Compartimos nota de opinión sobre la estrecha relación entre el la municipalidad de Zapala y las iglesias católicas y evengélicas.
Lunes 13 de enero de 2020 14:30
Las relaciones carnales que estableció el Estado argentino con las religiones tiene en su núcleo duro el sostén y la reproducción de la Fe católica, principalmente, y de un Estado y sus negocios, fundamentalmente, por todo el mundo: el Vaticano. Así lo indican fundamentalmente la Secretaría de Culto de la Nación y la Dirección General de Religión y Culto de la Provincia a lo cual Zapala no escapa de ello a pesar de tener una clara matriz de orden mapuche entre sus habitantes; denotando el avance colonialista de estas empresas respecto de la cosmovisión “originaria”. Todo esto se puede observar desde el inicio de la conquista europea.
El Estado del Vaticano, es el más pequeño y de los más ricos del mundo. Su sostén principal es el aporte de todos los Estados donde tienen jurisprudencia y los aportes que realizan miles de fieles. En el caso de Argentina esta religión hegemonizó todo tipo de espacios, reprimiendo y moldeando cuerpo y moral; todos los ámbitos institucionales están permeados de fe (si usted habita un espacio institucional fíjese la virgen en la entrada del lugar o las cruces en los despachos y pasillos), preferentemente abunda en lugares donde hay armas (policía, ejército).
El oficialismo de la Iglesia no ha escapado a ningún arco gobernante en Argentina y en Zapala; o mejor dicho, el oficialismo de los gobiernos con el imperialista católico ha sido de arrodillamiento constante. Sus concreciones materiales de relaciones carnales se dan cuando el Estado argentino y neuquino son los garantes monetarios de todos los proyectos eclesiásticos católicos y, desde hace un tiempo, evangélicos.
La laicidad no existe más que en el ejercicio de ciertas personas, no como política de Estado.
Política de Estado en este caso es profundizar las relaciones creando una cartera a nivel municipal cuando ya existe una a nivel provincial. ¿Qué implica ello? De mínima potenciar sus actividades, de las cuales históricamente y actualmente no están exentas de homofobia, racismo y prácticas antiderechos (ej. contra las demandas feministas por aborto legal, seguro y gratuito, contra la Educación Sexual Integral en las escuelas y contra todo lo que escape a lo heteronormativo), pero de las que entiende tanto el gobierno nacional como provincial el rol destacado que cumple en materia de “contención social” ante la crisis económica social de la cual Zapala no está exenta, siendo una de las localidades con el índice más alto de desempleo, en la provincia que más genera divisas por su actividad petrolera.
Dos ejemplos recientes y claros de relaciones carnales en Zapala: el avance en la creación del “Parque Escultórico, Religioso y Recreativo San Cayetano” bajo la tutela del Ministerio de Turismo del Gobierno Provincial y en coordinación con la Asociación Civil San Cayetano de Zapala, enorme proyecto que acarreara un presupuesto más que abultado. Otro fue bajo el gobierno peronista anterior, mismo que le aportó al Encuentro de Jóvenes Diocesanos una suma importante de dinero, personal y otros materiales para la concreción del mismo en octubre de 2019.
A la Iglesia se la reprodujo materialmente desde tiempos inmemorables, direccionando esta misma al Estado Argentino, bendiciendo la frente de dictadores, siendo sus integrantes (impunes al día de hoy) partícipes concretos de la desaparición forzada de personas. Además de la complicidad con pederastas y otros especímenes xenófobos, ha parido grupos paramilitares también bendecidos por la centralidad del Estado Vaticano y por sus sedes fuertemente.
Ahora, lo que hace el gobierno de Koopman es oficializar una secretaría de gobierno; es decir, materialmente ya estaban creadas las políticas hacia esta (y de sobradas maneras). Lo que se hace con esto es presupuestar aún más gastos para sostener gente (¿colectoras?) en el aparato gubernamental y agigantar la alianza católica con el gobierno a sabiendas también de la avanzada cristiana, evangelismo mesiánico, en Latinoamérica, quienes han sido hasta el momento patas fundamentales en la imposición de golpes de Estados en Bolivia y en Brasil; justamente lo que se busca es la coordinación de estas fuerzas en términos estrictos de cohesión social a los fines de contener la presión social que emergen de las crisis de las características que estamos viviendo.
En Zapala, según datos oficiales del Registro Nacional de Cultos se encuentran unas 35 Iglesias, sin contar los Institutos de Vida Consagrada, distinguiendo en el mismo un claro avance del evangelismo, siendo esta corriente y sus ramas quienes poseen la mayor cantidad de edificaciones registradas y fieles (o ejércitos como les llaman varias de sus entidades).
Es toda una decisión política operar con organismos eclesiásticos a nivel superestructural y de base.
Veremos que movimientos tomaran Koopman, el MPN y su secretaría respecto también de otras religiones y organizaciones espirituales que no se encuentran alistadas dentro de los ficheros de culto pero que cuentan con una larga tradición en la comunidad zapalina (la mapuche, la siria libanesa, la comunidad gitana, por ejemplo); por lo pronto, vienen dando pasos marcados a fuego (o signados) por la cruz.
Los interrogantes que surgen son: ¿por qué con la crisis social acuciante los solidarios tienen que ser los jubilados y no las sedes del Vaticano, y tener que sostener a personas y miles de proyectos católicos y evangélicos con todo lo horroroso que despliegan? ¿Se puede separar a la Iglesia del Estado en esta democracia capitalista?
La Cruz es símbolo de colonización (de tradiciones), de calendarios, figura timonesca del Estado en la democracia capitalista y garante de su interés mayor, el de clase.