En su segundo encuentro, estatales, docentes, bancarios, precarizados, monotributistas y demás sectores de algunos barrios porteños se reunieron para debatir y votar cómo organizarse para enfrentar la crisis y el ajuste en curso. Compartimos algunos testimonios y las resoluciones votadas en esta nota.
Lunes 28 de junio de 2021 21:45
Junio de 2021, casi un año y medio del comienzo de la pandemia en Argentina. Durante este tiempo, quienes más padecieron las consecuencias de la crisis sanitaria, social y económica se hicieron oír y se organizaron. Ninguno de sus reclamos se convirtió en medida de agenda gubernamental, sino que, muy lejos de eso, hoy no hay IFE, la presencialidad en las escuelas se da en condiciones deplorables y hay un aumento alarmante de desocupación. Además, la inflación acumulada hasta mayo ya llegó al 25%, dejando al descubierto lo que el Gobierno Nacional había aprobado en el presupuesto para este año, de un 29%, es una farsa. Si esto no es ajuste, ¿qué es?
La bronca, como no puede ser de otra manera, crece y se expresa en la organización desde abajo como es el caso del comité de trabajadores y trabajadoras cuyas voces reflejamos aquí. Alejandra, trabajadora bancaria y familia de la escuela expresó “como comité tenemos que tener el rol de unir a todos los trabajadores y apoyar a las luchas que vayan surgiendo como la de los trabajadores de salud que fueron reprimidos en el Puente Pueyrredón”.
Los trabajadores estatales, que vienen perdiendo gobierno tras gobierno poder adquisitivo también se expresaron en la voz de Cari: “Como laburantes el ajuste del gobierno se ve claramente en los estatales: sueldos bajísimos. El rol de los dirigentes sindicales en este ajuste se ve porque ellos han acordado con el gobierno las últimas paritarias, de un 35% en 6 cuotas".
Varias docentes y familias de la escuela pública expresaron cómo sienten el ajuste: el aumento del alquiler y menor capacidad de consumo de alimentos mes a mes. Rosi, mamá niñes de primaria y trabajadora precarizada, señala: “trabajo en tres lugares para llegar a fin de mes. Como parte de la comunidad educativa, sufrimos la falta de conectividad y computadoras. Desde la escuela nos ayudaron un montón para que podamos estudiar, la solidaridad fue muy importante, pero de todas maneras, tenemos que llevar estos reclamos al Gobierno que son quienes tienen garantizar las condiciones mínimas por eso yo me organizo para enfrentar el ajuste”.
Al respecto Liliana, maestra recientemente jubilada, quien trabajó hasta hace muy poco en una escuela donde la mayoría de los y las estudiantes son del Barrio Carlos Mugica -Villa 31-, cuenta cómo se refleja esa durísima realidad en las aulas: “los chicos viven en una pobreza que duele. Siempre desde la escuela ayudamos a las familias que la pasan mal porque se quedan sin trabajo, son desalojados de los lugares donde viven porque no llegan a pagar el alquiler, no tienen para comer, para vivir.” Sin embargo, en la presencialidad en curso, las escuelas tampoco llegan a ser un lugar de contención por las condiciones insuficientes en las que se encuentran. “Los chicos están dentro de la escuela sin agua. Pusieron a las docentes y chicos en unas aulas gigantes con muchísimo frío, además me resultó muy desagradable ver lo que le dan a los pibes en la canasta alimentaria”, agrega Liliana.
Pero esto no sucede sólo en su escuela. Gabriela, docente de secundaria, ve con muchísima preocupación la situación: “Los chicos se congelan en aula, se quedan duros. Una profesora contó que tuvieron que ir a socorrer a uno y darle una bebida caliente de lo mal que estaba. No están bien alimentados, no cuentan con abrigo suficiente y en la escuela no tenemos calefacción”. Asimismo, Sole, mamá de dos niñes de primaria, narra la falta de humanidad que hay en el reparto de bolsones de comida que envía Larreta para los y las estudiantes escolarizados: "dos leches y un paquete de fideos para quince días es una vergüenza".
