Este jueves nos reunimos con familiares de Ignacio Seijas, Alan Maidana y Fernando Leguizamón para conversar sobre la lucha por justicia que vienen dando, la escalada represiva que estamos atravesando y la necesidad de dar una pelea en común.
Viernes 14 de agosto de 2020 11:08
Alan Maidana tenía 19 años. El 24 de mayo el efectivo de la policía federal Germán Bentos lo mató por la espalda cuando volvía a su casa de Berazategui, después de ver a su novia. Fernando Leguizamón tenía 31 años y cinco hijos. El 22 de junio el policía bonaerense Rodrigo Valdez lo acribilló en Quilmes acusándolo de un robo que el agente supuestamente había sufrido minutos antes. Ignacio Seijas tiene 17 años. El sábado 20 de junio perdió un ojo por los balazos recibidos por policías que entraron, por equivocación, a allanar su casa en Villa Albertina.
Todos jóvenes, todos hijos del pueblo trabajador. De la noche a la mañana sus familiares y amigos, en medio del dolor, tuvieron que salir a luchar por justicia, contra el gatillo fácil y la brutalidad policial.
Después de meses de pelea en común, y de participar en distintas instancias como la Audiencia contra el gatillo fácil y la brutalidad policial impulsada por el Diputado Nicolás del Caño y la Legisladora Myriam Bregman del FIT Unidad, decidimos reunirnos para intercambiar experiencias, analizar la situación en la que se está produciendo esta verdadera escalada represiva y avanzar en coordinar nuestros reclamos. También formó parte de la charla el compañero César Gómez, del PTS en el FITU, que viene acompañando a la familia de Ignacio Seijas.
Los padres de Ignacio Seijas comenzaron contando los hechos en que un grupo del GAD ingresó brutalmente a su casa, confundiéndola con otro domicilio que debían allanar, circunstancia en la que el subteniente de la bonaerense David Daniel disparó los perdigonazos por los que el joven perdió un ojo. Producto de su lucha, que llevó a que la carátula cambiara a “tentativa de homicidio”, el policía está preso. “Son asesinos con licencia para matar, tenemos que parar esto” sostuvieron. Posteriormente comentaron que Ignacio necesita una cirugía porque un perdigón de goma quedó incrustado en su ojo motivo por el que lanzaron una campaña de exigencia al Estado, como responsable de los hechos, y de recolección de fondos.
Los siguió Walter, tío de Fernando Leguizamón y obrero de Cresta Roja en lucha, que relató los hechos en que el policía de la Comisaría Primera de Quilmes Rodrigo Valdez, junto a su esposa también policía y un grupo de civiles, baleó y remató en el piso a su sobrino acusándolo injustamente de un robo que habría ocurrido minutos antes. Walter también se refirió a los múltiples mecanismos de encubrimiento de la bonaerense y denunció que la fiscalía aún no contestó un escrito en el que su abogada, María del Carmen Verdú de CORREPI, solicitó que se informara si Fernando aparece como víctima o imputado en la causa.
Luego fue el turno de Mariana, mamá de Alan, que contó como su hijo volvía en bicicleta de la casa de la novia con unos amigos cuando recibió un balazo del policía federal Bentos, que había comenzado a disparar desde su coche cuando otro joven del barrio pateaba botellas que habían pegado en el auto. “Logramos que esté preso, pero vamos a seguirla porque no sabemos qué va a pasar hasta el juicio”. Además Mariana comentó con indignación las declaraciones del abogado de Bentos quien sostuvo que su defendido “lo había confundido con un chorro por usar ropa deportiva” y denunció la estigmatización de la juventud y la utilización de la cuarentena para justificar la brutalidad policial.
Llegados a este punto les conté la dura pelea que me tocó vivir desde el momento en que el policía José Salmo me baleó y me dejó en una silla de ruedas, cómo tuve que enfrentar el encubrimiento de la bonaerense y la impunidad de la justicia y la importancia que tiene por eso la unidad con los otros familiares de víctimas y los organismos de derechos humanos. Pero también la necesidad de unirse con las organizaciones obreras y estudiantiles y las fuerzas políticas que enfrentan la represión y la impunidad, porque las víctimas del gatillo fácil son hijos del pueblo trabajador y porque esas mismas fuerzas que matan a nuestros pibes en los barrios son usadas para reprimir a los trabajadores y sectores populares cuando salen a luchar por sus legítimos derechos como vimos tantas veces y en particular en los últimos tiempos con los obreros de Penta.
El "empoderamiento" de la policía y sus consecuencias
Otro aspecto que charlamos fue que mi caso de gatillo fácil ocurrió en momentos en que el entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires Carlos Ruckauf alentaba a la policía a “meter bala” y llenaba de policías el GBA con el argumento de la “lucha contra la inseguridad”, pero con el propósito real de imponer el terror sobre los pibes de las barriadas en plena crisis del 2001 y reprimir a los trabajadores ocupados y desocupados que salían a luchar. El saldo del “meta bala” fue un trágico record de casos de gatillo fácil y más de treinta muertos en las jornadas del 19 y el 20 de diciembre de 2001.
Esta discusión nos llevó a analizar la situación actual en la que los gobiernos nacional y provinciales otorgaron aún más poder y atribuciones a las fuerzas represivas desde el inicio de la cuarentena. Debatimos cómo este nuevo “empoderamiento” y las arengas a favor de la mano dura del Ministro de Seguridad Berni ya tuvieron como consecuencia 67 personas muertas por gatillo fácil y otras formas de violencia policial (según datos del Obserbatorio Antirrepresivo de La Izquierda Diario) y hechos terribles como la desaparición de Facundo Astudillo Castro. En ese marco también conversamos sobre la profundización de la crisis económica y el peligro de que estas fuerzas sean utilizadas para reprimir los reclamos del pueblo trabajador
Ante esta situación nos planteamos la necesidad de reforzar la pelea por justicia que estamos llevando adelante que va de la mano con pararle la mano a la escalada represiva que estamos atravesando. Por eso vamos a redoblar la colaboración en cada uno de las medidas que llevemos adelante por justicia por nuestros pibes y acordamos una participación común en la Marcha contra el Gatillo Fácil y la Represión Estatal que se llevará adelante el 26 de agosto en La Plata, en la Jornada Nacional por Salud, salario y contra el gatillo fácil que impulsan el sindicalismo combativo y la izquierda y en el Encuentro de Estudiantes Universitarios del Conurbano que se llevará adelante este fín de semana.
Además acordamos impulsar la campaña para juntar 150.000 Pesos para la intervención quirúrgica que necesita Ignacio Seijas, al mismo tiempo que el Estado, responsable de los hechos, se haga cargo.
Por último, y tratando de avanzar en el camino de una lucha unificada, acordamos repetir este encuentro invitando a otros familiares y organizaciones que participan de la lucha que estamos llevando adelante.
Carla Lacorte
Carla Lacorte nació el 4 de enero de 1971 en la Ciudad de Buenos Aires. Su padre Miguel Angel murió fusilado en el Estadio Nacional de Chile en septiembre de 1973 tras ser detenido mientras resistía el golpe de Pinochet en el Cordón Industrial de Vicuña Mackenna. Junto a su madre, que escapaba de la represión del Proceso, se radicó en Quilmes. A la salida de la dictadura tuvo una activa participación en el centro de estudiantes del Colegio Nacional de esa ciudad. Integra el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos y milita en el PTS desde el año 2000. Estudiaba Ciencias (…)