Un recorrido por las diferentes conquistas en lo que respecta a perspectiva de género en el sindicato más grande de la provincia. Como decimos desde el SUTE: “no estamos solas, estamos organizadas”. Somos una fuerza enorme, ¡que se haga oír!
Virginia Pescarmona @virpes
Martes 12 de octubre de 2021 08:00
Desde el 2017, año en que el FURS, del cual somos parte como Corriente 9 de abril/Lista Bordó, asumió la conducción del SUTE, hemos dado una batalla para que el proceso de recuperación del sindicato tuviera que ver con una perspectiva de género. Esto tuvo que ver con ser parte, en un gremio en el que el 80% somos mujeres, de la agenda de lucha el movimiento de mujeres y por los derechos de las mujeres trabajadoras.
A las mujeres nadie nos regaló nada. Y la crisis golpea sobre nuestras vidas con crudeza. Entre enero y junio de 2021 la línea 144 recibió más de 50.000 denuncias por violencia. Sin embargo, en Mendoza el presupuesto asignado para abordar este flagelo es de irrisorios 42 pesos por mujer.
«El SUTE recibe en promedio un pedido de acompañamiento por día en las Consejerías de Género. Articulamos redes, acompañamos.»
El SUTE recibe en promedio un pedido de acompañamiento por día en las Consejerías de Género. Articulamos redes, acompañamos. También se incorporó a las razones de ayudas sociales ( que mayoritariamentr se otorgan por cuestiones de salud) un subsidio para los casos de compañeras que necesiten asistencia económica en una situación de violencia de género. El acompañamiento implica también contar con Psicólogas que trabajan estas temáticas. Todo con esfuerzo militante y poniendo a disposición los recursos del sindicato. Pero incluso eso, todo esto, sabemos que no alcanza. Por eso es parte de la línea gremial de nuestro sindicato la exigencia permanente de la declaración de emergencia en violencia de género. Porque entendemos que el estado es responsable.
Cómo parte de estás peleas, esta conducción tuvo que tomar una medida inédita en el sindicalismo, pero que habla de coherencia: separó temporariamente al secretario general, ante una denuncia por violencia de género, para garantizar un proceso de investigación sin privilegios, que garantice el derecho a denunciar, acompañar a la mujer que denuncia y el derecho a defensa.
Hemos conquistado en las Juntas de Clasificación la prioridad en los traslados para situaciones en las que para una compañera la única manera de salirse de la situación de violencia sea cambiando de escuela, de distrito, de departamento o incluso de provincia. Para esto hizo falta modificar un aspecto del estatuto que siempre es reaccionario, que es la división y desigualdad entre titulares, suplentes y cargos vacantes. Esta es la única manera de garantizar que el derecho al cuidado y resguardo de la mujer no discrimine por situación de revista: la prioridad es resguardar a la compañera sea titular, suplente, cargo vacante, cambio de función o el lugar que ocupe en la DGE.
Pero hubo más. Mucho más.
Hicimos un multitudinario Congreso regional de ESI que fue histórico. No basta con tener una ley. Peleamos por una aplicación en toda la provincia, en todos los niveles de la ESI y valoramos el esfuerzo, creatividad e iniciativa de trabajadores y trabajadoras de la educación que garantizan el derecho al acceso de la ESI de sus estudiantes, aunque el estado no lo haga.
También se garantizaron capacitaciones en ESI, situaciones emergentes, abuso, etc, permanentes en los departamentos y a nivel provincial con puntaje, sabiendo que el estado no capacita como corresponde.
Se peleó y conquistó en paritaria la Reglamentación de la licencia por violencia de género, un derecho y una necesidad.
Todo esto junto a una permanente intervención ante cientos de denuncias. Ahora se está terminando de elaborar un protocolo específico de prevención, acompañamiento, abordaje y erradicación en casos de discriminación, acoso y violencia por razones de género contra mujeres y personas lgtb+ al interior del sindicato unido de trabajadorxs de la educación. El texto final será debatido en asambleas escolares.
También hay que destacar la participación en movilizaciones cada 8 de marzo, el acompañamiento a las familias y comunidades que buscan a sus chicas y la masiva participación del SUTE con una enorme movilización en el Encuentro de mujeres de La Plata. Por Abigail, Florencia Romano o como las maestras de Lavalle que siempre buscaron a Johana y Soledad, siempre hemos sido parte de las acciones del Ni Una Menos.
Esta orientación también implicó estar ante cada ataque patronal que intentó amordazarnos, como los debates por el lenguaje inclusivo.
