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Red Internacional
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POLITICA. Cristina en el 9 de Julio: escenas de sciolismo explícito

Ruth Werner

Ruth Werner @RWlaruta99

Viernes 10 de julio de 2015

Cristina Kirchner brindó ayer su último discurso presidencial en el 199º aniversario de la declaración de la independencia frente a una multitud reunida en el Hipódromo de San Miguel de Tucumán. Un lugar privilegiado de la tribuna frente al escenario fue reservado para La Cámpora. Allí estuvieron el gobernador de Tucumán y su esposa, la senadora Beatriz Rojkés; una millonaria cuya última notoriedad la logró cuando insultó a una víctima de la inundaciones en su provincia en marzo de este año. Además estuvo el candidato oficialista a la gobernación tucumana, Juan Manzur; varios ministros y gobernadores, candidatos como Aníbal Fernández y Julian Domínguez, ex candidatos como Florencio Randazzo, y no podía falta el postulante presidencial por el Frente Para la Victoria, Daniel Scioli.

La presidenta aprovechó el aniversario para emparentar el “proyecto” que ella conduce como continuadora de la obra de Néstor Kirchner con la gesta de la declaración de la independencia proclamada en 1816 en Tucumán. El nacionalismo burgués siempre se ha considerado un instrumento de la segunda independencia aunque sus capitulaciones frente al imperialismo en 1955 y en los ’90 se empeñen en desmentirlo. En el caso del kirchnerismo, un hijo degradado del nacionalismo burgués, la “independencia en serio” de la que habla Cristina tampoco es tal, y se pueden nombrar sólo dos hechos para demostrarlo. El 63 % de las empresas más grandes del país, en la era del gobierno “nacional” y “popular” son de capital extranjero, con el ejemplo explícito de la marca Chevron flameando insigne en la petrolera más famosa del país. El otro ejemplo es la ley antiterrorista. Propuesta en 2007 por el Frente para la Victoria, fue votada en el Congreso nacional, a pedido de George Bush.

Las comparaciones con la historia y los próceres del siglo diecinueve no estuvieron dirigidas solo a los simpatizantes y a la militancia. Cristina apunta a mostrar, como parte de su despedida de cara a octubre, que la corriente que encarna, el kirchnerismo, perdurará más allá de 2015. En este punto, al igual que en sus objetivos nacionales, el "proyecto" no puede exhibir más que un gran fracaso. El abandono de una candidatura kirchnerista “pura”, producto, entre otras razones de las derrotas en cuanta elección ha habido en el año, terminó de decidir a Cristina por lo seguro y el oficialismo terminó en brazos de Daniel Scioli, un conservador que figura entre los preferidos del establishment y los empresarios. El mismo gobernador bonaerense, que sonreía en el acto, viene levantando su propio perfil y haciendo en estas últimas semanas demostraciones de “sciolismo explícito” llegando hasta agradecer a Carlos Menem la paternidad en su iniciación política. El “condicionamiento” del ex motonauta que espera el progresismo kirchnerista con la candidatura vicepresidencial de Carlos Zannini, no parece estar funcionando.

En su discurso la presidenta advirtió por elevación sobre el programa de sus rivales electorales: “Van a haber muchos intentos… de volver a políticas neoliberales en donde el Estado desaparezca para permitir que otros hagan sus negocios” vaticinó Cristina…para a renglón seguido, concluir ella misma, como si fuera una lobbysta de los intereses empresarios al mejor estilo del “sciolismo explícito” que: “en estos 12 años hemos logrado una reconstrucción económica y social que ha permitido a empresarios nacionales, comerciantes ganar como nunca lo habían hecho en las últimas décadas”. Cristina Kirchner afirmó también: “nací mujer y peronista” reivindicando su pertenencia de género y al...pejotismo, reubicando al kirchnerismo como una corriente más dentro del peronismo de los gobernadores y barones del conurbano, un reconocimiento explícito de que fueron ellos mismos quienes iniciaron el proyecto conservador y ahora colaborarán en institucionalizarlo.