, mujeres, jóvenes y jubilados?
Una de las primeras en hablar fue Vero de la Comisión de Mujeres de Coca Cola contando cómo se organizaron para enfrentar los despidos de esta multinacional millonaria que dejaba familias en la calle logrando fallos de reinstalación que aún la empresa se niega a cumplir. La comisión sirvió para sostener a sus compañeros, pero también se hicieron protagonistas de la difusión del conflicto, participando activamente en la movilización del 8 de marzo y del Encuentro de Mujeres y disidencias de La Plata. Esta experiencia las ayudó a dimensionar la necesidad de organizarse por sus propios derechos como mujeres y lo que significa por ejemplo el trabajo doméstico “sin goce de sueldo” entre otras cosas.
Por su parte las trabajadoras del Hospital Alende de Ingeniero Budge relataron la precarización laboral, así como los sueldos de hambre que padecen como empleadas del Municipio de Lomas de Zamora bajo la intendencia de Martin Insaurralde. Recordaron también la experiencia de la Comisión de Mujeres en el hospital cuando salieron a enfrentar la violencia machista poco tiempo después de haberse deshecho de la burocracia del sindicato municipal. Intercambiando con las jóvenes estudiantes que plantearon la necesidad de pelear por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en los hospitales públicos, las trabajadoras denunciaron que “muchos están en contra de la legalización porque tienen negocios muy rentables con su clandestinidad". Por eso también nos fuimos más convencidas de redoblar la pelea por este derecho, de la necesidad de estar movilizadas y en las calles más que nunca y de confiar en nuestras propias fuerzas y en la de nuestros compañeros, para que no mueran más mujeres pobres que no pueden acceder a las clínicas privadas que lucran descaradamente.
Ejemplos de lucha y organización como estos así como el de las compañeras aeronaúticas que pelearon contra el acoso de los supervisores y también se organizan contra la precarización. Pero también contra la discriminación laboral que sufren las trabajadoras de limpieza frente a una empresa que les prohíbe mirar a la cara a los pasajeros para “no incomodarlos”.
Hablamos mucho sobre ese trabajo diario que hacemos todas y nadie nos paga con la excusa de que “son cosas que las mujeres hacemos por amor” como el cuidado de los niños, los ancianos y las tareas domésticas. Tareas que sirven para que los trabajadores puedan ir a sus empleos todos los días pero que los empresarios se ahorran de pagar mientras las mujeres trabajan fuera del hogar y después adentro de él, siendo doblemente oprimidas.
Las compañeras de Pan y Rosas aportaron todo lo que se viene haciendo en lugares de estudio y trabajo. Participaron compañeras que participan de los Encuentros Plurinacionales de Mujeres y Disidencias, contando las muy buenas experiencias, la pelea porque ese espacio sea verdaderamente democrático y resolutivo, y la intención de seguir organizándose para ir al próximo que se realizará en San Luis en octubre de este año.
Todas juntan pudimos intercambiar sobre el ajuste en curso y la deuda con el FMI, sobre la necesidad de organizarnos en nuestros lugares de trabajo contra los burócratas de la CGT que entregaron nuestros sueldos y los de nuestros compañeros. Pero también charlamos sobre los procesos de rebeliones en distintas partes del mundo como Bolivia, Chile, Francia, el proceso de lucha de clases que está en curso a nivel internacional y la intervención del movimiento de mujeres en estos escenarios.
“La verdad que venir al club es como sentirte una más de todas las mujeres que están en lucha, que luchan día a día, y estaría bueno y les quiero invitar a que vengan a pasar el día con su familia”, decía Pamela, una de las chicas que participó. “Me gustó mucho este encuentro de mujeres, me encanta porque es como sentirse en casa, creo que todos tenemos problemas muy parecidos y sentimos el apoyo de las demás chicas, y a la vez nosotras podemos apoyarlas a ellas. Es la primera vez que vengo y espero que no sea la última”, agregaron Laura y Silvia del Alende.
Todas nos fuimos con la misma idea: después de la tarde del primer almuerzo del domingo es necesario fortalecer este espacio de mujeres que se la bancan día a día, que se ponen al frente. Emocionan y enorgullecen por su coraje y perseverancia, por su carácter, enfrentan multinacionales, empresarios, al Estado que las precariza y que mantiene este sistema social y patriarcal donde nos quieren oprimidas y explotadas. Organicémonos para pelear por una vida que merezca ser vivida, por el pan pero también por las rosas. Y este es solo el comienzo, queremos que te sumes, que vengas vos también al próximo almuerzo de mujeres y disidencias en el Club Obrero de Monte Grande y que invites a tus hermanas, tu compañera de trabajo, de estudio, a tu mamá y amigas. Todas somos imprescindibles.