Toda esta actividad no ha sido por decisión individual, sino como parte de la pelea por la orientación del sindicato de conjunto en los Plenarios de línea gremial, y en los Plenarios extraordinarios, de cara a las escuelas de toda la provincia. Y también en los homenajes y reivindicaciones honorarias de cada plenario. Cómo ejemplo basta mencionar que fuimos a paritar en medio de la pandemia en el predio del Le Parc levantando con rabia ante la injusticia y la complicidad policial, decenas de fotos de Florencia Romano.
Hacia los próximos plenarios de Memoria y línea gremial que se realizarán los 3 y 4 de noviembre tenemos el desafío de debatir ampliamente el proyecto de Protocolo, recibir aportes, sugerencias, correcciones y que sea producto del debate colectivo. Porque de eso se trata.
Como se expresa en los fundamentos generales del proyecto de Protocolo, "en año 2015 el sindicato como entidad de base de CTERA, asume el “Compromiso sindical para la erradicación de la violencia de género. Lineamientos generales y herramientas para abordar la violencia de género y la participación de las mujeres en condiciones de igualdad desde las organizaciones sindicales.”
Desde el mismo año, el SUTE firma en paritarias la creación de una licencia por violencia de género, y en el año 2017 se re-asume este compromiso exigiendo y conquistando en 2021, la reglamentación de la ley de licencia por violencia de género y generando dispositivos de acompañamiento en toda la provincia a través de las consejerías de género. ".
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En ese documento se define que "entendemos que la perspectiva de género implica visibilizar las desigualdades y jerarquías que existen entre varones, mujeres y disidencias en este sistema capitalista-patriarcal. Por lo tanto es parte de la política que debe desarrollar el sindicato e implica poner en consonancia las definiciones ideológicas con las prácticas cotidianas. La lucha por nuestros derechos como clase trabajadora se corresponden con la pelea por terminar con toda forma de opresión. Entendemos al machismo patriarcal como herramienta de opresión en este sistema y por lo tanto es parte de la lucha de la clase trabajadora por su propia libertad".
«Es evidente que el enorme movimiento de mujeres del cual somos parte las trabajadoras de la educación, 80% de nuestro gremio, que emerge en Argentina y en gran parte del mundo, ha puesto en cuestión todo»
Es evidente que el enorme movimiento de mujeres del cual somos parte las trabajadoras de la educación, 80% de nuestro gremio, que emerge en Argentina y en gran parte del mundo, ha puesto en cuestión todo. Pero también sabemos que el patriarcado no se cae por decreto. Por eso ante el sinfín de penurias y vejámenes que siguen sufriendo las mujeres y disidencias, se trata de asumir el compromiso activo de luchar contra esto.
El funcionamiento de las Consejerías de Género en el sindicato, desde el día cero, no sólo ha permitido desarrollar una enorme tarea de acompañamiento y capacitación, sino contar con información cuantitativa y cualitativa que permitió pelear la reglamentación de la licencia. El propio gobierno tuvo que reconocer que no tenía dimensión de la problemática y que no hay datos serios al respecto.
Es una realidad que nos atravesó la pandemia en las iniciativas que estaban planteadas. Esto complicó, pero se puso todo el esfuerzo para que las consejerías sigan en pie, junto a una decisión política de la conducción del sindicato de mantener activo y abierto el sindicato desplegando una gran tarea social, sobre todo porque miles de trabajadores y trabajadoras de la educación se estaban quedando sin horas, sin doble turnos, etc.
Con la fuerza de la historia y la convicción de otro futuro
El sindicato tiene una potente historia de lucha colectiva y de nombres propios. Las maestras del Mendozazo, la resistencia en colegios y facultades a la Dictadura, nuestras desaparecidas, las maestras del ´19. Es parte de nuestra historia la primer candidata a presidente del país (1928), cuando aún ni siquiera había voto femenino. Las desobedientes de Angélica Mendoza, Florencia Fossatti y otras.
La docencia tiene historia de lucha y nombre de mujer.
En Argentina 8 de cada 10 docentes son mujeres. El sector asalariado feminizado más numeroso de todo el país, superando el personal doméstico y de la salud. Estamos hablando de una fuerza social inmensa, poderosa, con enorme despliegue en el territorio nacional e inserción social.
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Pero desde sus comienzos se ha forjado una enorme contradicción: es escasa la representación femenina en los espacios “de poder”. Es claro que el tiempo que requiere la militancia, la responsabilidad sobre hijos y tareas del hogar, más el cansancio propio de estar todos los días en las escuelas, aleja a muchas mujeres de los ámbitos de la política, de la actividad sindical.
