Por qué la condena al atentado a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no puede admitir titubeos. Motivos de la trampa para la clase trabajadora que representa la campaña de la "paz social". El ejemplo de Jujuy y el derecho a ganar las calles.

Gastón Remy Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.
Viernes 9 de septiembre de 2022 09:19

El intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es un hecho que exige el más enérgico repudio. Sin titubeos, tal como hicimos quienes somos parte del PTS en el Frente de Izquierda no bien se dio a conocer el hecho.
Imagínense que si pueden atentar contra la vicepresidenta, qué les espera a las y los trabajadores que cuestionen los bajos salarios, despidos o los tarifazos. Con un clima de odio de la derecha, las grandes patronales pueden despedirte más fácil o pedir la represión policial llegado el caso.
Pero el repudio al ataque por parte del gobierno nacional y sectores de Juntxs por el Cambio busca transmitir otro significado. Para ellos se inició una campaña de “paz social”. La largó el propio presidente Alberto Fernández por cadena nacional el viernes por la madrugada con su llamado a la “armonía”.
En esta editorial entonces queremos advertir sobre la trampa que significa para las mayorías trabajadoras hacerle caso a este tipo de mensajes de pacificación y defensa de esta democracia.
En primer lugar, hay que partir que el ataque a la vicepresidenta no fue el acto de un “loquito suelto” como algunos intentan hacer pasar. Fue el resultado de una campaña sistemática de odio desde grandes medios de comunicación y la derecha que habla de “libertad” como Milei.
En Jujuy ocurre desde el propio Gobernador que acusa de delincuentes a las y los dirigentes de las organizaciones sociales y hace caer todo el peso de la Justicia con causas inventadas, allanamientos o directamente metiendo presos a dirigentes. Para acto seguido hablar de “conservar la paz”. O sea, una “paz” hecha en base al silencio impuesto por la fuerza sobre los que tienen hambre. Recordemos que en Jujuy hay un régimen policíaco contra todo opositor.
En segundo lugar, el llamado a la “armonía” ocurre en tiempos de un ajuste cada vez mayor sobre el bolsillo del pueblo trabajador. Entonces, ¿qué mejor para Ejesa o las empresas de colectivos que reciben la autorización del Estado para aumentar la luz y el boleto que nadie se les oponga en las calles?
Pero también, ¿Qué mejor para las multinacionales mineras que vienen saqueando el litio y contaminando que nadie les diga nada, mientras el propio Gobernador, ofrece los salares a precio de remate en sus giras por el mundo?
Hay que tener en claro que este tipo de mensajes de “paz y armonía” es funcional a los dueños del país. Los empresarios que hablan de democracia pero todos los días votan contra el salario y las condiciones de vida de las mayorías. Incluso presionan por cambiar a funcionarios de gobierno o el curso de la política económica como vimos hace semanas con la llegada de Sergio Massa, un superministro del ajuste y la devaluación a medida de los sojeros.
En realidad su democracia, donde te hacen creer que tenes el derecho a elegir cada dos años a tus representantes, es "la mejor envoltura de la dictadura del capital" como la definiera Vladimir I. Lenin en su texto clásico “El Estado y la Revolución”.
Entonces, mientras haya una sociedad donde los poderosos ajustan a las mayorías y entregan los recursos, una sociedad donde una minoría viva a costa del trabajo de las mayorías, preservar la “paz social” es hacerle el juego no solo a la derecha si no a los dueños de esta democracia. Por el contrario, como ha demostrado la historia, las calles son el único lugar donde se juega nuestro destino. Y hay que defender y ejercer el derecho a ganar las calles.

Gastón Remy
Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.