Contra quienes menos tienen. En la plaza donde protesta la CGT, la Policía amenazó con robarle mercadería a vendedores ambulantes

Faltaba un cuarto de hora para las 10 de la mañana. La concentración convocada por la CGT empezaba a armarse en la Plaza Lavalle de la Ciudad de Buenos Aires, frente a los Tribunales de la Nación. Pecheras de sindicatos y grupos de trabajadores que llegaban desde diferentes lugares. Entre ellos, referentes del sindicalismo combativo y la izquierda que movilizaron para exigir paro nacional y plan de lucha contra el ajustazo de Milei. Y, lógicamente, la aparición de laburantes cuentapropistas e informales que intentan hacer una pequeña diferencia en sus ingresos aprovechando la masividad.

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El acuerdo entre el Gobierno nacional y el porteño, que conduce Jorge Macri, para reprimir la protesta social llega a niveles tan perversos que ni siquiera las y los vendedores ambulantes se salvan. Eso es lo que pasó en la esquina de Libertad y Lavalle con una familia que estaba montando un pequeño puesto de choripanes y bebidas.

"La Policía me quiere robar la mercadería". Efectivos requisan a vendedores de la Ciudad de Buenos Aires pic.twitter.com/RhTNmoVJlO

— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) December 27, 2023

Primero una decena de efectivos de la Policía de la Ciudad rodeó el puesto. Enseguida se sumaron cinco motos de la fuerza, que completaron el “cerco” sobre los vendedores. El objetivo era que no armaran el puesto sobre el cordón de la vereda, como suele hacerse siempre ante cualquier manifestación en el espacio público. Buscando no ser hostigados por la Policía, los vendedores decidieron cruzar la calle y armar el puesto sobre la plaza.

Mientras se trasladaban de un lugar a otro, una de las mujeres amedrentadas por la fuerza represiva lanzó una definición contundente: “No me van a robar nada a mí, me quieren robar”. Sin dudas sabe de lo que habla, ya que es “normal” que el Estado se quede con aquello que es decomisado en operativos contra quienes menos tienen, como es el caso de las y los vendedores informales que día a día patean la calle en busca de llevar un plato de comida a sus casas.