Editorial en Pateando El Tablero, la izquierda en radio, 101.7 Jujuy FM y por dúplex en FM Estylo 105.3 La Esperanza.

Gastón Remy Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.
Miércoles 26 de mayo de 2021 21:49
A casi un mes de las elecciones provinciales del 27 de junio la distancia entre la realidad y los anuncios de los partidos tradicionales pareciera no tener límites.
El gobierno apuesta al reestreno de proyectos presentados una y otra vez. La obra de la ruta 34 que ya cumplió cinco años y apenas tiene finalizado el 53%. Entendimientos por fábricas de baterías de litio. A los firmados años atrás con una firma italiana ahora se presentó otro con una empresa china. ¿Volverán a recorrer las vías del tren que uniría la Quebrada con el Machu Pichu?
Tal vez, el anuncio transformado en Ley de compra de 1 millón de vacunas contra el covid-19 a China sea lo menos lejano. Pero como dijo el propio Gerardo Morales en la TV, “probaremos si las provincias pueden comprar”. Para ello habrá que esperar al menos hasta el mes de julio. Lo que si podemos adelantar es que los bloques mayoritarios votaron en contra de la propuesta del Frente de Izquierda por mantener sesiones permanentes de la Legislatura para que el pueblo pueda conocer cómo se ejecuta cada compra de vacunas y no termine siendo un cheque en blanco para el gobierno.
Dentro de una burbuja (no educativa) transcurre la interna del PJ. Entre fuertes cruces entre sus integrantes, en distintas listas que ahora compiten pero en otras oportunidades fueron todos juntos con la cabeza del presidente del partido que hoy varios cuestionan. ¿Esto no es hacerle el juego al bipartidismo? De última lo que estamos viendo es una competencia de colectoras a cielo abierto. (¿Volverán a reunirse en la mesa de patrón en la PASO de este año o en 2023?) Además repiten slogans de campaña que solo muestran sustantivos: trabajo, salud, educación. ¿Será que explicar cómo los van a concretar los lleva a tener que hablar de las promesas no cumplidas del gobierno de Alberto Fernández?
Mientras tanto transcurre la realidad de miles que no llegan a fin de mes. Cada día hay más familias que tienen que asistir junto a sus hijos y ancianos a los comedores y merenderos de los barrios populares.
Pero ante el hambre no se le puede echar la culpa a la inflación como si fuera un fenómeno impersonal ante el cual todos nos vemos afectados por igual. Ya explicamos en esta columna que las principales empresas de alimentos del país han mejorado sus ganancias desde 2020 hasta ahora. Ledesma un 640 % y Arcor un 570 %. Por eso, hay que identificar a los responsables del hambre en aquellos que despidieron trabajadores en plena pandemia, fijaron paritarias por debajo de la inflación y jubilaciones muy por detrás de la indigencia y eliminaron el IFE que llegó el 25 % de la población. Esta medida recordemos fue en pos de asegurar fondos públicos para el pago de la deuda a los buitres financieros. Entonces, encontramos a empresarios, gobiernos y dirigentes sindicales tradicionales poniendo la firma a esta realidad de hambre.
Son ellos y ellas a quienes vemos ahora acompañar actos de campaña de la política tradicional y hablar de otras cosas. No sea que pongan sobre la mesa sus responsabilidades, ¿no? De aquí que, tal vez, estemos ante una campaña desabrida como califican algunos editores de la provincia. Pero también no podemos descartar que ante la brecha de las necesidades, expectativas frustradas y todo los malestares causados por la pandemia se puedan estar gestando fuerzas sociales que impugnen a este régimen de los partidos tradicionales que gobiernan históricamente para los ricos. Las tendencias de fondo en la región apuntan en esa dirección. Chile, Perú, Colombia, tienen cada uno a su manera, un rechazo mayoritario a regímenes que profundizaron la desigualdad social. Si en la Argentina aún no llegó a las calles es por el desvío que inició el justicialismo con la excusa de echar a Macri en las urnas (“hay 2019”). Sin embargo, gobernar bajo las órdenes del FMI y sin afectar los intereses del capital más concentrado tiene costos sociales. El asado que nunca volvió (y difícilmente lo haga) es un claro testigo de la situación.
En el país vemos cómo va saltando la bronca que gana las calles en distintos puntos del continente, las y los trabajadores de la salud de Neuquén, los rurales del citrus de Tucumán o los de Ledesma que realizan ollas populares, los vitivinícolas de Mendoza y Salta, entre otros, que se suman a la bronca que explotó de las mujeres y la juventud estos últimos años. ¿Conclusión? Vamos a tener que luchar, esto no va a cambiar solo, y esas luchas estarán más fuertes si hay bancas de la izquierda y del pueblo trabajador, como así también será un mensaje a los poderosos que hagamos una gran elección.

Gastón Remy
Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.