A más de cinco años de haber sido de denunciado, fue citado para este jueves el oficial mayor de Inteligencia infiltrado en la Agencia Walsh durante once años.
Jueves 22 de noviembre de 2018 03:01
Balbuena se hizo pasar por periodista de la Agencia Walsh hasta que en mayo de 2013 una interna policial sacó a la luz su condición de agente de Inteligencia de la Policía Federal Argentina, un buchón infiltrado en esa agencia de periodismo.
Durante once años, haciendo de “periodista”, entrevistaba a referentes sociales, políticos, sindicales, y de derechos humanos y conocía en detalle los movimientos de las organizaciones.
Mil espías ilegales amparados por el Estado
A raíz de la denuncia de los periodistas de la Agencia Walsh, acompañados por numerosas organizaciones del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y el patrocinio legal de Myriam Bregman, se puso en evidencia que Balbuena no era un caso aislado.
La diputada de la Ciudad por el PTS-FIT, Myriam Bregman, junto con Matías Aufieri, ambos también abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) son querellantes en la causa contra Balbuena que tramita en el juzgado de Sergio Torres de Comodoro Py.
La tarea de Balbuena y los mil espías siempre estuvo amparada por decretos que reglamentaron la “Ley Orgánica del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal Argentina” durante la dictadura Juan Carlos Onganía en 1967.
En enero de 2010 Marcelo Saín, entonces diputado de Nuevo Encuentro, denunció la existencia del Cuerpo de Informaciones de la PFA. Saín había dirigido la Policía de Seguridad Aeroportuaria y un día recibió un sobre anónimo en su domicilio con toda la información sobre la oficina de espías de la Federal.
Cuando en Página|12 hizo pública la denuncia contra “los intocables”, a Balbuena le quedaban todavía un par de años de trabajo secreto en La Walsh. Recién en mayo de 2013, y por otra filtración de datos surgida de la misma PFA, saltó la ficha de Balbuena y el escándalo se hizo incontenible.
Al espía lo investigan Gendarmería y los servicios
El Poder Judicial federal recurrió para sus allanamientos y pericias nada menos que a la Gendarmería Nacional, la misma fuerza que en ese momento, durante el gobierno de Cristina Kirchner, era protagonista del Proyecto X de infiltración y más tarde, comandada por el excarapintada Sergio Berni se encargó de reprimir cuanta protesta hubo y fue el responsable del famoso “gendarme carancho”.
Berni tenía además un infiltrado propio entre los manifestantes, coronel de inteligencia retirado del Ejército, que además ordenaba a los gendarmes, durante los cortes en Panamericana, arrojarse bajo los autos para inventarles causas a los manifestantes y detenerlos. No es difícil imaginar el resultado de los allanamientos a cargo de Gendarmería: nulo
Actualmente, parte de la causa cayó en manos de la Agencia Federal de Interligencia (AFI), para que perite computadoras de la Federal e informe el accionar de Balbuena. “Imposible confiar en ningún miembro de las cloacas de inteligencia”, denuncia Myriam Bregman.
“Cuando la verdad salió a la luz, la Policía Federal le abrió un sumario interno a Balbuena donde no se investigó prácticamente nada, salvo a las organizaciones ya espiadas por Balbuena. Centenares de fojas con artículos periodísticos de nuestras denuncias del espionaje, como si quisieran dar el mensaje que sólo saben investigar a las organizaciones y que no dejarán de hacerlo”, señaló la abogada querellante a La Izquierda Diario.
Burla: el “periodismo” era un hobby para Balbuena
Fueron pasando los meses y por la insistencia de los abogados querellantes, la Federal aportó algunos datos, no menos extravagantes.
Así lo describe Bregman: “Balbuena y sus jefes aseguran que su labor ‘periodística y militante’ era un hobby paralelo del que la Federal no supo por más de una década, pese a que el hobby le implicaba a Balbuena firmar notas con su verdadera identidad, e ir a toda marcha o actividad que casualmente eran objeto de espionaje de la Federal. Es más, el Comisario Mayor Roque Luna, jefe más alto de Balbuena en la Superintendencia de Delitos Complejos, llegó a informar en la causa que el hobby de Balbuena y su tarea como ‘Pluma’ Federal no se contraponían, cuando su función en la PFA era analizar información tal como cortes de tránsito a causa de manifestaciones, reunida, por ejemplo, por el “periodista” Américo Balbuena en la Agencia Walsh”.