Florencia, acompañante no docente en escuelas primarias, agregó “a nosotros, estando todos los días en el aula, no nos consideraron grupo de prioridad para vacunarnos. Ganamos veintitrés mil pesos por cuatro horas diarias y tenemos que tener hasta tres integraciones sólo para poder vivir: alquilar y comer”. Marco, acompañante escolar como Florencia, ambos de la RED de Precarizadxs e informales, agregó “somos trabajadores esenciales pero el gobierno del Frente de Todos y el de Juntos por el Cambio en CABA nos tratan como trabajadores de segunda. Esta situación de precarización la compartimos con muchos otros trabajadores, como los compañeros repartidores, que son monotributistas y no tienen representación, y creo que tenemos que pelear junto a ellos también, porque somos más fuertes juntos”.
Desde otros sectores también se expresan voces que ven con preocupación la situación actual. Cristian, diariero y repartidor, cuenta: “soy monotributista. La mayoría de mis compañeros están inscriptos como autónomos y por lo tanto no cobran la Asignación Universal por Hijo. La están pasando muy mal y no tienen ayuda del Estado. Hoy en día, dos grandes empresas que nos están explotando, hace dos años que no aumentan las tarifas, lo poco que podés ganar te lo come la inflación. Tanto este gobierno como el anterior son lo mismo: Ajuste, ajuste y más ajuste”.
Alejandra, trabajadora bancaria, al respecto señala que “una persona que tiene que ser monotributista para acceder a un trabajo es absolutamente precarizada”. Y afirma: “Lo que puedo sacar en común de todo lo que se está contando es el rol que ejerce la burocracia en los sindicatos: totalmente pasivo y cómplice del gobierno. Por eso es que muchos trabajadores y desocupados se están organizando para visibilizar sus reclamos. La unidad de la izquierda va a fortalecer la lucha de los trabajadores contra la unidad del gobierno y la burocracia sindical”.
Desde el año pasado las medidas económicas son inexistentes para quienes más lo necesitan: el aumento de los precios de los alimentos y el alquiler, el desempleo y quienes se quedaron sin IFE son medidas de ajuste del Gobierno Nacional. Las voces a favor de impulsar una gran campaña por IFE de 50 se pudieron escuchar en muchas intervenciones. En este marco, instancias como éstas en las que se unen diferentes trabajadores y comparten sus reclamos, son un camino para pensar alternativas de cómo enfrentar esta crisis profunda desde una posición independiente. En este sentido, el comité votó las siguientes resoluciones debatidas entre todos sus participantes:
- Refrendar lo conversado en la reunión anterior del comité:
Por un salario igual a la canasta básica familiar e IFE de 50 mil.
Trabajo con derechos y trabajo para todos.
No a los despidos.
Vacunas para todos.
Becas y conectividad para poder estudiar.
Unidad de todos los sectores contra el ajuste del gobierno.
Mejorar la calidad de alimentos en vianda escolar.
Acondicionamiento de las escuelas.
- Impulsar juntos la difusión de las situaciones que vivimos en nuestra vida y en los trabajos que son producto de los recortes y ajuste del Gobierno nacional y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
- Las familias y los trabajadores hacemos malabares para llegar a fin de mes, poder comer y vivir, mientras los empresarios se siguen llenando los bolsillos. Queremos impulsar en unidad con todos los trabajadores una gran campaña por IFE de cincuenta mil pesos para todas las personas que lo soliciten afectando la ganancia de los grandes empresarios y banqueros.
- ¡Basta de fraude laboral! ¡Reconocimiento laboral en apps y APND ya! Exigencia de AUH para lxs trabajadores autónomos e informales.
- Apostar a la organización de las escuelas en unidad con las familias con todas las iniciativas que consideren. Que UTE tome en sus manos las demandas de la comunidad educativa e impulse la organización común para esta pelea contra el ajuste de los gobiernos.