Por eso decimos que nuestra lucha como mujeres no termina en el elemental reclamo del derecho a sobrevivir y transitar espacios libres de violencia, sexismo y discriminación, sino que recuperar un sindicato bajo un programa antiburocrático, de independencia de clase, combativo también tiene que estar en estrecha relación con garantizar la participación político-sindical de las mujeres y personas LGBT+. Para eso hay que desplegar medidas concretas que lo garanticen.
Una tarea es abordar la cuestión de la violencia, desnaturalizar las prácticas machistas, hacer de cada compañera protagonista.
Como propone el Protocolo, proponemos “establecer los mecanismos institucionales para abordar las denuncias y consultas sobre esta problemática desde la perspectiva de la celeridad y credibilidad en la víctima que denuncia, eficacia, empatía, contención, escucha activa, no victimización y re - victimización, no tutelaje, accesibilidad, imparcialidad”. Es lo mínimo que debemos propiciar.
Defender el SUTE recuperado y pelear por más perspectiva de género
Todos y todas sabemos que hay una crisis profunda en curso. Que nuestro destino esté atado al FMI anticipa que querrán imponer más saqueo y miseria a la clase trabajadora. Y esto implica que las mujeres y las infancias se lleven la peor parte. Pero la fuerza de las mujeres en las calles, junto a nuestros compañeros, como cuando salimos a defender la educación pública, acompañando a la salud, defendiendo la 7722 y los bienes comunes o junto a nuestros compañeros y compañeras de las viñas y bodegas y enfrentando cotidianamente la precarización y la decadencia de las condiciones de vida, es el camino a profundizar.
Por eso no es lo mismo quien esté al frente del sindicato más grande de la provincia.
Vamos a pelear por defender esta orientación para el SUTE, contra las corrientes que quieren volver a tomar el sindicato para enriquecerse, para sus propósitos personales, para atar el sindicato a los gobiernos de turno. Que nuestro derecho a decidir empiece a imponerse organizándonos en cada lugar de trabajo, desplegando el debate en las asambleas, que no nos arrebaten el derecho a decidir. La defensa del sindicato recuperado también es el de la democracia sindical y la posibilidad de poder, junto a nuestros compañeros y compañeras de cada escuela, debatir cómo salir a luchar por una salida de la clase trabajadora frente al saqueo de nuestras vidas y nuestro futuro que quieren imponer.
«Las conducciones anteriores Celestes o su versión Azul Naranja o similares pretenden hacer de los sindicatos una sucursal de los partidos que ajustan, y hambrean. Esas corrientes defienden que haya en los ministerios personajes como Manzur, un antiderechos de las mujeres y las niñas declarado. Un funcionario que obligó a parir niñas. Nosotros y nosotras, en cambio, queremos ir por más en la pelea por nuestros derechos»
Las conducciones anteriores Celestes o su versión Azul Naranja o similares pretenden hacer de los sindicatos una sucursal de los partidos que ajustan, y hambrean. Esas corrientes defienden que haya en los ministerios personajes como Manzur, un antiderechos de las mujeres y las niñas declarado. Un funcionario que obligó a parir niñas. Nosotros y nosotras, en cambio Queremos no solo continuar, sino ir por más en la pelea por nuestros derechos.
Ya conquistamos una Comisión de la mesa paritaria específica para temas de género. Queremos más. Queremos seguir peleando por el reconocimiento de todos nuestros derechos ligados a la no discriminación, a la salud sexual y reproductiva, a la prevención y erradicación de la violencia, a la formación continua y con perspectiva de género, a la real implementación de una Educación Sexual Integral laica, científica y con perspectiva de género en todo el sistema educativo, entre otras demandas.
Necesitamos más presupuesto, más profesionales, más asistencia, protocolos más eficaces, acompañamiento permanente.
Después de más de un siglo de sistema educativo formal, seguimos levantando reclamos tan básicos como cubrir la canasta familiar, jardines maternales y escuelas infantiles en todos los ámbitos de desempeño de las trabajadoras de la educación y durante su formación. Cuestiones elementales para que una fuerza laboral inmensa y predominantemente femenina tenga derecho a acceder a más educación, a la participación en la cultura, en la vida sindical y política.
Es por todo esto que las mujeres debemos continuar con nuestra lucha que es en las calles, sumando fuerzas, aliados, apostando a la organización en nuestros lugares de trabajo, de estudio y los barrios. Como decimos desde el SUTE: “no estamos solas, estamos organizadas”.
Somos una fuerza enorme, ¡que se haga oír!
Virginia Pescarmona
Docente, Corriente 9 de abril/Lista Bordó, Mendoza