Rayados, repintes e intentos de derribar al monumento de Manuel Baquedano ha sido el centro del debate cada viernes en Plaza de la Dignidad, por lo que este miércoles el Consejo de Monumentos Nacionales anunció su retirada del epicentro de las manifestaciones. Sin embargo, lo que hay detrás expresa un debate mucho más intenso desde el uso del espacio público, las memorias y el discurso de las clases sociales.
Viernes 12 de marzo de 2021
Desde el estallido social, la Plaza de la Dignidad ha sido un indiscutido epicentro de las manifestaciones. Sólo días después de que se encendiera la chispa de la rebelión popular, miles de manifestantes tomaron como propio el tradicional punto de reunión de la capital, amparados por el “puesto de avanzada” que brindó la primera línea.
La estatua del general Manuel Baquedano, ha sido testigo y protagonista de cómo se han ido desenvolviendo estos sucesos; siendo intervenida por manifestantes en decenas de ocasiones, denotando un rechazo a la figura del militar que cada vez se hace más evidente. Esto llevó a un constante “tira y afloja” que se desarrolló durante los meses posteriores. Con capítulos tan lamentables como la estrategia de “copamiento preventivo” esgrimida por Felipe Guevara, que resultó en la muerte de manifestantes como Abel Acuña, un joven de 29 años de la comuna de Maipú quien falleció el 15 de noviembre del 2019 a los pies del monumento debido a la represión del gobierno. En esa ocasión, Guevara apostó por tapar cada intervención a la estatua con capas y capas de pintura industrial, con el fin de conservar una suerte de imagen que proyectase orden en el proceso, produciendo más daños a la pieza.
Durante las últimas semanas, la disputa escaló. El pasado viernes 5, en la previa de una nueva conmemoración por el 8 de marzo, un grupo de personas prendió fuego al basamento de la estatua, generando una pequeña hoguera bajo la representación ecuestre. Este acto generó un amplio repudio en los sectores más conservadores y de derecha, quienes salieron a rasgar vestiduras catalogando el acto como “la destrucción del país”, poniendo una vez más en el debate el retiro y traslado de dicha estatua.
¿Por qué el Consejo de Monumentos decide retirar la estatua de Baquedano?
Algunas de estas causas radican en el daño y deterioro del monumento; la clara presión del Ejército a través de sus comunicados que encendían el repudio desde la población y el intento de apaciguar las brasas de la rebelión popular con cada viernes de manifestaciones pese a la pandemia de coronavirus:
1) Millonaria inversión en resguardo policial y repintada al monumento
El diagnóstico del Consejo de Monumentos Nacionales fue determinante para resolver el retiro del monumento a Manuel Baquedano, con unanimidad de 20 votos, la estatua sería removida este viernes para proceder con su restauración tras meses de resguardo policial a la repudiada figura militar.
Sin embargo, hay que considerar que gran parte de este daño no sólo han sido las intervenciones durante las manifestaciones, sino también las constantes capas de pintura industrial de procedencia indeterminada -fuera de reglamento para un material histórico- impulsada por la Intendencia de Santiago, que no hacen más que dañar el valor histórico que significa la acumulación de pátinas de la pieza escultórica. Manuel Concha, Conservador y Director del Taller Conservar, explica: “las cartas modernas de conservación, como la de quebec, establecen que el patrimonio se conserva en base a la conservación de pátinas históricas. esos acontecimientos suman una narrativa social a la pieza.”
2) Impopularidad del Ejército y la visibilización de los crímenes de lesa humanidad
Tras cada intento de derribar o vandalizar el monumento el Ejército ha emitido encendidos comunicados para defender la ideología que representa Manuel Baquedano: un discurso colonizador y genocida de pueblos, el cual ha manchado con sangre la historia del pueblo mapuche y de nuestros hermanos peruanos. No olvidemos que Baquedano representa en toda su amplitud a ese Estado oligárquico que se hizo millonario luego de la Guerra del Pacífico; que más tarde no dudó en invadir La Araucanía y exterminar a su pueblo, todo con el afán de buscar nuevos puntos de acumulación de riqueza.
