En sintonía con la suba de precios de los últimos meses, el precio de la carne se disparó con respecto al de otros productos básicos. Así al el bolsillo de los trabajadores, erosionados por la devaluación de diciembre, no le queda otra que ajustarse bastante para darse el “lujo” de hacerse un asadito el domingo o desistir.
Sábado 30 de enero de 2016
La devaluación aplicada por la administración macrista en diciembre pasado, anunciada en conferencia de prensa por parte del gabinete económico como una “liberalización del dólar” que actualmente se ha instalado en 14 pesos; generó como era previsible un aumento de precios, acelerando la alta inflación que también acompañó a la gestión kirchnerista durante más de una década.
Como debatíamos en desde la nota “Precios: aumentos récord para desmentir a Prat Gay”, que contrapone la mirada del Ministro de Economía quien augura una inflación de entre 20-25% para este año, con la suba de precios en la realidad, que junto al tarifazo anunciado, parece indicar una inflación más elevada. Como para muestra vale un botón, ayer el Ministro de Energía anunció una suba de luz de un 500% para Capital Federal y GBA, donde graficaba que el usuario que "paga 25 pesos, pero ahora pagará 150".
El efecto devaluación también tuvo su efecto en el bolsillo obrero, que hoy con los mismos sueldos “ajustados” en la paritaria de mitad de 2015, han visto su poder de compra erosionado. En pocas palabras, con la misma cantidad de plata compran menos cosas.
Pero la carne, infaltable en la mesa de las familias trabajadoras argentinas, ha sufrido aumentos siderales. Según el centro de Estadísticas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la canasta para una familia tipo registró en diciembre una suba de 4,22%, ubicándose en un valor de 15.739 pesos. Mientras la carne subió en diciembre un 13% en promedio.
¿Cuánto cuesta un asado?
En la última semana la situación de la carne ha comenzado a “descomprimir” en el Mercado de Liniers, de referencia mayorista y los precios ceden. La semana pasada en el precio de novillos, novillitos y terneros gordos se registró una mejora del 3% y nuevas bajas para las vacas de 7%.
Pero la venta minorista, que afecta directamente a quienes vamos a una carnicería o un supermercado para comprar, mantiene precios muy elevados. Con el retiro de algunos productos del acuerdo de “Precios Cuidados” con los supermercados, se han visto aumentos por productos de entre 40% (lácteos Mastellone), 50% (lavavajillas, pañales Baby Sec) o 60% (cerveza Quilmes). En un artículo del oficialista Clarín, se daba cuenta que comparando “11 productos frescos, que ya no forman parte del acuerdo con los supermercados, subieron un 77% (carne) o 62% (frutas y verduras). Salvo el pollo entero, antes a $ 24 el kilo y ahora a $ 35 (46% más), el resto de los cortes cárnicos (tapa de asado o carne picada) era casi imposible de conseguir en la etapa anterior.”
Según las publicaciones de un conocido supermercado nos encontramos con los siguientes precios por kilo (kg) de carne: milanesa de nalga novillito $139,99; colita de cuadril novillito $184,99; bife ancho de novillito $134,99; tapa de asado de novillito $109,99; asado de novillito $119,99; vacío de novillito $157,99.
Al día de hoy hacer un asado el domingo (o cualquier día de la semana) para 4 personas de buen comer, puede llegar a costar alrededor de $500, sin contar la bebida, el carbón y el pan.
Poca cintura política y una solución disparatada: importar carne
Si bien el Ministro Buryaile ha sabido explicar detenidamente los motivos del aumento del precio de la carne, consecuencia tanto de la apertura de las exportaciones (de carne) y la baja de retenciones, como los efectos de la remarcación producto de la ya mencionada devaluación del peso.
Fueron polémicas las palabras del ministro de Agricultura, quien junto a la Vicepresidenta Michetti, dejaban deslizar la posibilidad de importar carne para resolver el problema de los altos precios. Buryaile decía al respecto: “No vamos a permitir que haya escasez. Si alguien pide autorización para importar, se la vamos a dar”. Y continuó: “Siempre hay abusivos, siempre hay vivos “refiriéndose al aumento especulativo por parte de los empresarios del sector. Si bien no mencionan más esta medida, continúan con declaraciones demagógicas ahora recomendado “dejar de consumir carne” para hacer frente a la suba que mantienen las carnicerías minoristas y supermercados, tras el sinceramiento de los precios del agro y contra el bolsillo obrero.
Por el momento desde el gabinete económico han dado muchas señales a los empresarios amigos y del campo, con quita de retenciones, liberando importaciones. Los mismo guiños llegaron a los mercados financieros de la mano de Macri en la cumbre de Davos, deseoso de obtener nuevo financiamiento externo, lo que aún sigue siendo una incógnita es como podrán recomponer su salario los trabajadores, los principales afectados por la devaluación y el tarifazo, seguramente para inclinar la balanza a su favor van a tener que plantarse y luchar, como lo vienen haciendo los estatales despedidos, los ex trabajadores del Grupo 23, los petroleros del sur. Para más información se recomienda el mapa de la resistencia.
Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.