Hace 46 años se realizó por primera vez el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología en la ciudad de Córdoba. Fue en un contexto de grandes luchas obreras y estudiantiles, lejos está de ser una fecha neutral. Por eso, hoy es una buena oportunidad para volver a reafirmar la necesidad de poner el conocimiento “psi” al servicio de las necesidades de las grandes mayorías.
Martes 13 de octubre de 2020 20:55
Un breve repaso histórico
Este encuentro no se dio en cualquier momento, sino en un contexto revolucionario en toda América Latina, y Europa, con grandes ascensos de luchas que protagonizaron obreros en unidad con estudiantes. Uno de los más importantes, el Cordobazo, había sido desarrollado cinco años antes en esa misma ciudad.
Muchos de los que dieron origen a ese Encuentro peleaban por terminar de raíz con un sistema que sólo produce opresión y explotación. Fuertes debates atravesaban a los profesionales y estudiantes de la salud. Estos no giraban sólo en torno a las competencias de cada saber y el reconocimiento del psicólogo como profesional de la salud, un campo en disputa con las corporaciones de médicos, sino que de conjunto eran debates que cuestionaban el orden social imperante, y que discutían contra la idea de una ciencia o saber neutral.
Entre ellos se encuentra la ruptura de los grupos Plataforma y Documento con la Asociación Psicoanalítica Argentina en 1971 y 1972, justamente porque bajo ese supuesto afán de neutralidad, dicha institución verticalista terminaba siendo funcional a los golpes militares y genocidios que se realizaban desde los Estados, con el apoyo de Estados Unidos frente a los grandes procesos de lucha y radicalización de las masas. Esos psicólogos se posicionaron claramente en el lugar de quienes peleaban por terminar con las desigualdades.
¿Y ahora?
Su pelea está más viva que nunca y llama a repensar hoy el rol deeste saber. Para eso, es fundamental no sólo pensar en cómo tratar con los padecimientos mentales, sino además problematizar las causas de los mismos, que se encuentran profundamente ligadas a las condiciones sociales y económicas inherentes a este sistema de explotación capitalista, que producen un modo de padecer. Porque no existe una respuesta individual que pueda resolver problemas que tienen una causa social.
Este nuevo aniversario se da en medio de una gran crisis económica y social que fue agravada por la pandemia, donde millones fueron arrastrados a vivir en condiciones de miseria. Miles de trabajadores informales que son despedidos, miles de niños que no acceden a la educación, millones de familias en el país que no tienen acceso a la vivienda digna, miles de mujeres que sufren la violencia de género y no tienen adónde ir. Los índices son alarmantes, la pobreza ya supera el 40%, la indigencia el 12%. Hay 5.5 millones de trabajadores que fueron despedidos o suspendidos desde el inicio de la cuarentena, contando tan solo los trabajos en blanco.
Los y las estudiantes y futuros profesionales no somos ajenos ni ajenas a esta situación, porque es evidente que pensar la salud mental en momentos de crisis es una mera abstracción si no se liga esa demanda a una lucha para terminar con la miseria a la que quieren someter a las inmensas mayorías, mientras unos pocos siguen enriqueciéndose.
El reclamo de NI UNA MENOS SIN VIVIENDA y SIN VIVIENDA NO HAY SALUD se vuelven consignas centrales.
Unidad con los y las que luchan
Por eso junto a trabajadores de la salud llevamos adelante la Posta Sanitaria en la toma de tierras de Guernica, para llevar la solidaridad a las miles de familias que pelean por un pedazo de tierra para vivir, por un futuro mejor para sus hijos, en un país donde el 60% de los niños son pobres.
Pusimos nuestro conocimiento al servicio de su lucha. Y repudiamos la respuesta del Gobierno, que en vez de resolver este problema estructural, las criminaliza y amedrenta, preparando el terreno para reprimir.
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Un Gobierno que no titubea en aumentar el presupuesto para pagar más a los policías, pero que mantiene los salarios de miseria de trabajadores esenciales.
Un Gobierno al que no le tiembla el pulso para expropiar tierras para construir cárceles, pero que no quiere que los terrenos de Guernica dejen de ser para especulación inmobiliaria, y sean para que las familias vivan dignamente. Hay muchos profesionales, así como autoridades de las facultades de psicología y conducciones de centros de estudiantes que, por ser afines al gobierno no hablan de esta realidad. Nosotros sí, porque consideramos que es parte de defender consecuentemente la salud integral, y como suele decirse en los pasillos de nuestra facultad, “el silencio no es salud”.
Estudiantes, psicólogos, acompañantes terapéuticos, médicos, enfermeros y trabajadoras de la limpieza junto con los usuarios tenemos que unirnos a los trabajadores informales y desocupados para enfrentar la enorme crisis que se viene. Para que la salud deje de ser un negocio, y sea un derecho de libre acceso para todos, y para no sólo enfrentar las consecuencias en la salud de las miserias de este sistema, sino a pelear por erradicarlas de raíz.
No partimos de cero, tenemos el enorme ejemplo de lucha de las familias de Guernica, de las valientes mujeres que luchan por una vida que merezca ser vivida.
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Ese es el camino para enfrentar la crisis que se viene, retomando lo mejor que dejó la generación de los ’60 y los ’70.