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Otro factor de la relación del Ejército con el monumento de Manuel Baquedano ha sido la continuación del legado de las dictaduras militares, la cual fue inaugurada por Carlos Ibañez del Campo en 1928 cuando presidía una dictadura militar. Hoy, este legado se expresó en “el acto de desagravio” realizado este jueves por ex militares involucrados en crímenes de lesa humanidad, como el ex DINA y boina negra Cristian Labbé, y en sectores de la ultraderecha como el presidente del Partido Republicano, José Antonio Kast, quienes además llamaron a fortalecer la represión policial y criminalizar la protesta social.
3) Un proceso constituyente a medida de lo posible y en impunidad para los represores
Mantener la estatua de Manuel Baquedano posterior a la masiva manifestación de este 8 de marzo ha generado preocupación en cómo se encaminará este proceso eleccionario de alcaldías, gobernaciones y convencionales. Es por esto que uno de los objetivos para el gobierno y de los partidos de los 30 años, es que el proceso hacia la Convención Constitucional sea lo más controlado posible y sin riesgos de nuevas chispas de la rebelión. En ese sentido, al Gobierno le conviene apagar cualquier amago de incendio antes de que este comience.
Ahora bien, también debemos considerar el gasto en que incurrirá el Estado para restaurar esta pieza. Restaurar y conservar piezas de metal es un ejercicio inherentemente caro. Recordemos la escultura “Unidos en la Gloria y en la Muerte” de Rebeca Matte. Dicha estatua sufrió daños considerables en una pequeña sección de uno de los personajes, además de daños generalizados a la pátina, durante el evento deportivo Formula E en 2018. Su restauración integral tuvo un valor total de 43 millones de pesos. Si tomamos este caso como ejemplo, y el gobierno se apresura a restaurar la estatua ecuestre de Baquedano desembolsando una cantidad de dinero similar, se trataría de una irresponsabilidad criminal; considerando la situación actual, donde la salud pública está por el suelo con hospitales derechamente sin camas críticas y el fantasma de la “última cama” haciéndose cada vez más real.
Hacia la construcción de un patrimonio y memorias colectivas, sin impunidad
Hablar de derrota política es muy apresurado tras este revés contra la figura simbólica de los represores. Sin embargo, la continuación del discurso hegemónico de las clases dirigentes del Estado se pone una vez más en cuestión derribando sus símbolos y figuras con la descontextualización y recontextualización del patrimonio. Esta interpelación la evidenció el millonario empresario Andrónico Luksic, quien exigió la permanencia del monumento a Baquedano desde sus redes sociales.
Al Gral Baquedano le tocó vivir muchos años de su vida entre fuego y balas, enfrentando las inclemencias de una difícil guerra en el desierto. Las llamas y ataques son algo a lo q él estuvo siempre acostumbrado. Creo q hoy le gustaría seguir custodiando al soldado desconocido🇨🇱 pic.twitter.com/hpWDyPb632
— Andrónico Luksic C. (@aluksicc) March 10, 2021
La puesta en escena de una batalla simbólica que se disputa continuamente cada viernes en Plaza de la Dignidad y en diversos territorios de pueblos oprimidos, ha dejado en evidencia la construcción de la memoria histórica desde la lucha que abrió la rebelión desde nuestras propias identidades y sentidos de pertenencia.
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Las resignificaciones de nuestro patrimonio y nuestras memorias se han levantado desde la organización del pueblo trabajador y pueblos oprimidos, cuestión que evidencia hoy en sectores del pueblo mapuche desde los procesos de recuperación y reivindicación de tierras ancestrales.
Escribir nuestra historia es una de las brasas que dejó encendida la rebelión al cuestionar los 30 años de abusos que permanecieron con el legado de la dictadura de Pinochet. Es necesario luchar por nuestras memorias y es la necesidad urgente de levantar una movilización nacional en contra las leyes represivas de Piñera, las cuales se dirigen al Wallmapu y a los sectores populares y al pueblo trabajador, y contra la impunidad de las y los represores y violadores a los derechos humanos, quienes hoy gozan total impunidad, partiendo con el principal responsable: Sebastián Piñera.