Lo más grotesco, pero que desnuda la impunidad con la que actúan los espías ilegales es que Balbuena incluso llegó a reclamar a la Federal adicionales salariales por su título de periodista, tarea prohibida por la ley orgánica para los espías de esa fuerza. Un dato importante que surge de la investigación realizada por los abogados del CeProDH es que este cuerpo ilegal y delictivo de espías y buchones, posee ciertas reglas como la que los diferencia de los espías de otras fuerzas: los “servicios” que se infiltran en organizaciones sociales y políticas pueden tener otros “empleos”, a excepción de agencias informativas, o medios periodísticos.
Para muestra del poder autónomo que detenta el cuerpo de los “Pluma” de la Federal, vale un botón: Balbuena estaba citado a declarar para el jueves pasado, pero pidió una prórroga hasta tanto lo releve el jefe de la Policía Federal de la obligación orgánica de guardar reserva sobre sus tareas. Tras cinco años, se comprueba la escasa voluntad estatal y de la Federal para que la verdad salga a la luz, al no haber removido aún ese límite para que Balbuena hable con libertad, lo cual obviamente implicaría a toda la institución.
Pero además, cualquier agente de otro órgano nacional de inteligencia, debe ser relevado de guardar secreto por el presidente de la Nación. La Federal, en cambio, según su ley orgánica, se autocontrola.
Pasan los gobierno y aparecen más espías
A pesar del escándalo y las evidencias, hasta el momento los otros 999 como Américo Balbuena siguen "trabajando" en las sombras, probablemente calificados por sus superiores como “locuaces y colaboradores”, tal como reza el legajo del inefable Américo, mientras al Ministerio de Seguridad cada día lo salpica una nueva denuncia por ataques a las libertades democráticas.
Un proyecto legislativo presentado en el Congreso de la Nación en 2013 por Nicolás del Caño y la propia Myriam Bregman para eliminar toda esa normativa que ampara el espionaje ilegal, planteaba la inmediata disolución del Cuerpo de Informaciones, y desde entonces es cajoneado tanto por el peronismo en todas sus variantes, como por el actual bloque oficialista de Cambiemos.
Vale recordar que tiempo antes de esta denuncia, ya Bregman junto a numerosas organizaciones habían denunciado el Proyecto X, poniendo al descubierto ante millones el sistema de inteligencia de otra fuerza federal como Gendarmería Nacional contra militantes y luchadores sociales de todo el país, bajo el amparo del Ministerio de Seguridad de la Nación durante el gobierno kirchnerista.
Estudiando este expediente, los abogados del CeProDH han logrado poner algo de luz pese a las esperables trabas e investigaciones internas “dibujadas” por la misma fuerza a la que responde Balbuena, que ha escondido mucho más de lo mostrado.
En una de las órdenes internas que disponían movimientos de Balbuena y otros espías, hallaron la confirmación de otra denuncia por espionaje estatal que hace más de dos años realizara el mismo organismo junto a la directiva del Suteba Tigre: el espía infiltrado e identificado en una asamblea de esa seccional docente durante la dura huelga de 2017, resulta ser oficial mayor de inteligencia, al igual que Balbuena, del nefasto Cuerpo de Informaciones de la Federal.
Es clara entonces, la continuidad del espionaje sistémico inherente a las fuerzas federales desde sus inicios, mantenido y utilizado durante los gobiernos kirchneristas, y continuado sin dudas por el macrismo. Sin ir más lejos, el jefe directo de Balbuena en la División Análisis del cuerpo de espías, Comisario Inspector Alejandro Oscar Sánchez que había sido mandado a investigar en el marco del caso Balbuena, fue ascendido en enero de 2017 por Patricia Bullrich a la Dirección Antiterrorista de la Federal.
Con aquellos nuevos datos, hallados en este expediente, la legisladora del PTS-FIT y los abogados del CeProDH esperan avanzar en el otro expediente federal en que se investiga también a paso muy lento la infiltración a los docentes. Aseguran que lograrán ponerle nombre propio a algunos más de “los Mil” federales que junto a Balbuena se entrometen a espiar a todo sector popular que protesta ante el Estado capitalista.