Privilegios de salud que se vuelven privilegios de clase. Reflexiones sobre la urgencia de testeo al personal de salud.
Domingo 19 de abril de 2020 15:47
Desde el inicio de la semana en los hospitales, por lo menos en la provincia de Buenos Aires, sólo se toman como “casos sospechosos de Covid- 19” a aquellos pacientes que tienen síntomas. Es decir, que tiene fiebre, tos o dolor de garganta o aquel que tiene dificultad para respirar pero sin fiebre. No son hisopados ni mucho menos tratados como casos sospechosos aquellos pacientes que son asintomáticos.
A todos los trabajadores de la salud nos corre un frío en la piel porque tenemos una amplia protección con aquellos pacientes que cuidamos más por estar en el rango de “sospechosos”. Pero para unos sí, para otros no.
El paciente asintomático, este es el que más nos preocupa porque no tenemos las mismas medidas de protección para todo ese tipo de paciente que llega. ¿Y entonces? ¿Qué hacemos? ¿Cómo lo tratamos, cómo lo cuidamos?
El jueves pasado fuimos testigos de la clara decisión de la clase dirigente sobre el cuidado de los “héroes” de la salud pública en el combate contra el coronavirus, cuando se conoce la noticia del contagio de 15 trabajadores por Covid- 19 en el hospital Belgrano de la localidad de San Martín.
El gobernador Kicillof había visitado ese nosocomio. Y al salir a la luz esta grave situación, que ya lo veníamos anunciando porque se volvía irremediable en todos los centros de salud, le hicieron el hisopado.
“Por recomendación del cuerpo médico y dada la responsabilidad social que implica su cargo, el gobernador de la provincia de Buenos Aires se realizó el test para diagnosticar Covid-19… Si bien el gobernador no mantuvo contacto estrecho con casos confirmados, ni presenta síntomas, se decidió la realización de dicho test para llevar tranquilidad a los y las bonaerenses”, había informado el gobierno bonaerense a los medios.
En pocas horas, por supuesto, tuvo el resultado negativo. Sin ningún síntoma, solo por precaución.
Una vez público el resultado, todos respiramos tranquilos. Pero nosotros, los trabajadores de la salud, seguimos a la deriva en esta batalla contra la epidemia. Sin síntomas, como el gobernador, pero también sin los tests.
Me pregunto, me cuestiono ¿por qué a Kicillof sí y a nosotros no?, cuando somos los que estamos en primera línea de la batalla y podemos ser posibles vectores de la enfermedad.
Esta situación fue vivida con mucho odio, mucha bronca. El día sábado se confirmó la primera muerte de un trabajador de la salud, un enfermero internado en Cañuelas. Sin testeos a “la primera línea”, “los esenciales”; mientras ponemos nuestra vida en juego todos los días, la clase dirigente nos da vuelta la cara.
Vimos la situación del hospital Gutiérrez de La Plata, que tuvieron que salir por las redes sociales a denunciar que estaban con síntomas y que no les querían hacer el test porque no estaban dentro del rango de síntomas. O como lo que pasó en el Hospital Cestino de Ensenada, donde hubo un trabajador de la salud que no sabía que era sospechoso de Covid y luego del resultado positivo, quedaron aislados y en cuarentena 15 compañeros más, sin ser hisopados. Tuvieron que cerrar la terapia intensiva.
Está claro, hay vidas que valen y vidas que no.
Nuestras vidas valen. No podemos permitir que se cuestione nuestro accionar. Hoy las estadísticas arrojan que un 14 % de los infectados, a nivel nacional, somos de la salud. En la región de La Plata, Berisso y Ensenada llega al 32 %. Argentina lidera el ranking de personal de salud infectado con Covid- 19. Décadas de desinversión en el sistema público de salud en todos los niveles de gestión de todos los gobiernos. Desinversión en estructura, precarización y explotación laboral. Lo decimos una y otra vez.
Queremos trabajar en condiciones óptimas, con los insumos necesarios, con el personal suficiente para enfrentar la pandemia.
No queremos ser mártires por nuestras muertes. No queremos ser héroes por nuestra condición de precarizados y atender a todos sin poder cuidarnos.