Desde el martes comenzó un paro por tiempo indeterminado que se extendió al resto del país. La especulación por un aumento de precios, la cuestión de fondo en la falta de combustible.
Maximiliano Olivera @maxiolivera77
Miércoles 22 de junio de 2022 20:09
Desde el martes 21 la Asociación de Transportadores de Cargas de Tucumán (ATCT) realiza un paro por tiempo indeterminado ante la falta de gasoil. Tucumán es una de las provincias donde el abastecimiento del combustible es crítica desde principios de mes y pese a las promesas del jefe de Gabinete Juan Manzur y el gobernador Osvaldo Jaldo, el conflicto escaló. Desde hoy la medida de los transportistas se extendió al resto del país y en la provincia de Buenos Aires el ministro Sergio Berni amenazó con detener a quienes se manifestaron.
La primera jornada del paro derivó en un conflicto con represión policial en las inmediaciones del ingenio La Florida. Con versiones cruzadas, el ingreso de un camión motivó un cruce entre trabajadores del ingenio y transportistas, a lo que la policía respondió con balas de goma y la detención de 10 personas. El empresario Jorge Rocchia Ferro, titular de Los Balcanes y propietario del ingenio, vociferó en los medios contra el paro, buscando un enfrentamiento entre los azucareros y los transportistas inclusive planteando que podrían haber nuevos enfrentamientos. Desde la ATCT denunciaron que el empresario extorsionó a sus empleados con no pagar sueldos ni aguinaldo para provocar un cruce.
En tanto el Centro Azucarero Argentino informó la suspensión de la zafra, planteando que “la ruptura de la cadena de cosecha-transporte-molienda de la caña” implicará un problema en la producción y “la caída de empleos y servicio comprendidos en ello”. Tanto Rocchia Ferro como Emilio Luque (dueño del ingenio Concepción, el principal de la provincia) hicieron foco en que serán los salarios y puestos de trabajos los que estarán en riesgo, no sus ganancias.
La especulación empresaria como telón de fondo
El Gobierno viene centrando la explicación de la falta de gasoil en el aumento de la demanda mientras que los especialistas también hablan de la escasez de divisas para hacer frente a la importación del combustible (se estima que el 30% del gasoil que se consume en el país es importado).
Lo que subyace es que por la suba del precio internacional se desvía la producción hacia la exportación y, por la brecha con los valores locales, las grandes petroleras optan por la especulación desabasteciendo las bocas de expendio. Incluso desde sectores empresarios se denuncia un “mercado negro”, que da cuenta de esta especulación, incluso después del último aumento de precios autorizado por el Gobierno.
Las industrias, incluyendo las citrícolas y los ingenios, no tienen problema en el abastecimiento de gasoil ya que compran a granel (mayorista), precio que rige también para los transportistas.
Una salida obrera ante los planes patronales
Los planes empresarios buscan descargar esta crisis sobre el pueblo trabajador ya sea por la vía de la especulación en el aumento de los precios o directamente atacando los salarios y puestos de trabajo en el azúcar y el citrus, como adelantan Rocchia Ferro y Luque. La búsqueda de un enfrentamiento con los transportistas -sector donde también avanza la precarización y tercerización- es funcional a este objetivo patronal.
Esta división también es lamentablemente avalada por la FOTIA, que lejos de discutir y movilizar a los trabajadores para que se garantice el salario, acta el “día no trabajado, día no pagado” que menciona Rochia Ferro y propicia un enfrentamiento con los transportistas. Similar actitud manifestó Remache Ferreyra de la UATRE, comenzando a hablar “otro día perdido” donde no se pagará un jornal.
Desde el sector de transportistas también se plantean medidas que son regresivas y pro patronales como el “fin del cepo al combustible, la actualización de tarifas y la inclusión de una cláusula gatillo para que las tarifas se actualicen en proporción a los aumentos del combustible” que plantean desde Transportistas Unidos de Argentina (TUDA). Esto implicaría un aumento del precio de combustible y también un aumento de la tarifa de transporte que se traslada al bolsillo popular, que no traería beneficio para los pequeños transportistas que están afectados por la especulación petrolera.
Frente a la especulación empresarial, que enfrenta a unos con otros, hay que unir a los trabajadores para atacar los intereses del capital concentrado planteando una salida de fondo con la nacionalización bajo control obrero de las principales empresas de petroleras, garantizando energía barata al pueblo trabajador, autónomos y pequeños transportistas.