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Red Internacional
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OPINIÓN. Golpeen a Cano, pasatiempo del verano

En los últimos días cobraron aire las versiones de nuevos liderazgos en la versión tucumana de Cambiemos. Descolocado, el radical aseguró que se anota para la pelea del 2019.

Maximiliano Olivera @maxiolivera77

Martes 27 de febrero de 2018

Sin iniciativa, respondiendo a las ajenas. Así se podría definir el estado de situación de José Cano en estos dos meses. Los tiempos donde era el niño mimado de Cambiemos, con sus brazos en alto proclamando que era la alternativa a la larga década alperovichista, resultan lejanos. Ahora resurgen nombres y se anotan otros para disputarle el liderazgo opositor que se trasladará a las elecciones ejecutivas provinciales de 2019.

Desde 2009 Cano es la cabecera de coaliciones opositoras, algo que puede interpretarse como una trayectoria persistente digna de ser reconocida. Pero también puede catalogarse como el rostro de sucesivas derrotas, alguien que ya alcanzó su techo hace tiempo y que no puede hacer otra cosa que caer. Quizás esa es la idea que domina los cálculos de quienes se anticipan y plantan bandera en la carrera electoral.

Resuenan los nombres de Domingo Amaya, Alfonso Prat Gay y Silvia Elías de Pérez, quienes han blanqueado, en diferentes medidas, sus intenciones. Si no reducimos la disputa al plano electoral, podemos incluir a Germán Alfaro, quien desde la intendencia capitalina ha construido poder propio.

Veamos el primer nombre. La alianza con Domingo Amaya en 2015 puede definirse como un parteaguas en la carrera política de Cano. El entonces intendente capitalino venía de romper con José Alperovich y como candidato a vicegobernador del radical fue un envión importante pero no suficiente. Como figura de la pata peronista, el Colorado quedó relegado tras el ascenso de Alfaro como nuevo intendente. Acaso de premio consuelo, ocupó el cargo de secretario de Vivienda de la Nación. Sin lugar en las legislativas de 2017, Amaya jugó al despiste afirmando que no lo invitaron a ser parte de la campaña, capacidad de daño revertida por el arrastre de votos que Alfaro desplegó hacia octubre.

El segundo es un outsider en la política local. Como desentendiendose de sus intenciones Prat Gay afirmó en una entrevista que es una “idea cariñosa” ser gobernador de Tucumán. Recibido por los brazos generosos de Alfaro, el ex ministro de Hacienda piensa que puede explotar el porte de su apellido ligado a la industria azucarera (que también tiene puntos oscurisimos) y ser un gran polarizador con el peronismo. Con respaldo del eterno operador Enrique “Coti” Nosiglia, Prat Gay fue uno de los disertantes invitados a la primera cumbre nacional de la UCR (donde, dicho sea de paso, Cano viene de perder la pulseada para ser el titular del Comité Nacional) realizada la semana pasada.

Días atrás, el sitio La Política Online afirmó que la intención del núcleo macrista es forzar una interna entre Cano, Amaya y Prat Gay. El sentido de esta versión es transmitir que nadie tiene el lugar asegurado, es decir, que Cano no tiene el lugar asegurado. ¿Una realidad o un ardid para que el diputado ‘trabaje’ mejor el territorio?

Como si fueran pocos, algunas carteleras amanecieron con la frase “Todo es posible juntos”, en estricta estética cambiemita, y la imagen de Elías de Pérez. La senadora tiene como handicap haber encabezado el acople más votado en la Capital. La distancia con Cano fue evidente cuando éste atravesó semanas turbulentas con las denuncias por corrupción en el Plan Belgrano. Elías de Pérez, que ha hecho de la “anticorrupción” un perfil propio, no salió a respaldarlo a su correligionario, mientras sigue manteniendo una agenda propia para sostenerse en el panorama político. Si bien para algunos las ambiciones de la senadora puede amplificarse hasta el sillón de Lucas Córdoba, lo más realista es aspirar a ser una contendiente en la puja por la intendencia capitalina.

Cano también tiene una pelea interna en el radicalismo local que aporta su grano de arena en el desgaste. El grupo del legislador Ariel García hace política entre los correligionarios y su aliado Fernando Valdez se reunió la semana pasada con el mendocino Alfredo Cornejo, máxima autoridad partidaria, para pedirle una UCR que contenga a todos. Lo acompañó la diputada nacional Teresita Villavicencio, que integra el bloque Evolución de Martín Losteau.

Con sus declaraciones, da la sensación de que Cano no logra salir de las vacaciones. Como quien pelea contra viejos fantasmas afirma que el Plan Belgrano si existió o habla de las elecciones de 2015; con desgano dice que él se anota para el 2019, que si hay otros nombres todo suma y hasta accede a sacarse una foto con Prat Gay. Explica, y en política el que explica pierde.

En medio de estas prematuras candidaturas, Cano carga con un desgaste que trasciende sus sucesivas derrotas. Los dos años de macrismo han esmerilado su figura, por un lado como titular de un plan de obras que fue más plan que obras, y por otro como la cara tucuman del ajuste a nivel nacional. El hecho más nítido fue la defensa que el radical tuvo que hacer de la reforma previsional, a días de asumir como diputado.

Si habló de anti corrupción, Cano tuvo sus propias denuncias como funcionario nacional; si prometió obras, poco tuvo para mostrar; si fue la cara del “pobreza cero” también fue la de los tarifazos, los despidos y el robo a los jubilados; si fue parte de la “revolución de la alegría”, ahora debe lidiar con el malestar social que crece y la desilusión que llega hasta votantes de Cambiemos. Los golpes a Cano no vienen solamente de sus aliados, sino que son la consecuencia esperable de dos años un gobierno para los ricos.