Las chóferes como protagonistas de una gran pelea y algunas reflexiones de cara al 2017.
Enrique Jasid @EnriqueJasid
Miércoles 28 de diciembre de 2016
El proyecto que liquida la Empresa Provincial de Transporte de Mendoza (EPTM) y sienta las bases para la privatización del servicio de Troles, finalmente fue votado en ambas cámaras de la legislatura provincial. La UCR, junto a los votos del Pro, Frente Renovador, el Partido Demócrata, y la abstención cómplice de Libres del Sur, dieron por satisfecho el pedido de Alfredo Cornejo.
El resultado era esperable, contaban con los votos y su mayoría automática. Sin embargo, las trabajadoras choferes del Trole irrumpieron en la escena marcando un camino para la clase obrera y los sectores populares de Mendoza.
Con la práctica de ponerle el hombro día a día a sostener el transporte público, ellas se enfrentaron a todo. Al gobierno, al desfinanciamiento que sostuvieron peronistas y radicales todos estos años, al lucro de las empresas privadas, a la desorganización sindical, a la estigmatización, a los medios de comunicación, a la policía, a las persecuciones, y a la máxima que todos pregonaban de que “no se podía hacer nada” para que esta lucha triunfe.
Noelia Barbeito lo reflejó en su intervención en el Senado cuando afirmó que “hoy este proyecto se aprueba por la mayoría circunstancial del oficialismo, pero las trabajadoras del trole se han ganado ser un ejemplo para todos los que luchan en la provincia”.
Qué postal la del miércoles 21, cuando se votó en diputados, confluyendo los docentes de las escuelas artísticas, los científicos e investigadores del CONICET, y los trabajadores y trabajadoras del Trole. La postal de la unidad para luchar y resistir el ajuste. No por arriba, de caudillos sindicales, sino una unidad en las calles, con los trabajadores movilizados.
Este ejemplo que han dado las trabajadoras del Trole marca no sólo un punto de partida, sino también es la expresión concreta de por qué todavía el macrismo no pudo aplicar, a pesar de los ataques, su política hasta el final
Luego de un 2016 donde tanto el gobierno provincial como nacional desataron un sinfín de ataques sobre los trabajadores y donde muchos golpes pasaron, esta lucha deja plantada una bandera para un 2017 donde seguramente los ataques sean más duros. Este ejemplo que han dado las trabajadoras del Trole marca no sólo un punto de partida, sino también es la expresión concreta de por qué todavía el macrismo no pudo aplicar, a pesar de los ataques, su política hasta el final. Es la relación de fuerzas que estuvo latente en el 2016 y salió a la luz en la enorme lucha docente, en las movilizaciones estudiantiles, en la pelea contra los tarifazos y en las movilizaciones contra los femicidios, entre otras oportunidades.
Sin dudas las clases dominantes presionarán más a su gobierno amigo para que el ajuste se descargue con más fuerza aún y torcer esta relación de fuerzas a su favor. La salida de Prat Gay es para reforzar esta sintonía.
Por eso es necesario sacar conclusiones y lecciones para estar a la altura de los desafíos del año entrante, que no será sólo electoral. No solo por la dinámica nacional, sino también por la internacional donde el triunfo de Trump puede acelerar los tiempos de la crisis económica, y los fenómenos políticos y crisis de regímenes por izquierda y por derecha afloran en el viejo continente.
En muy pocos días las trabajadoras y trabajadores del Trole se convirtieron en referencia. Salieron a las calles, se movilizaron, hablaron en los medios, ocuparon la EPTM, realizaron asambleas y hasta se subieron a los mismos Troles junto a los estudiantes para hacer campaña buscando el apoyo de la comunidad. Allí estuvo también la diputada Macarena Escudero, acompañando día y noche a las trabajadoras. “Con la cabeza lastimada, pero jamás inclinada”, fue el emblema que gritaron una y otra vez esas valientes trabajadoras que demostraron que Cornejo no es todo poderoso.
El mismo 21 de diciembre, se hacía un importante corte desde las 6 de la mañana en San Martín y Colón, retomando la experiencia de la heroica batalla de Lear, que buscaba visibilizar esta lucha. El corte estuvo impulsado por el PTS-FIT, la agrupación estudiantil La Izquierda al Frente y la agrupación de mujeres Pan y Rosas y reunió más de un centenar de jóvenes y trabajadores desde apenas salido el sol para luego movilizar a la legislatura. Este mismo corte ser repetiría el 27 de diciembre, esta vez con la participación de ATE y otras fuerzas políticas.
Las trabajadoras y trabajadores del Trole triunfaron toda vez que dieron este ejemplo de lucha, a pesar de sus conducciones sindicales que de haber estado a la altura hubiesen amplificado esta perspectiva
Sin embargo, a la lucha le faltó organización y conducciones sindicales que se la jueguen en cada batalla. De un lado las burocracias traidoras como la UTA y SIPEMON que apoyaron el proyecto del gobierno, y las burocracias kirchneristas y peronistas que hoy se oponen, pero garantizan la paz social con el gobierno a la vez que sus legisladores votan el ajuste y endeudamiento. Ellos ya sabemos qué rol juegan. Pero en ATE, lamentablemente no llegaron preparados para un conflicto de esta magnitud y no apostaron a convocar a un paro provincial ni siquiera de una hora por turno, paralizando toda la administración pública. O de la coordinación con otros sectores que están siendo atacados como en el Zoo o la DINAF. Ni hablar de que haya cientos de compañeros y compañeras (cientos si solo contamos a los delegados) para mostrarle al gobierno que acá estamos, o al menos algunas decenas que se sumen a la campaña de apoyo de la comunidad recorriendo los Troles.
Qué fuerte hubiese quedado el movimiento obrero mendocino si frente a la privatización del Trole se paraba contundentemente. Si estaban todos los sindicatos, centros de estudiantes, organizaciones sociales y políticas movilizadas en la calle. Quizá no se ganaba la batalla, era difícil, pero no se puede medir cada batalla aislada, sino que son un engranaje de la pelea y la relación de fuerzas de conjunto que marcan los trabajadores. Cada batalla, como si fuese una táctica, está subordinada a la lucha de clases general. Las trabajadoras y trabajadores del Trole triunfaron toda vez que dieron este ejemplo de lucha, a pesar de sus conducciones sindicales que de haber estado a la altura hubiesen amplificado esta perspectiva. La crisis interna que hoy vive ATE no puede resolverse progresivamente sin estas conclusiones.
El 2017 necesita unidad de los trabajadores, unidad desde abajo donde se organicen democráticamente en asambleas, unidad para luchar y resistir los ajustes y embates más duros que vendrán. Y también necesitamos ser más. Al servicio de estos objetivos está la organización que en cada lugar de estudio y trabajo luchamos día a día por fortalecer, en el horizonte de plantear una salida anticapitalista y socialista a la barbarie de este sistema. El desarrollo del Frente de Izquierda, que continúa en crecimiento y es elogiado por propios y ajenos en cada lucha, incluyendo los desafíos electorales, es un punto de apoyo fundamental para esta tarea.